El año 2020 está siendo un desafío para todos. La recesión económica más intensa de las últimas décadas ha desencadenado una gran relajación monetaria y paquetes de apoyo fiscal que han alterado el escenario de las inversiones.
A medida que nos acercamos a 2021, la esperanza de las vacunas abre nuevos horizontes y con ello un aliento para el regreso a la normalidad prepandémica. Las vacunaciones masivas, las medidas de salud pública, el gasto extraordinario de los gobiernos y el apoyo de la política monetaria deberían acelerar la recuperación económica.
Si bien los efectos de la pandemia se sentirán a lo largo de 2021, esperamos un crecimiento económico, aunque desigual, a medida que avance el año así como una recuperación mundial rápida y sólida. Al fin y al cabo, esta crisis se debe a una conmoción externa causada por el coronavirus, y no a una debilidad estructural de la economía mundial.
Hasta que no se lleve a cabo un plan de distribución de vacunas a nivel mundial y estas lleguen a miles de millones de personas, las empresas y los consumidores seguirán necesitando apoyo para compensar las pérdidas de sus ingresos. En esta línea, el mayor problema sería que los responsables de la adopción de políticas suprimieran progresivamente dicho apoyo. Con los tipos de interés en nuevos mínimos a nivel mundial, es poco probable que la vuelta a la normalidad de la inflación limite las intervenciones de los bancos centrales.
Las fases de recuperación económica varían según los mercados; desde algunas economías casi totalmente recuperadas de Asia hasta los mercados de Estados Unidos y Europa sufriendo la segunda ola del virus. Además, entre los sectores económicos prevemos también recuperaciones desiguales. Esperamos que sectores como el de la vivienda, la manufactura y el comercio superen a industrias como la de servicios, financiera y energética. Por último, anticipamos una reactivación del comercio mundial gracias a un cambio en el diálogo entre China y EE.UU., así como una mejora del clima empresarial para los sectores que dependen de cadenas complejas de producción y logística. Esto debería impulsar a las economías emergentes a una fuerte recuperación.
Los inversores deben observar atentamente el desarrollo de las tendencias geopolíticas tras el COVID-19. El catalizador más importante serán las ambiciones multilaterales de la presidencia de Biden. La relación entre las dos superpotencias del mundo iniciará un nuevo capítulo a medida que evolucione el equilibrio del liderazgo mundial. A medida que se restructuran las relaciones multilaterales, es posible que veamos a Irán volver a los mercados mundiales del petróleo.
En referencia a nuestras carteras, ya reflejan cómo la pandemia ha acelerado muchas tendencias estructurales. Hemos identificado tres aspectos que seguirán impulsando las carteras de inversión resistentes: considerar a China como una inversión independiente, las tendencias de temáticas específicas y la utilización de los mercados privados para obtener valor.
En este contexto complejo y, en cierta manera, incierto, hacemos 10 recomendaciones a la hora de realizar inversiones los próximos meses:
- Mantener la inversión en activos de riesgo. La positiva evolución y desarrollo de la vacuna y el continuado apoyo monetario y fiscal están destinados a acelerar la recuperación económica. Los beneficios empresariales ofrecieron una grata sorpresa en el tercer trimestre y, dado que se espera que los tipos de interés se mantengan bajos, las acciones deberían seguir subiendo y las estrategias de inversión en renta fija deberían seguir proporcionando beneficios. Las sólidas perspectivas a medio plazo recompensarán a las carteras que continúen invirtiendo y ampliamente diversificadas, al tiempo que se añade gradualmente la exposición a algunos de los rezagados cíclicos de la renta variable de 2020.
- Contrarrestar la cartera. La recuperación gracias a una vacuna no será un proceso lineal. El contexto de baja rentabilidad provoca que los estabilizadores de cartera tradicionales, como los bonos del Estado, sean menos eficientes. Por lo tanto, es recomendable mantener un conjunto diversificado de coberturas. Éstas pueden ir desde los bonos del tesoro estadounidenses o los bonos del gobierno chino hasta el oro, el yen o las opciones de venta. Estos activos pueden evolucionar independientemente del riesgo de la renta variable que queremos contrarrestar y, por lo tanto, necesitan una gestión táctica.
- Conservar el oro, por ahora. Las incertidumbres a corto plazo deberían mantener el precio del oro en el rango de 1.850 a 2.000 dólares por onza. Esto ofrece una cobertura eficiente contra la volatilidad de la renta variable. La depreciación del dólar estadounidense puede ayudar a la demanda física de oro, pero esperamos que la demanda financiera siga siendo el impulso al precio más fuerte. En vistas a más largo plazo, en 2021 una vez que se produzca una recuperación, los tipos reales es probable que vuelvan a sus niveles normales y los inversores vuelvan a aumentar su exposición ante activos de riesgo, y probablemente el precio del oro tenderá a acercarse a nuestro objetivo a 12 meses de 1.600 dólares por onza.
