Los resultados económicos de Europa en 2024 sólo mejoraron ligeramente. Con una política monetaria finalmente relajada de nuevo, había esperanzas de recuperación. Sin embargo, el consumidor europeo sigue reacio a gastar y el crecimiento debería situarse ligeramente por debajo del 1%. La debilidad se ha concentrado en la mayor economía del bloque, Alemania, con desafíos estructurales al modelo empresarial del país y restricciones fiscales que han provocado el estancamiento.
Es poco probable que el panorama mejore mucho en 2025. Italia y Francia tendrán dificultades para reducir sus déficits presupuestarios (superiores al 5% y al 7% del PIB en 2024, respectivamente). Es probable que los problemas de Alemania persistan y se intensifiquen. La actual crisis de gobierno aumenta la incertidumbre a corto plazo. Con el partido conservador CDU probablemente al frente del próximo gobierno, la falta de voluntad de utilizar la política fiscal para estimular la economía sólo puede profundizarse. En este contexto, vemos poco realista salir de las estrictas restricciones presupuestarias autoimpuestas.
Por último, el telón de fondo geopolítico está a punto de complicarse. Es probable que una administración Trump reduzca drásticamente el apoyo a Ucrania, dejando a una UE poco preparada con una tarea ingente. La perspectiva de otra guerra comercial con aranceles estadounidenses dejaría a Europa materialmente expuesta. Aunque su efecto inflacionista probablemente sería limitado, es probable que el impacto sobre el crecimiento de canales que incluyen el aumento de la incertidumbre, los recortes de la inversión y el endurecimiento de las condiciones financieras sea material. Hemos rebajado nuestra previsión de crecimiento de la zona del euro para 2025 al 1,0%.
El impacto de las nuevas políticas de EE.UU. sobre el crecimiento se producirá en un momento en que la zona del euro no está bien situada para hacer frente a otro choque. Con una política fiscal limitada en la mayoría de los Estados miembros (y prácticamente inexistente a escala de la UE), el peso recaerá una vez más en la política monetaria. Afortunadamente, a diferencia de la última guerra comercial de los últimos años, cuando el tipo de interés oficial del BCE era bajo, esta vez hay más margen para reaccionar. Ahora esperamos que los tipos de interés se reduzcan al 1,25%, o incluso más si el crecimiento se deteriora más bruscamente.