Uno de los principales mandatos de los bancos centrales es mantener la inflación baja y estable y, en algunos casos, el éxito de dicho mandato radica en mantener la inflación anual alrededor de una meta. En el caso de Banxico, su meta es mantener la inflación en un rango entre el 2% y el 4% anual. Para el público general, a nivel cognitivo, esa meta autoimpuesta por Banxico puede ser vista como un ancla.
Daniel Kahneman, premio Nobel de economía, define el sesgo de anclaje y ajuste como “el efecto que se produce cuando las personas consideran un valor particular (o un ancla) para una cantidad desconocida antes de estimar esa cantidad”. En el mundo económico y financiero este tipo de sesgo prevalece y es uno de los más frecuentes al momento de pronosticar la inflación.
¿Qué sucede en la práctica? En los últimos 15 años, la inflación 12 meses observada (datos trimestrales) ha estado dentro de la meta de Banxico el 49% de las veces. Sin embargo, en sus informes trimestrales, Banxico ha pronosticado la inflación dentro de su meta 82% de las veces, y no sólo eso, 45% de las veces que Banxico estimó la inflación dentro de rango y falló, lo hizo por más de 0,5%, lo cual no es poca cosa. Entonces, ¿Banxico no es capaz de pronosticar la inflación de manera más precisa? Yo creo que sí es capaz, pero aquí es donde entra en juego el sesgo de anclaje y ajuste. Banxico tiene incentivos para decir que la inflación está anclada y dentro de rango, así, los analistas en el mercado harán sus estimaciones con esta información inicial y sus pronósticos tenderán a acercarse al ancla impuesta por Banxico.
Ahora bien, tomando como base el mismo periodo analizado anteriormente y usando el consenso de los economistas publicado por Banxico (datos mensuales), tenemos que la inflación 12 meses observada ha estado dentro de la meta el 49% de las veces, sin embargo, el 70% de las veces los economistas pronosticaron la inflación dentro de la meta establecida. Asimismo, el 42% de las veces que estimaron la inflación dentro del rango y fallaron, lo hicieron por más de 0,5%. Las cifras mostradas son muy similares a las presentadas previamente. Esto podría implicar que el sesgo de anclaje y ajuste juega un papel importante al momento de estimar la inflación.
El contexto actual no es distinto al histórico. En el informe trimestral de Banxico se estima una inflación para los siguientes 12 meses de 3,6% mientras que el consenso publicado a principios de noviembre espera una inflación de 3,81%, ambos dentro del rango. Pero la realidad económica parece otra. El tipo de cambio permanece depreciado, mucho a raíz del reciente ruido político; la inflación en las economías desarrolladas está empezando a repuntar y podría ser importada al país; los precios de los energéticos en México han sido más resistentes que en EE.UU.; el PPI tuvo su mayor aumento en los últimos 13 años, y está regresando a niveles de 6,50% por lo que parte de esos costos serán cristalizados en forma de inflación.
Ahora bien, mientras Banxico mantenga su credibilidad, se podría esperar que el sesgo de anclaje y ajuste siga siendo una fuerza dominante al momento de estimar la inflación, aunque podrían existir choques externos que podrían incrementarla, tal como es el caso actual, en donde todo apunta a que tendremos inflaciones fuera de rango por más tiempo de lo que los economistas esperan.
Columna de Franklin Templeton escrita por Luis Gonzalí, CFA