Hoy, más que nunca, la necesidad de predecir el futuro cercano con convicción ha alcanzado nuevos niveles; pero, honestamente, tal ejercicio es inútil para los inversores en bonos. Semana tras semana, examinamos con detenimiento las múltiples curvas de rendimiento de los emisores gubernamentales y corporativos. Construir carteras de bonos robustas es nuestro deber. Carteras de bonos que asuman riesgos de plazo, crédito y liquidez.
El riesgo de plazo abarca lo relacionado con los títulos de cuasi efectivo hasta las inversiones con vencimientos a 30 años o incluso más. Esa realidad no casa bien con el afán de predecir lo que nos depararán los próximos 12 meses. En este artículo, compartimos las predicciones de consenso y el precio de los mercados en el próximo año. Sin embargo, la atención se centra en nuestras evaluaciones a medio y largo plazo.
Bonos corporativos investment grade y high yield
Nos gusta mantenernos cortos en bonos corporativos investment grade. La razón principal radica en que el universo de 2,5 billones de euros se ha convertido en una herramienta política del BCE. Eso ha llevado a más del 40% de este creciente mercado público a un territorio de rendimiento negativo. Con un rendimiento del índice de solo un 0,25% de los retornos totales, suman poco más del 0,50% anualizado con un horizonte de inversión a más de 5 años. En promedio, este grupo de grandes empresas cuenta con impresionantes ratios de cobertura de intereses. Sin embargo, en conjunto, también aumentan sus ratios de apalancamiento. En su búsqueda por complacer las demandas de dividendos de la renta variable, los balances se dilatan.
Las principales preguntas giran en torno a cuánto tiempo se mantendrá la protección del BCE. El sentido común da prioridad a la financiación gubernamental antes que a la de las empresas privadas. Por lo tanto, teniendo en cuenta el aumento de la prima de liquidez como resultado de los repetidos episodios de shock en el mercado en la última década, la prima de riesgo crediticio de alrededor de 100 punto básicos frente a los bunds a 5 años se encuentra en el límite inferior. De hecho, el crédito con grado de inversión en Europa no es barato, ni los precios se encuentran en el promedio de los últimos 5 años. Somos neutrales en el sector de los bonos a medida que avanzamos hacia 2021. También mantenemos la cautela.
En high yield europeo, terminamos 2020 con una actitud optimista. Efectivamente, como ya apuntamos varias ocasiones en los últimos meses, este sector se ha trasladado a un territorio positivo. Por esta época, los índices de high yield registran retornos similares al investment grade en euros de alrededor del 2,5% en 2020.
Eso es menos de la mitad de los retornos totales cosechados dentro del sector de bonos gubernamentales de la Eurozona, que se situaba en 5,5% a mediados de diciembre. Esencialmente, mirando el potencial relativo frente al investment grade, el high yield europeo presume de un rendimiento de compra de índice del 2,80%, ofreciendo un diferencial de alrededor de 360 puntos básicos.
Teniendo en cuenta la tendencia negativa y las tasas históricas de default, la expectativa de retorno cae muy por debajo del 2% en un horizonte de inversión de algo menos de 4 años. Un sector desafiante, ya que se permite a las empresas sobrevivir gracias a los programas de apoyo gubernamentales o a una base de inversores menos exigentes.
La «zombificación» se utiliza a menudo y mal como argumento a favor o en contra de la inversión en high yield. Al final del día, sigue siendo una clase de activo mayoritariamente incomprendida. El historial a largo plazo, ajustado a la volatilidad, fácilmente supera a la renta variable. Eso también es una realidad. Una realidad que nunca llegará a ser el centro de atención, ya que los presupuestos de marketing nunca exceden los pagados por las inversiones de renta variable.
Bonos convertibles
Los bonos convertibles globales tuvieron un desempeño estelar en 2020: un 25%. Los europeos, un pequeño subconjunto de su matriz global, cerraron el año alrededor del 6%. Estos bonos prosperan en condiciones de recuperación de ciclo temprano, lo que se tradujo en nuestro optimista llamamiento antes del verano pasado. Para 2021 y 2022, creemos que el universo convertible florecerá.
Su dinámica de oferta y demanda es saludable, una condición siempre necesaria para que un sector funcione bien. Las nuevas emisiones mundiales de convertibles han crecido casi un 50% en 2020, mientras que, para los europeos, su aumento moderado nos prepara para un incremento de las emisiones en 2021. Las empresas se sienten atraídas por los bajos costes de financiación, al tiempo que amplían su base de accionistas potenciales en un intento de apoyar los futuros modelos de negocio o tecnologías innovadoras. Esperamos retornos de al menos medio dígito en 2021.
Artículo de Peter de Coensel, director de inversiones en renta fija de DPAM