Hace seis meses, los inversores buscaban signos de recesión, pero una pandemia mundial no estaba en su lista de posibles catalizadores. Ahora, mientras se logra contener las infecciones en muchos países, se está incrementando la capacidad y el equipamiento para manejar los nuevos brotes.
Las respuestas políticas sin precedentes para apoyar a las economías están allanando el camino para la reactivación. Esperamos una recuperación en forma de “raíz cuadrada”, con una renovación pronunciada de la actividad, seguida de una disminución, ya que algunos sectores como el ocio, la hostelería y el turismo requieren más tiempo para ponerse de nuevo en marcha. Hay un largo camino por recorrer, pero se espera que la mayoría de los países desarrollados, con la posible excepción de EE.UU, estén en la senda de la recuperación el tercer trimestre del año. Una vez pasado el impulso inicial, probablemente dichas economías vuelvan a un entorno de crecimiento lento y baja inflación, con una elevada deuda y tipos de interés bajos o negativos.
Para los inversores, el COVID-19 ha acelerado las tendencias económicas y sociales ya existentes. Asimismo, hay algunas tendencias estructurales que están cambiando profundamente el mundo y, como resultado, presentan oportunidades de inversión. En primer lugar, el Covid-19 subrayó nuestra ineludible dependencia de la tecnología y las preferencias de los consumidores, las cuales cambian rápidamente. El aumento del comercio online, el teletrabajo y las herramientas de educación han acelerado la digitalización. Por otra parte, los profundos cambios demográficos implican mayores exigencias en materia de atención sanitaria, y muchos países estaban poco preparados para la pandemia, lo que es muy probable que implique inversiones significativas en este sector. Además, el mundo se enfrenta a la urgente necesidad de descarbonizarse rápidamente. La presión de los consumidores, la regulación y las innovaciones están dando forma al panorama de las inversiones en la transición hacia una economía más sostenible.
Es indudable que la segunda mitad del año estará dominada por las elecciones presidenciales de EE.UU., así como por la evolución de la pandemia del coronavirus. Por ello, la asignación de activos capaces de gestionar una mayor volatilidad será crucial. En este contexto, enumeramos diez recomendaciones de inversión para el segundo semestre de 2020:
- Mantener la exposición a los activos de riesgo: la fuerte recuperación posterior a la caída inducida por la pandemia subraya la importancia de seguir invirtiendo en renta variable. Ahora, los inversores deben asegurarse de que mantienen suficientes activos de riesgo en sus carteras. En estas circunstancias, no hay sustituto que permita preparar respuestas tácticas a las inevitables sorpresas que exigirán cambios en los perfiles de riesgo de las carteras.
- Añadir asignaciones defensivas: cada cartera necesita un tipo de inversiones diseñadas para ofrecer un escudo contra lo inesperado. Hay varias posibilidades de hacer asignaciones tácticas a los activos defensivos. En Lombard Odier hemos aumentado nuestra exposición a los bonos del Tesoro de EE.UU. en carteras no estadounidenses, aprovechando el menor coste de cobertura a raíz de la crisis del COVID-19. Además, tiene sentido tener cierta exposición al oro y al yen japonés y, siempre que los mercados experimenten un período de baja volatilidad, aprovechar las opciones de venta de los índices.
- La apuesta por el investment grade: en este entorno de bajo crecimiento y rendimiento, el crédito investment grade ofrece la oportunidad de generar un rendimiento interesante en la cartera. En términos relativos, sigue siendo atractivo en comparación con la deuda soberana, con un sólido respaldo en forma de compras de activos del banco central.
- Identificar activos high-yield atractivos: en los mercados con rendimientos máximos hay poco potencial alcista, por lo que tiene sentido añadir bonos de alto rendimiento como parte de una estrategia carry. Seguimos evitando el transporte, la venta al por menor, el ocio y el sector energético estadounidense. También somos cautelosos con la deuda mundial emergente fuera de Asia, ya que países como Brasil y México siguen viéndose afectados por los bajos precios del petróleo y la pandemia. En particular, estas mismas economías sufrirán por el descenso del comercio mundial. Nuestra preferencia es el crédito con calificación BB, y algunos nombres con calificación B en sectores de rápida recuperación.
