Como siempre, en DPAM creemos que una estrategia activa -impulsada por un fuerte enfoque en el análisis y la investigación- que tenga en cuenta los factores financieros y no financieros -incluidos los riesgos medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG)-, es el mejor modo para llevar el barco -y la preciosa carga de los beneficios- a buen puerto. La recomendación de DPAM a los gestores de activos en esta fase intermedia del ciclo se resume por tanto en una frase: Prepárense para volver a participar con convicción y selectividad.
En la actualidad abundan los estímulos positivos y cabe preguntarse si continuará la incontenible oleada de activos de riesgo que caracterizó el primer semestre. En un futuro previsible, esperamos que el crecimiento económico en los mercados desarrollados se mantenga por encima de la media, a medida que el mundo se recupera gradualmente del choque exógeno de la pandemia de COVID-19. El consumo se mantendrá sano y las inversiones de las empresas aumentarán para satisfacer la demanda acumulada y aliviar las tensiones de la cadena de suministro. En EE.UU., por ejemplo, los hogares seguían teniendo en mayo un exceso de ahorro de 2,5 billones de dólares.
Por supuesto no es de esperar que se gaste hasta el último céntimo, pero este factor seguirá favoreciendo el crecimiento. Mientras tanto, la política monetaria de los países desarrollados sigue siendo ampliamente acomodaticia. La inflación está aumentando, sobre todo por factores temporales como los efectos de base o los cuellos de botella en la cadena de suministro, pero los bancos centrales también han elevado los límites superiores de su rango de objetivos de inflación, disminuyendo la urgencia del cambio en la actual política. Por todas estas razones, seguimos siendo optimistas con respecto a los activos de riesgo.
Rendimiento de los mercados financieros 2021 – 1er semestre
Somos conscientes de que la proliferación de nuevas variantes de COVID-19 y los niveles desiguales de vacunación en todo el mundo podrían suponer un problema. Siempre existe el riesgo de que los bancos centrales suban los tipos demasiado pronto o con demasiada agresividad. Por último, pero no por ello menos importante, las valoraciones de algunos activos de riesgo parecen elevadas.
Al mismo tiempo, es probable que el avance en la vacunación permita al mundo desarrollado gestionar el brote de la variante Delta, lo que podría retrasar, más que detener, la recuperación. Además, las «señales de humo» de la Reserva Federal sugieren que es improbable que el tapering y el despegue económico real se produzcan antes de 2022 y el segundo semestre de 2023, respectivamente. Mientras tanto, todavía hay nichos de valor en varios segmentos del mercado que el inversor inquieto puede descubrir.
La falta de liquidez estacional, así como la temporada de resultados del segundo trimestre (y las orientaciones o guidance de las empresas en particular), generarán probablemente cierta volatilidad a corto plazo y, aunque todos los factores mencionados se equilibran, la relación riesgo/beneficio puede no ser tan generosa como en los últimos 12 meses. Por eso creemos que es conveniente retirar algunas fichas de la mesa y mantener los recursos en instrumentos líquidos a corto plazo. Al comienzo del segundo semestre, queremos tener la munición necesaria para aprovechar los momentos de debilidad y buscar nuevas oportunidades, especialmente entre las clases de activos dinámicos.
En nuestra asignación con la renta variable sobreponderada, preferimos la eurozona sobre EE.UU. por motivos de valoración. Hay que seguir teniendo una sólida exposición a EE.UU., que seguirá beneficiándose del fuerte crecimiento económico, de los programas de apoyo «bazooka» de Biden (infraestructuras, etc.) y de un consumo saludable. Sin embargo, la eurozona todavía tiene que ponerse al día y, por tanto, tiene más potencial que EE.UU., ya que la vacunación se ha retrasado en nuestro continente. Los consumidores locales todavía tienen reservas de ahorro relativamente altas, mientras que el fondo de recuperación de la UE, de 750.000 millones de euros, apoyará el crecimiento más allá de la fase inicial. Los mercados de renta variable de la eurozona son también relativamente más baratos e incluyen más valores cíclicos y de valor.
