Desde el estallido de la crisis financiera en 2008 han sucedido muchas cosas en la economía y los mercados de capitales. Emisiones de deuda sin precedentes para generar la liquidez perdida en la crisis; una larguísima etapa de tipos en niveles cero o negativos para recuperar el ritmo de crecimiento; una pandemia global que hizo caer bruscamente la economía para luego recuperarse en muy poco tiempo; o una fuerte subida de tipos para luchar contra la inflación desbocada, que podía -y puede todavía- provocar una recesión.
Nuevas tendencias tras la crisis financiera de 2008
Uno de los fenómenos más interesantes tras la crisis de 2008 fue la desintermediación financiera, que facilita el flujo directo del dinero de los oferentes a los demandantes sin el concurso de entidades financieras. Además, la quiebra de numerosos bancos, y el endurecimiento de las exigencias de solvencia para las entidades de crédito, provocó que se ampliase el universo de fuentes de financiación para las empresas: fondos de pensiones, fondos de inversión, capital riesgo, deuda corporativa,….
La inversión en la economía real está también en alza desde 2008. Los inversores han empezado a valorar alternativas a la inversión tradicional, descorrelacionadas de los mercados, que aportan diversificación a su cartera, y aminoran el riesgo, protegiendo su inversión de las turbulencias y la incertidumbre. Se trata de inversiones tangibles, en activos reales, que se pueden tocar, no como las financieras, y que pueden aportar rentabilidades estables y prolongadas en el tiempo.
Y por último, la inversión de impacto. El cada vez más palpable cambio de mentalidad entre los inversores, menos pendientes de las recomendaciones de terceros, y más empoderados y comprometidos con la causa sostenible, junto a los avances tecnológicos y las novedades regulatorias que la facilitan, han fomentado la inversión con beneficios directos para el medio ambiente, la sociedad, o la economía y las empresas.
Las nuevas generaciones de inversores ya toman sus decisiones con una perspectiva diferente, ajustada a sus aspiraciones no sólo de rentabilidad, sino también de impacto en cualquiera de las vertientes ESG.
Por lo que podemos afirmar que se ha formado un nuevo puzzle en el mundo de las inversiones, cuyas piezas están encajando, con la ayuda del enorme volumen necesario para consolidar el desarrollo sostenible en el mundo y ayudar a la lucha contra el calentamiento global. Se calcula en 7 trillones de dólares anuales el volumen de capital necesario para conseguir el objetivo de emisiones netas zero en 2050, es decir, que el 100% de la energía consumida en el planeta sea limpia. Todo ello, pues, representa una gran oportunidad para el futuro..
Las ventajas del crowdlending para prestatarios
En la vertiente de financiación, desde 2008 la quiebra de numerosos bancos provocó la búsqueda de nuevas alternativas de financiación a las tradicionales: fondos de pensiones, fondos de inversión, capital riesgo, deuda corporativa, o la financiación participativa como el crowdfunding, y el crowdlending.
El crowdlending se ha abierto camino en el mundo de la financiación empresarial, porque permite canalizar el ahorro de inversores particulares hacia préstamos directos que sirven para financiar proyectos o empresas, de una forma sencilla y útil. Es una solución idónea para pymes, startups o empresas en crecimiento, con la que pueden complementar o cubrir todas las necesidades de su financiación.
Financiarse a través de crowdlending aporta por tanto numerosas ventajas. Para la empresa, la agilidad y la flexibilidad, porque evita los requerimientos que suelen exigir los bancos para financiar empresas o proyectos, tales como protocolos de análisis de riesgos y autorizaciones, márgenes para el banco según el nivel de los tipos en cada momento, garantías, limites a financiar… Y la seguridad, porque el prestatario recibe la liquidez inmediatamente, y de forma directa desde los inversores, a través de la plataforma de crowdlending.
Y para inversores
Y en cuanto a los inversores, las ventajas también son claras. La principal, el acceso a una rentabilidad superior a la deuda corporativa, con un nivel de calidad crediticia similar. Los préstamos que realizan los inversores funcionan como un bono corporativo: se aporta el dinero a cambio de un cupón periódico, y la devolución del principal a vencimiento.
En las plataformas crowdlending no suele haber mercado secundario, y el inversor tiene que asumir el compromiso de aguantar hasta vencimiento. Esto le añade un pequeño nivel de riesgo, lo que se traduce en una rentabilidad superior. Hablamos de niveles entre 8%-10% anuales en periodos de cinco años, en el entorno de tipos actual.
El inversor cuenta con otra ventaja además de la rentabilidad: accede a la trazabilidad de su inversión desde el primer minuto hasta el final. Es decir, sabe el estado del proyecto donde ha metido su dinero en todo momento.
A la postre, un inversor en bonos lo hace en compañías, de las que conoce sus cifras, su negocio, su posicionamiento de marca. Pero el nivel de información al que accede el inversor a través de una plataforma de crowdlending es muy superior al del inversor en bonos, y similar al que disfruta un inversor institucional. Por lo que podemos decir que el crowdlending “democratiza” la inversión, acercando las ventajas del institucional a toda clase de inversores.
Riesgos
Pero como no existe inversión sin riesgo, tampoco invertir a través del crowdlending está exento de ello. Porque un proyecto o una empresa pueden fracasar, y dejar de pagar sus compromisos, impidiendo que el inversor reciba lo que le corresponde.
Para defenderse de esta clase de situaciones, las plataformas de financiación participativa tipo crowdlending aportan información exhaustiva sobre cada proyecto a financiar. Y actúan como agente de garantías, acompañando al inversor en la defensa de sus derechos y facilitándoles vías para recuperar su dinero. Las ventajas de una relación tan directa entre el inversor, el proyecto y el prestatario, se manifiestan en las plataformas de crowdlending, también a la hora de recuperar una inversión en proyectos que han resultado fallidos.
Alto potencial de crecimiento
Según distintas fuentes, el crowdlending tiene un enorme potencial de crecer y ocupar un porcentaje cada vez mayor en el mercado de financiación de las empresas. El portal especializado Learbonds.com, estima en un volumen superior a 290 billones de dólares lo que se negoció en 2023 a través de plataformas de crowdlending en todo el mundo, con un crecimiento de casi 60 billones desde 2019.
Según nuestras propias estimaciones, el crowdlending podría ocupar en el medio plazo un 5% de cuota en el total del mercado de financiación empresarial en España y Portugal. Unos 3.000 millones de euros de un total de 600.000 millones.
Porque todo apunta a que el crowdlending es la solución de financiación que mejor se adapta a las nuevas tendencias en la financiación empresarial, y en las inversiones sostenibles y de impacto. Y porque a través del crowdlending se crean comunidades donde los inversores, los prestatarios y los intermediarios establecen relaciones directas, flexibles, y ventajosas para todos.
Tribuna de Tomás Cortés, CEO de BUËCOR.