En La Tragedia de Wilson Cabezahueca, Mark Twain sugirió por primera vez que octubre es un mes peligroso para especular con acciones. Por supuesto, Twain añadió que cualquier mes del año resulta, de hecho, «peculiarmente peligroso». El presente mes de octubre parece estar cortado por el mismo patrón: existe cierto nerviosismo en relación con los mercados europeos, aunque debido casi exclusivamente a la incertidumbre política más que a la inminente temporada de resultados.
La política ha asomado la cabeza a los mercados e Italia se ha visto especialmente golpeada por la preocupación que han suscitado los últimos intentos del infame Berlusconi por evitar la cárcel. En los Países Bajos, la política parece un juego cada vez más volátil, mientras que en Austria el partido político Team Stronach —que hizo campaña por dividir el euro por países— ha logrado escaños en el parlamento. En Francia, el presidente Hollande sigue alcanzando nuevos récords de impopularidad, en un momento en el que la política británica sigue amenazando la estabilidad. Incluso la canciller Merkel se ha visto forzada a comprometerse con el partido de izquierdas SPD para formar un gobierno de coalición, a pesar de los excelentes resultados de su partido en las últimas elecciones.
Por si todo esto no fuera suficiente para poner nerviosos a los inversores, las luchas internas dentro de las formaciones políticas en torno a las partidas en las que aplicar los recortes presupuestarios han forzado a la administración estadounidense a cerrar durante un periodo indefinido.
Es probable que esto le suene de algo. Ocurrió lo mismo el año pasado.
Esta vez, el resultado es un incremento acentuado de la incertidumbre a corto plazo que ensombrece los últimos datos económicos y estados financieros de las empresas, que apuntan a una mejora de las condiciones. El gran flujo de fondos hacia los mercados europeos podría verse repentinamente frenado por la preocupación acerca de una próxima irrupción de una nueva crisis del euro.
En mi opinión, los próximos meses podrían ser tensos, pero estamos comenzando a ver las ventajas de haber tomado difíciles medidas de austeridad. El AfD —el único partido alemán que aboga por la salida del euro— no logró alcanzar el umbral del 5 % necesario para entrar en el Bundestag y existe un optimismo generalizado que afirma que la zona del euro ya ha pasado lo peor. El hecho de que parte del electorado quiera volver a políticas anteriormente fallidas resulta una contradicción, teniendo en cuenta que finalmente las economías de la región parecen haber pasado página.
Parte del mercado prospera en medio de la incertidumbre y los cambios de dirección generan nuevas oportunidades para aprovechar el contradictorio ánimo de los inversores, al menos por el momento. Sin duda, tras el fuerte incremento del precio de las acciones al que hemos asistido en lo que va de año, un periodo de consolidación se antoja tan recomendable como probable. Además, existen pruebas de que una gran parte del flujo de fondos que ha atraído la renta variable europea se ha canalizado a través del mercado de fondos cotizados (ETF), que ha demostrado ser un medio de «inversión» sospechoso y, en cierto modo, artificial. Estos flujos de inversión también podrían virar rápidamente en la dirección opuesta, revirtiendo una tendencia que lleva registrándose durante varios meses.
Por lo tanto, prepárense para el nerviosismo que reinará en los próximos meses y sigan muy de cerca la evolución de los acontecimientos. Podría ser difícil separar la realidad del ruido. Personalmente, sospecho que Italia estará regida por un gobierno de coalición en un futuro no muy lejano, que abordará algunas de las cuestiones de mayor urgencia. Es probable que en Alemania se forme una coalición liderada por Merkel, que seguirá presionando con medidas para reformar y reflotar la economía teutona, además de prepararse para nuevas quitas de la deuda en algunos países de la periferia europea. En el Reino Unido, continuarán las luchas sobre si el país desea formar parte de Europa o de un mundo de fantasía.
Entretanto, la administración estadounidense podría reanudar su actividad tras llegar a un acuerdo de compromiso que permita posponer un año más las decisiones difíciles.
Durante este periodo, recomiendo a los inversores que se fijen en el nivel al que cotizan las empresas de calidad y las rentabilidades que puedan ofrecer aquellos que cuenten con la paciencia necesaria durante los próximos años.
Columna de opinión de Tim Stevenson, director de Renta Variable Europea de Henderson Global Investors