Hoy muchos inversionistas tienen dentro de sus preguntas el “¿cuánto crecerá la economía?”, y tratan de prever el desempeño de las inversiones con base en lo que puede ser el desempeño de la economía. No es que esté mal hacerlo, el tema es que realmente el Producto Interno Bruto, PIB, es relevante para muchos temas económicos (políticas públicas, por ejemplo), pero no para las inversiones. Y claro, muchos analistas aún hoy presentan la proyección del crecimiento de la economía (local, nacional, regional, global), pues no le han mostrado a los inversionistas que, en el mejor de los casos, es un dato ilustrativo, aunque no muy relevante.
Si algo hay claro desde 2008, es que los mercados van por una parte y el PIB va por otro camino. He relatado en otros espacios, que uno de los analistas que sigo con más detalle, Lance Roberts, ha mostrado cómo desde los primeros paquetes de ayuda en 2009, una economía como USA ha inyectado en liquidez más de 37 trillones de dólares, mientras que la economía real, solo lo ha crecido en 7 trillones de dólares. En ese mismo período, cabe decir, que la bolsa norteamericana (y en general, la bolsa global), crecieron de manera exponencial, con rendimientos acumulados, en algunos casos, mayores al 300%.
Si alguien tenía dudas de que la economía financiera y la economía real son dos caminos diferentes, piensen en el año 2020: mientras el mundo real cayó cerca de 4 trillones de dólares (suponiendo que comenzamos cerca de los 80 trillones de la economía total combinada y caímos el 5% en promedio), la capitalización global se incrementó casi 38 trillones de dólares, más del 50% de lo que se calcula valían las bolsas al cierre de un año atrás. Si bien es una diferencia muy marcada entre la economía financiera y la economía real, no es la única existente, y de hecho llevamos años en que la misma no ha hecho sin ampliarse.
Desde mis primeros años como analista financiero, quedó claro que tomar decisiones de inversión basado en un indicador como el PIB no es una alternativa “ganadora”: las acciones responden primero a la economía que el PIB, que es un indicador totalmente rezagado. Si bien no estoy diciendo nada nuevo para alguien que lleve años en el ejercicio de la gestión patrimonial o el mercado de capitales, sí me llama poderosamente la atención que no muchos inversionistas finales lo tienen claro. Ahí creo que la labor educativa de los asesores financieros no ha sido tan profunda como podría ser.
Quizá en este punto, alguien me dirá que finalmente las empresas venden en el mundo real (y las ganancias futuras van a depender de esto; que era, quizá, un poco más cierto en una economía cerrada, no en un mundo globalizado), por lo que tarde o temprano los dos indicadores deben, si no parecerse, al menos converger. La verdad, dudo que eso suceda en el futuro (por lo menos en el cercano y el de mediano plazo), puesto que cada día con las inyecciones de liquidez de los bancos centrales, las tasas al cero, la laxitud fiscal en muchas partes, hacen que los dos mundos, más que nunca, vayan por caminos muy, muy diferentes. El símil que he venido teniendo desde semanas atrás, es que la economía (al menos la del mundo desarrollado), es como un motor V8 de la década del 60: consume mucho combustible y genera poco empuje.
El PIB podría tener algún poder explicativo en temas como la sostenibilidad de la deuda soberana, pues quizá se contemple que, a mayor crecimiento de una economía, mayor capacidad de pago de un gobierno de su deuda. Y si bien esta explicación es mucho más lógica, los hechos del año anterior nos mostraron que no es del todo correcta en la coyuntura actual: los grandes bancos centrales del mundo, con la Reserva Federal a la cabeza, no permitieron una libre flotación de la deuda pública y los indicadores económicos que sustentan su análisis, pues salieron a mencionar, palabras mas, palabras menos, que la “protegerán” a toda costa…si esto no es una garantía implícita (y por ende, dejando la importancia del PIB a un lado incluso para la deuda), no sé qué lo pudiera ser.
En conclusión, la combinación de Consumo más Inversión más Gasto Gubernamental más Exportaciones Netas, puede ser útil para la política pública, esa que tiene que hacer el Gobierno por el bien de sus habitantes, para generar empleo, bienestar, entre otras cosas; sin embargo, como inversionista, siga otros indicadores y siéntese con su asesor financiero a mirar esos otros indicadores. Cierre el periódico, no mire el PIB y solo pregúnteselo por cultura general, ¡¡nada más!!