Las personas con diversidad funcional, incluidas aquellas con discapacidades físicas, sensoriales, psicosociales e intelectuales, constituyen el 16% de la población mundial. El 80% de ellas vive en el sur global. En España, 3,3 millones de hogares, o una quinta parte del total, cuentan con al menos una persona con discapacidad. En 608.000 de esos hogares, la persona con discapacidad vive sola.
Junto con las políticas públicas y las organizaciones de la sociedad civil, los financiadores filantrópicos desempeñan un papel fundamental en financiar esfuerzos para lograr un futuro más equitativo e inclusivo para todos. Sin embargo, la necesidad de hacer más es apremiante.
En Estados Unidos, por ejemplo, solo alrededor del 2% de las donaciones de las fundaciones se destinan a apoyar a las personas con discapacidades, mientras que aproximadamente el 25% de los estadounidenses padecen una o más tipos de diversidad funcional 2 . Además, normalmente el apoyo se centra en la suposición de que las discapacidades deben ser corregidas o curadas, en lugar de trabajar en eliminar las barreras sistémicas y luchar contra la discriminación hacia las personas con discapacidad.
Para abordar las necesidades de las personas con discapacidad a gran escala, es fundamental aumentar la financiación total, así como el valor del dinero invertido. Afortunadamente, la situación no es estática, y existen tres vías que pueden ayudar a llevar nuestros esfuerzos a un nuevo nivel.
Primero, repensar el campo
El creciente número de solicitudes de prestaciones por discapacidad en los países industrializados muestran que el número de personas con discapacidades mentales y físicas sigue en aumento. El envejecimiento de la sociedad incrementará aún más la proporción de personas con discapacidad que necesitan tecnologías de asistencia. En la actualidad, 2,5 mil millones de personas en todo el mundo necesitan usar al menos un tipo de tecnología asistencial, como sillas de ruedas, audífonos, prótesis, gafas o servicios digitales. Sin embargo, a menudo se considera la discapacidad como un tema de nicho, y esto debe cambiar.
La necesidad de progreso es especialmente urgente en los países en desarrollo, donde la brecha en el acceso a la atención es dramática, impulsada principalmente por la pobreza y los conflictos. En países con conflictos prolongados, las tasas de discapacidad aumentan notablemente. Más del 50% de todas las personas con discapacidad en el mundo viven en países afectados por crisis y conflictos. Las estimaciones indican que, en Siria, al menos el 25% de las personas mayores de 12 años tienen algún tipo de diversidad funcional.
Segundo, incluir un enfoque preventivo
Además de mejores respuestas a las discapacidades existentes, una de las mejores formas de combatir la discapacidad es prevenir que se desarrolle en un primer lugar.
Por ejemplo, la capacidad de tener un nivel óptimo de salud oftalmológica es clave para la participación y el aprendizaje de los niños en la escuela. En los países en desarrollo, donde los exámenes de la vista y el acceso a gafas no pueden darse por sentados, los proyectos filantrópicos y de desarrollo pueden ayudar a prevenir futuras discapacidades y sus consecuencias. La Fundación Fred Hollows, financiada por USAID, ha apoyado a ATscale para diseñar el proyecto “Escalando los servicios de error refractivo en Camboya”. Este programa de tres años del gobierno camboyano busca alcanzar a 275.000 camboyanos, incluidos niños en edad escolar, con tecnología asistencial como prótesis, sillas de ruedas y gafas.
Tercero, aprovechar el poder de la tecnología
La clave para llevar las respuestas a un nuevo nivel es el uso de los avances en tecnología y modelos de distribución. El movimiento de tecnología asequible ha hecho grandes progresos en habilitar la visión y la audición para las personas de escasos recursos en los últimos veinte años.
La tecnología también está transformando las posibilidades en el campo de las prótesis y ortesis. Más de 30 millones de personas con discapacidad en países de bajos ingresos necesitan una. Estos dispositivos son críticos para la movilidad y permiten a sus usuarios participar plenamente en la economía y la sociedad. Pero los altos costes, la producción limitada y la falta de personal capacitado dejan al 85-95% de los que necesitan estos dispositivos sin acceso a ellos. En África, hay solo una unidad de producción por cada dos millones de personas en promedio.
Ampliar el alcance, prevenir la discapacidad siempre que sea posible y aprovechar la tecnología para desarrollar soluciones más asequibles y accesibles ofrece oportunidades prometedoras para ayudar a revertir la crisis de la discapacidad. No obstante, incluir completamente a las personas con discapacidad en cada aspecto de la economía y la sociedad y proporcionar los servicios que necesitan no ocurrirá de forma automática.
El financiamiento filantrópico puede desempeñar un papel importante en financiar esfuerzos que conviertan las muchas posibilidades en realidades tangibles.