Con su solidez, dinamismo y fuerte vocación internacional, los países del norte de Europa brillan con unas prometedoras perspectivas de crecimiento. Las empresas que albergan se caracterizan por su fuerza innovadora y ya están posicionándose como líderes en el campo del desarrollo sostenible.
A la vista de la inflación, el endurecimiento de las condiciones monetarias en todo el mundo y el fantasma de la recesión acechando en el horizonte de muchos países, está surgiendo una nueva tendencia: el renovado interés de los inversores por las economías caracterizadas por una alta resistencia. Este rasgo pueden reivindicarlo, con todo merecimiento, los países del norte de Europa, ya que cuentan con unas finanzas públicas saneadas y empresas innovadoras que están especialmente comprometidas con el desarrollo sostenible.
Golpeados con menos dureza por la crisis del coronavirus que el resto de Europa, los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia) se han recuperado más rápido que sus vecinos. Ahora que las perspectivas de crecimiento están deteriorándose de nuevo, esta ventaja inicial los coloca en mejor posición. Pongamos el ejemplo de Noruega, que, gracias a sus crecientes ingresos derivados del petróleo, se prevé que registre un crecimiento del PIB del 2,3% este año a pesar del ciclo económico actual*. Aunque no todos estos países tienen la fortuna de contar con recursos energéticos exportables, sí presentan de forma generalizada unas cuentas públicas saludables.
Con unos niveles de deuda que oscilan entre el 49% y el 81% de su PIB, estas economías están lejos de la situación de los países occidentales de la UE, cuya deuda acumulada ha crecido hasta superar el 100% de su PIB tras la pandemia. Esta situación es aún más envidiable, si cabe, en un momento en el que las condiciones de financiamiento están endureciéndose. La calificación de AAA que disfrutan los bonos del estado de Suecia, Noruega y Dinamarca no es tampoco coincidencia. Con un potente crecimiento histórico y unas tasas de desempleo entre las más bajas de Europa, la región registra algunas de las cifras de PIB per cápita más altas del mundo.
Estas “cualidades intrínsecas” y una larga tradición comercial otorgan a estos países un dinamismo económico inequívoco y veinte años de sólido crecimiento. Ello se debe, en particular, al hecho de que las empresas de esta región están claramente orientadas hacia las exportaciones y los mercados internacionales, especialmente en los sectores de la industria, la salud y los servicios financieros. Las exportaciones suponen entre el 36% y el 57% de la producción económica de estos países, que se han beneficiado de la intensificación de los intercambios comerciales durante las últimas décadas. Esto puede observarse, por ejemplo, en el hecho de que Noruega y Suecia han registrado un crecimiento mayor que el de EE. UU. desde 1995.
En los mercados, este dinamismo se refleja en el comportamiento relativo netamente superior del índice de esta región frente al resto del mundo. Por ejemplo, el MSCI Nordic ha subido un 431% durante los últimos 20 años, mientras que el MSCI World ha avanzado solamente un 276% y el MSCI Europe un 175%.
La gran aceptación de esta región en las bolsas también refleja la calidad de las empresas que florecen en el norte de Europa. Su principal baza es la fortaleza de su innovación, especialmente en el campo del desarrollo sostenible. Actualmente, cuando la economía mundial está enfrentándose a grandes retos en materia de política energética y, al mismo tiempo, es necesario proteger el medio ambiente y el clima, este posicionamiento es una ventaja clara.
Las fortalezas de este modelo económico quedan evidenciadas en varios ejemplos. El primero y más importante es la energía eólica marina, que actualmente es uno de los factores que más contribuyen a los objetivos climáticos definidos en el Acuerdo de París de 2015. Además, debido a los problemas de suministro energético que está sufriendo Europa desde el estallido de la guerra de Ucrania, se prevé que la capacidad de generación de energía eólica marina aumente un 800% en 2030**.
Así, los países nórdicos están representados por numerosos actores en la cadena de valor de este sector, como el fabricante de aerogeneradores Vestas, el operador de cables submarinos NKT y el especialista en instalaciones y mantenimiento Cadler. Un enfoque innovador de la economía circular es el que está mostrando la empresa finlandesa Spinnova con su revolucionaria tecnología para el sector textil, responsable del 20% de la contaminación del agua en el mundo. Esta tecnología finlandesa, que permite obtener fibras textiles de la madera o los residuos sin disolventes o químicos activos, ya ha captado el interés de las grandes multinacionales, como H&M y Adidas.
Existen muchos más ejemplos del dinamismo que ha permitido a los países nórdicos convertirse en la cuna de las innovaciones ecológicas durante los últimos años. He aquí todo un conjunto de ventajas que no sólo iluminan el horizonte bursátil en un entorno económico complejo, sino que también posicionan a estas economías y sus empresas como líderes del mercado que ya hoy están dando respuesta a los problemas a largo plazo.
* Fuente: OCDE, junio de 2022.
** Fuente: Agencia Internacional de la Energía (IEA).