Desde el pasado mayo, apenas hemos tenido una semana que no haya estado marcada por noticias sensibles a los precios llegadas de Italia. El primer borrador de presupuesto, tan discutido como esperado, impulsado por el nuevo Gobierno, ya se ha publicado, y ha generado fuertes reacciones.
Aunque los ciudadanos aún no están al tanto de los detalles y consecuencias subyacentes, la trayectoria implícita de la deuda para el Gobierno italiano ha provocado un intenso rechazo de la Comisión Europea. Es la primera vez que Bruselas rechaza formalmente un plan presupuestario.
El Ejecutivo del país europeo cuenta ahora con poco tiempo para decidir si quiere o no cambiar su plan. En caso de que mantengan la actitud conflictiva, la Unión Europea probablemente iniciará un «procedimiento de deuda excesiva» con las normativas existentes en la EU para las desviaciones significativas. Al final de este proceso, Italia podría recibir una multa de hasta 9.000 millones de euros.
Las agencias de rating también han reaccionado. Moody’s fue la primera en moverse y rebajó la calificación de la deuda italiana, algo que también hizo S&P. La calificación de Fitch, esperada en los próximos días, probablemente no será mejor. Sin embargo, el enfrentamiento entre el Gobierno italiano y la Comisión Europea es solo una de las consecuencias.
A nivel nacional, este tipo de controversias pueden ser favorables para los partidos con actitudes antieuropeas, incluso si la política fiscal actual plantea más preguntas que respuestas. Lo que nos importa es cómo un Gobierno frágil encabezado por La Liga y el Movimiento Cinco Estrellas, que no parece dar una alta prioridad a la disciplina fiscal, pretende conservar la confianza a largo plazo de los mercados. De hecho, dada su deuda actual y el crecimiento económico proyectado, Italia deberá seguir dependiendo en gran medida de esta confianza.
Si, en este entorno ya de por sí problemático, la introducción de los llamados mini-BOTs por parte de ambos socios de la coalición se produce repetidamente, sin duda no contribuirá a generar confianza. Aunque es cierto que dependería principalmente de los detalles del diseño, no cabe duda de que se vería como un primer paso hacia una moneda italiana paralela. Para los costes de financiamiento de Italia, esto enviaría una señal equivocada y este paso definitivamente aún no ha sido valorado.
Por todo ello, creemos que los bonos del Gobierno italiano, independientemente de su plazo, no compensan adecuadamente el riesgo que ofrecen.
Tribuna de Michael Blümke, gestor senior de carteras de Ethenea Independent Investors S.A.
Capital Strategies es distribuidor de Ethenea en España y Portugal.