La conectividad a Internet y las herramientas digitales han transformado todo, desde el comercio minorista hasta la forma en que vemos películas, aprendemos, pedimos comida y experimentamos la asistencia sanitaria, obligando a innumerables empresas de todas las industrias y sectores a evolucionar hacia nuevas realidades digitales o a arriesgarse a la extinción en un proceso continuo que ha llegado a conocerse como darwinismo digital.
Ahora, esta tendencia se encuentra en un punto de inflexión que hará que la disrupción de las últimas dos décadas parezca una apuesta sobre la mesa, con innumerables implicaciones para los inversores.
En la actualidad, los avances en software y hardware, junto con la inteligencia artificial (IA), se han acelerado hasta tal punto que la tecnología está creando oportunidades de innovación, impacto y disrupción sin precedentes en todos los países y sectores económicos. Este fenómeno global barrerá del mapa a algunas empresas, permitirá a otras ganar una cuota de mercado dominante y tendrá un impacto en el orden geopolítico mundial. También es una oportunidad para que los inversores se beneficien de la disrupción y contribuyan a un cambio positivo en el mundo real.
Esta supervivencia basada en el que sea «más apto digitalmente» pone de manifiesto los puntos débiles de las empresas que carecen de destreza tecnológica, al tiempo que permite a otras -a veces pequeñas compañías- dominar. Aunque el darwinismo digital ha sido hasta ahora más prominente en el sector del consumo, ahora lo está impregnando todo en un momento de crecimiento exponencial, acercando cada vez más a la sociedad a lo que Ray Kurzweil denomina “singularidad: el momento en que el poder del hombre y de la máquina convergen”.
La evolución se evidencia en el acortamiento del ciclo de vida de las empresas: la longevidad de una empresa cotizada en el S&P500 era de 30-35 años en los años 70, pero se espera que se reduzca a 15-20 años durante esta década, según Huron Consulting.
En medio de este cambio de paradigma, destacan tres tendencias a las que los inversores deberían prestar especial atención:
- Los datos y la conectividad. Hace tres décadas, pocas personas tenían acceso a Internet, ahora el 60% de las personas viven online, lo que acelera la disrupción al generar 2,5 quintillones de bytes de datos diarios. Esos datos se están utilizando para mejorar los bienes y servicios. El Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) pone de manifiesto el ritmo del cambio, ya que solo en 2021 crecerá un 9% hasta alcanzar los 12.300 millones de conexiones. Además, cada vez más la economía mundial es digital: dentro del índice MSCI All Country World, las empresas digitales generarán unos 7,4 billones de dólares de ingresos en 2020, frente a 2,2 billones en 2001. Se prevé que esta cifra alcance los 30 billones de dólares en 2040, creando oportunidades en todos los ámbitos, desde el metaverso hasta las redes, la infraestructura de conectividad, los semiconductores, el almacenamiento en la nube y la ciberseguridad.
- Hombre y máquina. Este concepto parte de la noción de que el cuerpo humano es el hardware y el ADN su código de software. Por ejemplo, la velocidad, la innovación y la colaboración que llevaron al rápido desarrollo de las vacunas frente al COVID-19 sugieren que los científicos y los tecnólogos pueden avanzar significativamente en la forma de tratar todo tipo de enfermedades. Los científicos de la nanotecnología están instalando microelectrodos para ayudar a los ciegos a ver. Más allá de la salud, la era del hombre y la máquina también tiene un gran potencial. A medida que el metaverso difumina las líneas entre las experiencias físicas y las digitales (impulsadas por la conectividad a Internet, la realidad virtual y el blockchain), las compras, el entretenimiento, la cultura y los pagos se verán revolucionados. Imagínese estar en su cocina renovada antes de empezar la construcción o probar un coche en casa. En la educación, los estudiantes pueden sumergirse en una cultura o lugar. Imagine que aprende sobre las pirámides de Egipto «visitando» una en el metaverso. Los medios de comunicación también cambiarán inexorablemente. Hoy en día, en Estados Unidos, los consumidores consumen 11.000 millones de días de contenido digital al año y ven otros 14.000 millones de días de televisión al año, lo que sugiere que el mercado de las experiencias inmersivas es enorme.
- Tecnología climática. Abordar el cambio climático es nuestro mayor reto actual, pero tenemos que crea oportunidades para que los inversores apoyen un cambio positivo. Hasta junio de 2021, se invirtieron 87.500 millones de dólares en empresas que combaten la crisis climática, frente a los 24.800 millones del año anterior, según PwC. A medida que se gasta más capital en la transición, una inversión significativa fluirá hacia los innovadores tecnológicos. El enviado de EE.UU. para el cambio climático, John Kerry, prevé que la mitad de los recortes necesarios para lograr emisiones netas cero «provendrán de tecnologías que aún no tenemos». Los inversores pueden apoyar todo tipo de tecnologías, desde los mercados de compensación de carbono impulsados por la inteligencia artificial hasta la mejora de la infraestructura energética.
Todo esto podría sacudir el orden geopolítico mundial a medida que las principales economías, como Estados Unidos y China utilicen la tecnología para competir por el dominio de las industrias vitales del futuro, desde la fabricación de paneles solares hasta los semiconductores y la robótica. Según todo esto se desarrolle, habrá volatilidad a medida que ciertos países ganen poder marginal y ventajas en sectores particulares. Sin embargo, en general, espero que se formen con el tiempo alianzas mundiales estables que faciliten la disrupción sin una volatilidad onerosa.
Estas tendencias suponen un reto para los enfoques tradicionales de inversión en renta variable, ya que, al fin y al cabo, tampoco son inmunes al darwinismo digital. En este sentido, el enfoque evolutivo para la compra de acciones parece que será de naturaleza temática, donde los inversores pueden asignar el capital a través de temas como la inteligencia artificial, el metaverso, la tecnología limpia, la vida sana, la seguridad alimentaria o el agua, en lugar de basarse estrictamente en industrias, sectores o regiones. Este proceso también podría ayudar a asignar el capital de manera más eficiente durante la transición a un mundo más sostenible, permitiendo que las carteras inviertan para lograr un impacto, contribuyendo a la vez a las soluciones y beneficiándose potencialmente de la volatilidad causada por la inevitable disrupción.
Tribuna elaborada por Virginie Maisonneuve, directora global de inversiones en renta variable de Allianz Global Investors.