Generaciones enteras de directores generales y CEOs han crecido con la globalización, una tendencia que está vinculada ineludiblemente a la despiadada competencia mundial pero que, sin embargo, opera con reglas conocidas.
Tras los esfuerzos decididos por hacer de Nokia y/o Ericsson empresas estadounidenses, el asunto TikTok podría marcar el momento en que Estados Unidos nos recuerde a todos de nuevo que Washington es el lugar donde se deciden las condiciones de la competencia internacional. Cualquier evolución desfavorable para los intereses de Estados Unidos sería inaceptable. Este asunto ha hecho añicos el mito, ya ampliamente socavado por China, de la competencia basada en los méritos de las empresas dentro de sus respectivos mercados.
Hasta hoy, EE.UU. nunca había visto una competencia tan seria en las plataformas de Internet en su propio territorio. TikTok ha hecho tambalear el negocio en EE.UU y la empresa se encuentra hoy en el dilema, de si poner a la venta sus actividades en Estados Unidos, probablemente a Microsoft, o si abandonar Estados Unidos por completo.
A nivel político, Microsoft está ahora en una posición muy favorable para pujar por TikTok a un precio de remate final. El grupo había ganado previamente el contrato JEDI para modernizar los servicios de nube del gobierno de EE.UU. También se salvó de la muy publicitada campaña del Congreso contra los gigantes de Internet acusados de abusar de su posición dominante. Todo esto puso de manifiesto que la compañía Microsoft mantiene unas excelentes relaciones con Washington y que está en perfecta armonía con la actual administración.
A nivel comercial, y a pesar de todo el ruido mediático -incluido el de Estados Unidos- sobre la necesidad de regular las empresas GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) permitir a Microsoft comprar TikTok estaría en flagrante contradicción con los esfuerzos por evitar que las empresas GAFA refuercen sus posiciones mediante adquisiciones. Ya se están beneficiando plenamente de un círculo virtuoso. Microsoft saldría claramente reforzada de esta maniobra ya que permitiría al grupo crear una red con sus otras divisiones como Cloud y Xbox.
Y a nivel internacional, se consideraría que Estados Unidos, al adoptar un enfoque tradicionalmente favorecido por los países emergentes y especialmente por China, ha abandonado su papel como garante del libro de reglas, autorizando así a cualquier otro país a comportarse de la misma manera. Lo que antes eran relaciones tranquilas podría convertirse en muestras de fortaleza.
El episodio, en cualquier caso, muestra el fuerte apoyo de Washington a los gigantes de Internet de EE.UU. que son percibidos como protectores de la soberanía estadounidense. También se plantea la cuestión de la capacidad de Europa para crear sus propios campeones digitales y defender los intereses de sus empresas en un mundo en el que el equilibrio de poder se inclinará inevitablemente a favor de los más fuertes.
Tribuna de Jacques-Aurélien Marcireau, gestor del fondo EdR Fund Big Data en Edmond de Rothschild Asset Management