- Diseñar estrategias para generar rentabilidad. Aunque las inversiones tradicionales de cobertura de cartera en los activos de renta fija del Estado pueden reducirse dados los bajos niveles de rendimiento actuales, el crédito empresarial debería seguir beneficiándose a medida que los inversores buscan rentabilidad. Esta dinámica probablemente continuará, en un contexto de baja inflación y con una política monetaria anclada. En esta línea, los bonos en divisa fuerte de los mercados emergentes resultan especialmente atractivos.
- Alcanzar la recuperación con acciones cíclicas y de crecimiento equilibradas. La noticia de una vacuna eliminó el peor escenario posible para la recuperación, haciendo de las acciones cíclicas, incluyendo las pequeñas capitalizaciones, más convincentes. Esto prepara el terreno para una recuperación parcial de las valoraciones y beneficios de las acciones industriales, del sector de la construcción, las financieras y energéticas, así como en los mercados europeos donde estos sectores son predominantes. Todos estos sectores sufrieron la desaceleración consecuencia de la pandemia, pero tienden a tener un rendimiento más rápido en un repunte económico. La demanda de los valores de calidad en el sector sanitario y tecnológico continuará en 2021, especialmente después de la fase inicial de recuperación, ya que sus cimientos siguen siendo fuertes.
- No perder de vista las acciones asiáticas. La recuperación económica de China y el hecho de que su economía esté más impulsada por el mercado interno hace que los mercados de valores del país estén cada vez menos correlacionados con los índices del resto del mundo. El país también será uno de los primeros beneficiarios de cualquier intento por retomar las relaciones comerciales con EE.UU. bajo la presidencia de Biden. Además, en otros mercados emergentes, las perspectivas deberían mejorar gracias a la reactivación del comercio mundial, tras dos años de contracción.
- Invertir en la economía real. Los inversores privados pueden hacer más resistentes sus carteras poniendo el foco en empresas que no cotizan en bolsa. La actividad de inversión en este mercado se desaceleró durante la pandemia. Las bajas valoraciones de las empresas para muchos objetivos de inversión y los niveles récord de efectivo están abriendo la puerta a grandes oportunidades. Este capital debería ayudar a reconducir a las empresas, así como generar un crecimiento sostenible. Además, los activos de infraestructura están preparados para beneficiarse de los altos niveles de gasto gubernamental destinados a la pandemia. En cuanto a los mercados inmobiliarios, el cambio al teletrabajo está desplazando la demanda de propiedades comerciales a corto plazo.
- Tener en cuenta la debilidad del dólar. A pesar de la caída del dólar americano en un 12% desde marzo de 2020, la moneda sigue sobrevalorada y todavía recoge algunos de los riesgos del caos electoral vivido en Estados Unidos. La victoria presidencial de Joe Biden representa una vuelta a la normalidad que, junto con los avances en las vacunas, debería permitir la recuperación del crecimiento y el comercio mundial. Mientras eso sucede, es probable que veamos más debilidad del dólar hasta 2021. Las principales monedas del G10 como el euro, la libra esterlina y el yen deberían seguir teniendo apoyo. Sin embargo, los mercados se orientarán selectivamente hacia las monedas de los mercados emergentes.
- Exponer las carteras a la mejora del comercio en divisas emergentes. En concreto, la recuperación del crecimiento de los mercados emergentes, la esperanza de una vacuna y la reducción de los riesgos extremos para las divisas emergentes más débiles deberían hacer subir el Índice de Divisas de Mercados Emergentes de JP Morgan en el primer trimestre de 2021. Nos gustan las divisas que cuentan con un respaldo en cuanto a su valoración, buenos equilibrios externos y una exposición a una recuperación del comercio mundial como el yuan chino, el won surcoreano, la corona checa y el peso chileno, así como las que, como el dólar taiwanés y el siclo israelí, se comportan bien en un contexto de tipos de interés “bajos por largo tiempo”.
- La sostenibilidad: clave para el rendimiento de la cartera.Toda la actividad económica depende de los recursos naturales y, sin embargo, el modelo económico actual es insosteniblemente derrochador. Las empresas con soluciones ambiciosas y sostenibles en todos los sectores e industrias están impulsando la transición hacia alternativas más limpias, más eficientes, inclusivas y circulares y lo que llamamos la economía CLIC™. Apostamos por las empresas que desarrollan nuevas tecnologías y productos para frenar sus elevadas emisiones de CO2, contribuyendo así de manera significativa a la lucha contra el cambio climático. Del mismo modo, creemos que existen oportunidades de inversión sin explotar en empresas que utilizan enfoques regenerativos para los recursos naturales del planeta. Estos modelos de negocio positivos para el medio ambiente ofrecen una gran promesa para el crecimiento económico futuro. Invertir en estas soluciones sostenibles es un factor clave para el rendimiento futuro de la cartera.
Tribuna de Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier Private Bank.