Al 31 de julio, el índice principal de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) acumulaba en el período presidencial corriente 18,8% de rendimiento, con media anual de 3,37%. La frustración aumenta al ver los comparativos: el dólar subió 44% y, la Unidad de Inversión, (UDI) 24,5%. Es decir que la BMV arrastra pérdidas sexenales por partida doble, de 17,5% en dólares, y 4,6% en UDI. Su desempeño evidencia la pérdida significativa del poder de compra en términos de la referencia que se asume como la real, e inclusive no alcanza para resarcir la merma causada por la inflación general.
El punto de quiebre se dio en septiembre de 2014, cuando el interbancario a la venta oscilaba aún alrededor de 13 pesos y la bolsa acarreaba plusvalía de 9,5% en dólares. Véase en la gráfica que a partir de ahí se separaron las cuatro líneas inferiores: la de la divisa, que aceleró su ascenso; la del índice, que con ciertos vaivenes alcanzó al tiempo retornos nominales máximos de 22,2%; la de la bolsa en UDI, que dibujó un trazo casi horizontal, decepcionante, sobre la línea de cero, que llegaría incluso hasta -13,8% en mayo del presente, para recuperar algo del terreno perdido en los dos últimos meses; y la línea del mercado en dólares, que cayó a mínimos de -34,8% en enero de 2017, y que parece empezar a salir apenas de ese fondo en forma de canal en que se mueve desde agosto de 2015.
Fuente: Elaborado por el autor con datos de Banxico y Bloomberg
Como se visualiza, el índice S&P 500, en pesos, no tuvo parangón; con todo y las caídas de entre enero-agosto de 2017, y entre enero-abril de este año, su rentabilidad en el período es impresionante. Llegó a ser de 214,9% apenas en junio; resultó de 186.3% al corte, con media anual de 33,4%. La diferencia contra la BMV en pesos sí que ampolla, o regocija, según se vea.
Fuente: Elaborado por el autor con datos de Banxico y Bloomberg
Desempeño decepcionante en México y Brasil, llevadero en Chile
La frustración no es solo un caso local, aunque el nuestro es el más drástico entre sus pares. La relación del alza cambiaria contra el retorno en dólares de la bolsa de Brasil fue también decepcionante; en cambio, fue llevadera en el caso de la de Chile. El dólar subió 79% contra el real (casi lo doble que contra el peso mexicano) aunque el IBOVESPA creció 38% (poco más de lo doble que el IPC); se apreció 33% contra el peso chileno en tanto el IPSA ascendió 31%. En resumen, la subida del tipo o tasa de cambio respecto a la de cada indicador bursátil fue dispar: 134% mayor a la del IPC mexicano, 109% más alta que la del IBOVESPA brasileño, y apenas 5% superior a del IPSA chileno.
Fuente: Elaborado por el autor con datos de Banxico y Bloomberg
¿Oportunidad de compra?
El rezago de la BMV puede verse como una oportunidad de entrada. No obstante, a decir verdad, no hay mayores alicientes generales a la vista que el acuerdo o acuerdos para la continuidad del TLCAN, las expectativas sobre el nuevo gobierno y la recuperación del precio del petróleo. Vuélvase a ver la gráfica y nótese que para cuando el ahora presidente de Estados Unidos comenzó a vociferar contra México, la BMV en dólares ya estaba rezagada 20% contra la UDI, 65% contra el dólar y 115% contra el S&P en pesos.
Claro, más allá del pesimismo, no hay que dejar de lado la máxima de cualquier época: las compras han de hacerse cuando los precios son bajos.
Columna de Arturo Rueda