Hace un par de semanas, las acciones a nivel mundial experimentaron una corrección en todos los sectores, reflejando la preocupación de que las recientes actuaciones de traders minoristas podrían sembrar el caos en el mercado. Hordas de operadores minoristas alentados por Reddit, a través de plataformas en línea gratuitas, asaltaron acciones que habían sido ampliamente vendidas en corto por inversores institucionales. Los precios de los valores en cuestión se multiplicaron en un abrir y cerrar de ojos.
No hay nada como un mercado alcista de larga duración y una plataforma de trading innovadora para que una nueva generación de inversores vea la luz. Robinhood Markets Inc. ha democratizado la negociación de valores poniendo la inversión sin comisiones al alcance de todas y todos en unos pocos clics. Estos operadores millennials y de la generación Z no disponen individualmente de grandes capitales (al menos todavía), ya que la gran mayoría de los activos sigue en manos de los baby boomers, pero esto no les impide operar frenéticamente.
¿Qué valoraciones se pueden extraer de todo esto? Principalmente, que algunos gestores de hedge funds long/short que a menudo recurren al apalancamiento, sufrieron grandes pérdidas, alimentando así especulaciones del mercado de que se verían obligados a reducir su exposición, lo que afectaría a las bolsas en general.
A nuestro modo de ver, esto no es así. Desde Julius Baer no compartimos la idea de que este sea el fin del actual mercado alcista en la renta variable. Después del reciente movimiento al alza, los mercados se han vuelto vulnerables a una corrección. A nuestro parecer, los flujos y el posicionamiento se han vuelto demasiado optimistas a corto plazo.
Este fenómeno se ha desarrollado tanto que los observadores del mercado ya hablan de una burbuja comparable a la madre de todas las burbujas: la que se produjo en vísperas del cambio de siglo. Pero una cosa es detectar los síntomas, y otra entender las causas.
En primer lugar y con el máximo respeto, nos permitimos discrepar de esta opinión sobre una burbuja. Es cierto que los valores estadounidenses cotizan a múltiplos exigentes, pero en distinta medida con relación a los sectores y subsectores a los que pertenecen en los mercados. Quienes estén familiarizados con nuestro proceso de inversión, nuestra filosofía y nuestras opiniones, saben que entendemos la inversión como un juego relativo y que, por lo tanto, prestamos atención a las métricas y estimaciones de valoración relativas en lugar de absolutas.
Lo cierto es que, con una prima de riesgo prevista del 4,5% para la renta variable, y con los tipos de interés a largo plazo descontados para retornar poco a poco al 2%, la valoración justa para el S&P 500 se sitúa en torno a los 3.400 puntos. Por tanto, nos encontraríamos con una sobrevaloración de aproximadamente el 12% sobre los niveles actuales, lo cual es estadísticamente insignificante.
La fiesta terminará, pero no todavía. Las situaciones tienden a repetirse porque las nuevas generaciones siguen el mismo proceso de aprendizaje que sus predecesoras. El S&P 500, efectivamente, cotiza a 22 veces los beneficios de 2021. Mientras, el bono del Tesoro estadounidense a 30 años tiene una rentabilidad del 1,8% o, lo que es lo mismo, a 55 veces los beneficios.
Los valores cotizados en la bolsa ofrecen una cobertura aceptable contra la inflación, pero no así los bonos nominales del Tesoro estadounidense. En mi humilde opinión, el activo más seguro de aquí a las próximas navidades es el bono del Tesoro estadounidense a 30 años, pero el activo más seguro para dentro de una década es el S&P 500.
Por eso, correcciones como la que se produjo hace un par de semanas constituyen evoluciones saludables que depuran las posiciones débiles y especulativas. Especialmente, las bolsas siguen respaldadas por tres factores: la amplia liquidez que ofrecen los principales bancos centrales, una buena temporada de resultados y la esperanza en la recuperación económica que ha de producirse gracias a las vacunas y a los estímulos fiscales. Como conclusión cabe destacar que no merece la pena adoptar una postura activamente defensiva en la asignación de activos ya que seguimos dentro del margen de error inherente a este complejo ejercicio que combina arte y ciencia llamado valoración.
Tribuna de Yves Bonzon, Julius Baer Group Chief Investment Officer .