- Centrarse en el crecimiento sostenible de la renta variable, la asistencia sanitaria y la tecnología: las expectativas para los mercados de valores en la segunda mitad del año apuntan a rendimientos muy bajos, dado el repunte del segundo trimestre. Las acciones corporativas con perspectivas de crecimiento sostenible y balances resistentes, como la tecnología y la asistencia sanitaria, tienen mucho potencial, así como las empresas de servicios públicos que trabajan en soluciones sostenibles, ofreciendo oportunidades atractivas a medida que el gasto estatal se filtra hacia los proyectos de infraestructura. Después del COVID-19, es probable que el derroche de gasto del gobierno aumente las inversiones en infraestructura y tratamientos médicos. Las acciones de valores relacionados con la tecnología de la información en general tienen excelentes perspectivas de crecimiento post-pandémico, incluso en áreas como la arquitectura y la ciberseguridad.
- Favorecer la renta variable asiática de mercados emergentes: las perspectivas para la renta variable de los mercados emergentes en general son cautelosas, ya que el crecimiento del comercio mundial se verá atenuado por la disminución de los precios de los productos básicos, el menor estímulo fiscal de los bancos centrales y la mayor incertidumbre respecto al impacto del COVID-19. Dicho esto, China y Asia ofrecen muchas oportunidades de inversión atractivas. La región pudo volver más rápidamente a la actividad económica y la actividad industrial está de nuevo en marcha gracias a un considerable estímulo fiscal y al gasto en infraestructura de telecomunicaciones, energía, transporte y tecnología de la información. Además, el crecimiento de China parece tener más forma de V que muchas economías, pues la demanda interna impulsa cada vez más el PIB.
- La estabilidad de los activos reales en los mercados turbulentos: los activos reales como el private equity, los bienes inmuebles y las infraestructuras ofrecen diversificación. Este año en el sector inmobiliario destacan las propiedades residenciales y logísticas de alta calidad. La demanda de los inversores, impulsada por la búsqueda de rendimiento, no se ha debilitado, lo que sigue apoyando los precios. Las valoraciones no son baratas, pero aun así están lejos de ser una burbuja. Así, las acciones inmobiliarias europeas todavía ofrecen cierto potencial, ya que los mercados fijan el precio de una disminución del valor neto de los activos. En este entorno de crecimiento lento y bajas tasas de interés, la infraestructura debería contar también con el apoyo de las inversiones respaldadas por el gobierno. Los inversores no pueden permitirse pasar por alto el private equity, ya que puede ofrecer exposición a la economía real, una mayor diversificación de cartera y la posibilidad de obtener mayores rendimientos.
- La debilidad del dólar: la pandemia y la subsiguiente crisis económica desafiaron la visión bajista del dólar. Con la recuperación de la actividad y las primas de riesgo que han impulsado el precio del dólar, seguimos esperando un dólar más débil y vemos que otras monedas del G10 están en alza. Estas monedas están infravaloradas, expuestas al ciclo comercial de China y/o respaldadas por una balanza de pagos favorable. Esperamos que el euro, el yen japonés y el dólar australiano tengan un rendimiento superior y se aprecien frente al dólar a finales de año.
- La montaña rusa para la libra esterlina: el impacto de la pandemia en la economía del Reino Unido, junto con la mala gestión política, recomienda ser muy cautelosos con la libra esterlina. La falta de progreso del Brexit significa que el riesgo de un “no acuerdo” a finales de año ha aumentado, aunque esperamos que un acuerdo “esquemático” tardío con la Unión Europea apoye a la moneda. Mientras tanto, las posturas políticas y los titulares escépticos se traducen en que las cosas empeorarán para la libra esterlina antes de mejorar.
- Seleccionar las divisas emergentes frente al dólar americano: los mercados emergentes han sufrido el colapso de los precios de la energía este año y las monedas parecen estar en línea con las valoraciones actuales. Dado que el virus sigue afectando a muchos mercados emergentes y muchos se enfrentan a un empeoramiento de la situación fiscal, los inversores en divisas de mercados emergentes deben ser muy selectivos. Nos gustan las divisas con niveles de deuda más bajos, saldos externos decentes y exposición a la mejora del crecimiento de la zona euro (como la corona checa y el siclo israelí), o a China (rupia indonesia, won coreano, dólar taiwanés y peso chileno). Por otra parte, seguimos siendo cautelosos en lo que respecta a la lira turca, el rand sudafricano, el real brasileño y el peso colombiano, donde las balanzas fiscal y externa son más difíciles.
Tribuna de Stéphane Monier, Chief Investment Officer de Lombard Odier.