En 1962, el presidente norteamericano John F. Kennedy decretó que todas las personas, sin distinción de clases, tuvieran el derecho a disfrutar de ciertos beneficios como consumidor. A raíz de su discurso se impulsó el Día Mundial de los Derechos de los Consumidores para tratar de visibilizar los derechos que tanto los usuarios como consumidores gozamos y donde se reconoce al consumidor como un elemento fundamental dentro del proceso productivo.
Para entender el momento que vive la defensa y protección del consumidor, resulta clave reconocer la relevancia que tienen las nuevas soluciones tecnológicas que ofrecen las compañías fintech, a la hora de desarrollar nuevos productos y servicios financieros más rápidos y seguros, para ampliar las alternativas que tienen los clientes finales.
El sector fintech en España está trabajando de forma muy intensa para crear el entorno idóneo donde el cliente se encuentre completamente protegido a la hora de utilizar estos nuevos productos, como pone de manifiesto la filosofía del recientemente aprobado sandbox financiero, diseñado como un espacio para crear condiciones seguras en las que puedan probarse innovaciones tecnológicas, con máximas garantías para todos los participantes en el proceso, en especial garantizando esa protección de los consumidores y usuarios finales.
Un buen ejemplo de este nuevo paradigma son las soluciones que ofrecen las denominadas compañías wealthtech, las startups que facilitan la inversión a pequeños inversores/ahorradores, cuyo trabajo contribuye a incrementar la inclusión financiera, reducir intermediarios y garantizar mayor transparencia al inversor, tratando de mantener la máxima seguridad en todos los procesos. Este tipo de nuevos servicios también ayudan a fomentar la educación financiera para que los ciudadanos sean capaces de llevar a cabo una buena gestión de sus ahorros, inversiones y gastos del día a día, porque no cabe duda que un consumidor más y mejor informado estará siempre mucho más protegido.
En este sentido, en los últimos años han irrumpido una serie de aplicaciones móviles financieras muy innovadoras, que otorgan a los consumidores un mayor control sobre sus gastos y finanzas. Este proceso de democratización financiera impulsando por las fintech proporciona soluciones de manera más rápida y efectiva, además de asegurar unos costes más bajos; teniendo siempre en cuenta las necesidades de los clientes; el uso de la tecnología da lugar a la adquisición y conocimiento de un mayor número de datos y, por lo tanto, incrementa el valor de la información proporcionada por los usuarios o clientes y la tecnología permite mediante la utilización de algoritmos un mejor análisis comercial y, por ello, ofrecer un mejor asesoramiento a los clientes, o que repercute también en una mayor seguridad a la hora de realizar cualquier compra o transacción económica.
Esas soluciones de carácter tecnológico que se van implementando cada día deben abogar por una máxima seguridad, acompañadas con un impulso regulatorio que ponga por delante la protección de los consumidores. Además, este tipo de entidades están traccionando el cambio de las entidades tradicionales, de la que también están aprendiendo, ambos modelos se retroalimentan para implementar nuevos modelos de negocios y ajustándose a esas necesidades del mercado y de los usuarios finales. Pero además la digitalización también está ofreciendo una mayor eficiencia de los servicios y un aumento de las funcionalidades ofertadas por el sector, algo con gran impacto en los derechos y ventajas de los consumidores.
A estas alturas, no cabe duda de que las fintechs son y serán una apuesta segura para la democratización de las finanzas y que deben situarse como baluartes de la protección de los derechos del consumidor final y seguir contribuyendo a la mejora permanente de la industria financiera.