En los últimos años, los servicios financieros han transformado su enfoque. Nadie pone en duda en la actualidad que las empresas necesitan diversidad para atender de forma efectiva a su base de clientes y evitar el arriesgado pensamiento de grupo. En un momento en el que los inversores particulares se enfrentan a crecientes desafíos, el sector debe disponer de un amplio abanico de experiencias, ideas y opiniones que les ayuden a hacerles frente.
No obstante, pese a la atención que se presta a las iniciativas de diversidad, la gestión de fondos se ha mantenido inmune al equilibrio de género. Según un estudio llevado a cabo por Citywire en mayo de 2016, solo el 7% de los fondos a escala mundial están gestionados por mujeres, lo que representa escasamente un 4% de los activos.
Un enfoque diferente
El sector está dejando pasar una gran reserva de talento y recursos. La evidencia (ciertamente limitada debido al pequeño tamaño de la muestra) pone de manifiesto que las características del cerebro femenino puede, de hecho, hacer que estén particularmente bien dotados para la actividad de gestor de fondos.
Por ejemplo, las mujeres son menos propensas a asumir riesgos de forma excesiva y eufórica cuando los mercados muestran una tendencia al alza, y son menos susceptibles a la aversión al riesgo inducida por el estrés cuando los mercados empeoran.
Ann Steele, gestora del Threadneedle Pan European Fund, ha sido testigo de ello en sus décadas de experiencia en la gestión de fondos. “Indudablemente, las mujeres tienen una actitud diferente frente al riesgo. Es muy poco probable que apostemos todo a una sola carta. En mi opinión, las mujeres reúnen una combinación mucho más equilibrada de acciones en sus fondos y son más pacientes a la hora de mantenerlas, con una perspectiva a más largo plazo”.
Los estudios del cerebro también han revelado que las mujeres son mejores en términos de visión global y conciencia situacional. No es difícil imaginar cómo estas competencias pueden ser altamente beneficiosas para un gestor de fondos encargado de trasladar las tendencias geopolíticas y macroeconómicas a acciones individuales. Asimismo, una parte importante del trabajo consiste en reunirse y comprometerse con los propietarios de negocios, momento en el que las competencias “sociales” femeninas, como escuchar y colaborar, entran en acción.
Afrontar el déficit de diversidad
Las redes de mujeres, las tutorías y los patrocinios jugarán un papel vital a la hora de construir un sólido canal de talento para promover, en última instancia, a las mujeres más jóvenes que se incorporan hoy y en los próximos años. La «Carta de Mujeres en el Ámbito de las Finanzas», lanzada en 2016 por el Ministerio de Economía británico, está captando un número cada vez mayor de signatarios. Columbia Threadneedle Investments se enorgullece de ser la primera sociedad gestora de activos en firmar dicho documento.
Sin embargo, reconocemos que debemos tomar medidas más radicales para rectificar el desequilibrio. En Columbia Threadneedle Investments, el 29% de nuestros profesionales de la inversión en la región de EMEA son mujeres, entre las que se incluyen cuatro (de un total de 13) directoras veteranas. Fuimos la primera gestora de activos en divulgar públicamente nuestros datos de diversidad de género en 2015 y hemos establecido rangos objetivos de representación femenina en todos nuestros ámbitos de actuación.
Los objetivos constituyen una importante declaración de intenciones y proporcionan una meta tangible y responsable por la cual luchar, pero creemos que deben ir acompañados de un cambio cultural y de comportamiento para que sean efectivos a largo plazo. Ofrecemos una capacitación de sesgo inconsciente para tratar de cambiar las mentalidades. Nuestro proceso de contratación fomenta las listas de candidatos con una representación femenina apropiada, lo cual ayudará a garantizar que las mujeres cualificadas pasen las entrevistas.
Apoyamos los contratos de trabajo flexibles para asegurar carreras profesionales equilibradas con la vida familiar y, de este modo, limitar el descenso del número de mujeres que puede producirse entre los mandos intermedios. La gestión de fondos, contrariamente a lo esperado, muestra una mayor predisposición que muchas disciplinas del sector financiero al trabajo flexible, al basarse menos en un trabajo cara a cara con los compañeros de profesión.
En marcado contraste con el trabajo corporativo cuyo ritmo lo marcan las transacciones, por ejemplo, no exige largos periodos de trabajo hasta bien entrada la noche en la oficina. Gran parte del trabajo se basa en la selección de valores y el análisis que, con la tecnología actual, se pueden realizar desde cualquier lugar. Del mismo modo, en su calidad de profesión dirigida por la rentabilidad, es explícitamente meritocrática – los mejores gestores pueden ser fácilmente identificados y recompensados.
Es esencial que exaltemos estos beneficios a las mujeres más jóvenes que se estén planteando una carrera en la gestión de fondos, así como articular el cambio cultural que significa que ya no es el dominio exclusivo de una red de «viejos amigos». Estos pasos ayudarán a producir el cambio audaz necesario para restablecer el equilibrio, y ofrecer al sector el talento que necesita para prosperar en el futuro.