MasterCard y Visa son las dos mayores redes de pago del mundo para tarjetas de crédito, débito y prepago. Son buenos ejemplos de empresas de plataforma, una estructura en la que las empresas líderes generalmente captan la mayor parte del mercado. MasterCard y Visa poseen una cuota de mercado conjunta del 90 % (sin incluir a China). Ni Visa ni MasterCard emiten tarjetas directamente a los clientes. Es la entidad financiera emisora la que fija las condiciones de las tarjetas de pago, como las comisiones, los incentivos y otras características.
MasterCard y Visa se benefician de la reactivación económica posterior a la COVID-19 y del aumento de las operaciones transfronterizas. Las dos acciones han subido más de un 60% frente a los mínimos del año pasado. Este año, sin embargo, la evolución de las cotizaciones ha estado contenida. Existen algunas razones que lo explican. Muchos inversores han vendido MasterCard y Visa para entrar en valores bancarios en previsión de las subidas de los tipos de interés. Y muchos inversores tecnológicos las han vendido para entrar en acciones fintech.
La variante delta fue otra razón, ya que a los inversores les preocupaban los posibles retrasos en la reapertura de las economías. En nuestra opinión, la variante delta puede haber retrasado la reapertura de las economías, pero no ha cambiado nuestra visión positiva sobre estas empresas. Visa incluso ha anunciado recientemente que su negocio transfronterizo sigue mejorando.
Otra preocupación es que las empresas de pago aplazado están desafiando el duopolio tradicional de MasterCard y Visa. Las empresas de pago aplazado han experimentado un fuerte auge durante la pandemia. Tildadas por algunos como «el futuro de las finanzas para los millennials», suscitan un creciente interés entre los menores de 30 años y los que deben apretarse el cinturón.
Empresas como Affirm, la australiana Afterpay y la sueca Klarna ofrecen planes de pagos por los que se compra ahora y se paga más adelante. Aunque existen diferencias entre cada plan, desde el número de pagos hasta las condiciones específicas, el rasgo común es la promesa de una serie de pagos iguales durante un periodo relativamente corto, sin comisiones ocultas. A menudo, los planes no devengan intereses.
A corto plazo, el impacto de las empresas de pago aplazado será, en realidad, positivo para MasterCard y Visa por el incremento del volumen en sus redes de distribución y las mayores comisiones. Muchas empresas de pago aplazado están asociándose con las redes de pagos, como Affirm con su tarjeta de débito, que es una colaboración con Visa. MasterCard también ha lanzado recientemente su propio producto de pago aplazado. ¿Serán capaces las empresas de pago aplazado de orillar las redes de pagos a largo plazo? Está por ver, pero de ser así, es algo que no va a ocurrir pronto.
Tribuna de Mikko Ripatti, responsable para la península ibérica y gestor sénior de carteras de clientes en DNB Asset Management