Con las subidas recientes de los precios de la electricidad, el debate en torno a la fijación de precios del carbono está ganando más atención que nunca. ¿Cómo está ligado el carbono a los precios de la electricidad y qué podemos esperar de las discusiones sobre la fijación de precios del carbono en la COP26?
La fijación de precios del carbono se utiliza como herramienta para reducir las emisiones y tiene como objetivo capturar los costes externos de estas emisiones al poner un precio a la unidad equivalente de CO2 emitido. En este contexto, los dos enfoques principales son la tasación del carbono y los esquemas cap-and-trade. Ambos influencian el mercado de manera distinta y afrontan diferentes desafíos respectivamente.
La tasación del carbono establece un precio fijo para las emisiones de CO2 y permite al mercado determinar la cantidad real de las reducciones de las emisiones. La principal ventaja es tener un precio fijo de la contaminación establecido por el gobierno. Si la fijación de precios es correcta, todas las externalidades se capturan en el precio (aunque sea difícil). Sin embargo, no es rentable y no hay visibilidad sobre la cantidad de la reducción, es el mercado el que decide cuánto se reduce.
Por su parte, el esquema cap-and-trade determina la cantidad de emisiones permitidas, controlando las reducciones. Además, permite que el mercado decida el precio al facilitar el comercio de asignaciones de carbono. Este sistema ofrece un volumen fijo de emisiones permitidas y el mercado establece el precio. No obstante, definir el cap (la cantidad) es crucial pero difícil, los factores del mercado influencian el precio y los costes de reducción pueden exceder los beneficios estimados de la reducción.
Aunque existen muchas iniciativas fiscales sobre el carbono (35 para ser exactos), un esquema cap-and-trade es preferible a menudo en un contexto internacional (29 iniciativas a día de hoy). Europa ya implementó el esquema cap-and-trade en 2008, el Sistema Europeo de Comercio de Emisiones (ETS de la UE), y, tras afrontar dificultades iniciales significativas, este esquema ha evolucionado progresivamente hacia un sistema sólido.
El ETS de la UE asegura que todas las asignaciones de carbono disponibles se puedan comerciar en el mercado. Esto significa que las naciones contaminantes pueden tanto comprar permisos para emitir carbono como invertir en reducciones de emisiones. Pero este sistema no es perfecto, ya que las asignaciones libres se asignan para evitar riesgos de «fugas de carbono». Afortunadamente, la reducción de la UE de estas asignaciones libres para 2025 y un impuesto fronterizo al carbono debería limitar esta situación en el futuro.
- En Europa, las compañías de servicios públicos deben obligatoriamente comprar créditos de carbono para usar combustibles fósiles.
- Los altos precios de la electricidad son en su mayoría el resultado del incremento de los precios del gas, debido a la escasez. De hecho, solo 1/5 de la subida del precio de la electricidad está ligado al ETS de la UE.
- Debido al incremento del precio del gas, estas empresas están volviendo al uso del carbón cada vez más, subiendo también el precio de las asignaciones del ETS de la UE.
A su vez, el aumento del precio del gas agita el debate con relación al impacto social de subir los precios del carbono. Debería considerarse también el malestar social potencial, alimentado por el retraso excesivo, repentino y extremo de las acciones con respecto a la fijación de precios del carbono.
Por su parte, un mecanismo de fijación de precios del carbono global ofrecerá probablemente un campo de juego de mayor nivel, que atrae cada vez más partidarios, debido a la ambición de la UE de implementar sistemas transfronterizos de fijación de precios del carbono. Durante la COP26 se espera que se amplíe el Artículo 6 del Acuerdo de París, que sentará las bases de tal mercado de carbono internacional.
Si queremos limitar el calentamiento global a 1,5°C, necesitamos reducir significativamente la emisión anual de emisiones de carbono. Solamente un esquema cap-and-trade permite controlar los volúmenes de emisiones aceptables, y necesita estar alineado con el presupuesto del carbono global disponible y reflejado justamente en las Contribuciones Determinadas Nacionales (NDCs). Lo cual podría requerir un mercado internacional.
Según el Artículo 6 del Acuerdo de París, las negociaciones en los mercados de carbono internacionales son un elemento clave en las negociaciones de la COP26. Este debate será un desafío, ya que el mundo lleva intentando durante décadas establecer un mercado internacional. Tan solo necesitamos un mercado de carbono creíble, seguro e íntegro, ligado a las cada vez más ambiciosas NDCs. El cap es clave. Además, el sistema necesita tener como resultado reducciones de las emisiones tangibles a través de un sistema/mercado de comercio, caracterizado por (entre otros) adicionalidad, verificación, justicia social y sin contar doble.
Tribuna de Gerrit Dubois, especialista en inversión responsable de DPAM