El Reino Unido también está barato, pero su estructura de mercado es menos atractiva, y somos un poco cautelosos sobre el impacto del Brexit. También somos menos optimistas respecto de los mercados emergentes debido a la incierta situación de COVID-19 en ellos y a la dependencia de muchos de estos países de China, que recientemente ha tenido que flexibilizar las condiciones financieras para impulsar el crecimiento.
Podríamos volvernos más optimistas sobre los mercados emergentes asiáticos si, como esperamos, el crecimiento del crédito en China se estabiliza a finales de año. En cuanto a Japón, sus indicadores adelantados siguen decepcionando, y la campaña de vacunación es dolorosamente lenta allí.
Dentro de la renta variable, somos cautelosos con respecto a los bond proxies, como las empresas de servicios públicos y las materias primas, ya que tienden a obtener un rendimiento inferior en un entorno de aumento de la rentabilidad. Seguimos prefiriendo los valores de crecimiento de calidad (altas barreras de entrada, nichos de mercado, balances robustos, buena gobernanza, entre otros) que se benefician de vientos de cola estructurales.
Temas como la eficiencia energética, el envejecimiento demográfico y la automatización siguen teniendo nuestra preferencia, ya que tienen años de crecimiento por delante. A principios de este año, optamos por una estrategia de contrapeso, en la que los principales valores de crecimiento se complementaron con los de valor, una elección táctica que dio sus frutos. En nuestra opinión, el rebote del value debería tener una segunda etapa en el segundo semestre. Algunos activos del sector sanitario se están convirtiendo en verdaderas oportunidades value, y algunos de pequeña capitalización, cíclicos y de reapertura también están mostrando cualidades de valor.
En cuanto a nuestra asignación a la renta fija, estamos infraponderados en bonos del Estado y somos cautos en cuanto a la duración, debido a la revaluación del repunte económico, el dilema de la inflación y las perspectivas de ajustes en el futuro. Sin embargo, cumplen un papel defensivo y seguimos siendo relativamente positivos sobre la periferia europea.
La convergencia de los tipos de la periferia y del núcleo duro sigue su curso, ya que la UE parece que por fin se ha puesto las pilas como «unión». Además, la subregión se beneficiará de forma desproporcionada del fondo de recuperación de la UE.
En general, buscamos activamente oportunidades que mejoren la rentabilidad, pero que no aumenten el riesgo de los tipos de interés. El crédito con grado de inversión puede ser una fuente útil de exceso de rendimiento estable frente a los bonos, aunque las valoraciones no son baratas según los estándares históricos. El crédito high yield, especialmente la deuda a corto plazo, es más interesante: no se espera que los impagos aumenten significativamente, y los diferenciales son atractivos en este entorno de bajos tipos de interés.
Por último, nos gustaría destacar algunas alternativas con fines de diversificación y ya que algunos gestores de activos podrían estar interesados en «blindar» sus carteras un poco contra una mayor inflación. Tenemos una sobreponderación en la renta variable inmobiliaria, ya que podrá hacer frente a una mayor inflación gracias al aumento de los alquileres. Las materias primas vinculadas a la recuperación -el cobre, por ejemplo, y las empresas relacionadas con él- son otra cobertura de la inflación y un diversificador: la demanda está superando a la oferta no sólo por la recuperación, sino también por los años de déficit de inversión.
Cabe destacar que el cobre será un ingrediente clave en el desarrollo de la economía verde: se necesita para las turbinas de energía eólica, los vehículos electrónicos y las estaciones de recarga. En cuanto a la renta fija, creemos que los bonos estadounidenses ligados a la inflación han alcanzado un valor razonable, aunque sus homólogos europeos, especialmente los de Italia, España y Francia, siguen ofreciendo un buen valor.
Tribuna de Olivier Van Haute, gestor de carteras de DPAM