Saber procurarse un bienestar financiero es una de las cosas más importantes de la vida. Y no es una tarea imposible. Sólo se necesita tener unos conocimientos básicos, trazarse un plan y mantenerse fiel a él. No importa la cantidad de la que se dispone, lo importante es conocer las oportunidades a su alcance. Si conoce las reglas de la inversión y sigue un plan inteligente, debería ser capaz de alcanzar seguridad financiera a lo largo de los años y disfrutar de los beneficios de gestionar su propio dinero.
Sin un plan definido, podría tener suerte, pero sería menos probable. Para trazar ese plan es necesario tener claros los objetivos que se desean alcanzar. Para saber a dónde ir, es necesario saber a donde queremos llegar.
Hay varias formas de hacer frente a los objetivos de inversión. Tradicionalmente, los inversores se han focalizado en generar los mayores retornos posibles o en batir al mercado, mientras mantenían el perfil de riesgo que les resultaba más cómodo. Una aproximación relativamente moderna es la inversión basada en objetivos, poniendo énfasis en la consecución de objetivos específicos, como puede ser la adquisición de una vivienda, la educación de los hijos o la creación de un fondo de reserva para la jubilación.
Al establecer objetivos de inversión, la probabilidad de alcanzarlos es mayor, ya que considerará el horizonte de inversión y el nivel de riesgo para cada uno de ellos de forma separada. Además, la posibilidad de medir el progreso realizado para cada uno de ellos, le servirá de motivación para continuar.
Lo importante es hacer algo y no dejar su situación financiera a la suerte. Hay quien opta por solicitar ayuda profesional de los Asesores Financieros, que pueden presentarle las opciones a su alcance y ayudarle a encontrar las inversiones que encajan con su nivel de riesgo.
Pero si no le importa dedicar tiempo y esfuerzo a la tarea, es posible convertirse en su propio asesor financiero
Es importante que, para su mayor eficacia, los objetivos sean medibles y alcanzables. Puede ser de ayuda preguntarse ¿por qué quiero invertir?. Son muchos los objetivos que se pude desear alcanzar, por lo que es necesario reflexionar sobre los que espera conseguir con su inversión y centrarse en ellos, sin dispersarse.
Puede ser unas vacaciones especiales o una boda. Ahorrar para comprar una vivienda o para la educación de sus hijos. Ahorrar o generar un flujo de rentas periódicas, de cara a su jubilación. Crear un negocio o comprar una casa de vacaciones. O bien dejar un patrimonio a sus herederos o hacer una donación a una institución de caridad. Sólo son algunos ejemplos.
El paso siguiente consistirá en asignar un horizonte de inversión (periodo por el que se mantendrá la inversión) que dependerá de la fecha en que necesite llevar a cabo el objetivo marcado. Así, por ejemplo, a objetivos como ahorrar para comprar una vivienda o para la educación de sus hijos, crear un negocio o comprar una casa de vacaciones, se le asignaría un medio plazo. En el caso de una boda o unas vacaciones, el plazo sería corto. Y, típicamente, objetivos como ahorrar para la jubilación o para dejar un patrimonio a sus herederos, caería dentro del largo plazo.
El escribirlo con detalle es importante, para que sus objetivos queden claros para usted mismo y adquiera un compromiso con su propio plan, de forma que no se sienta tentado de cambiarlo sobre la marcha. Se pueden hacer tres columnas, una para cada horizonte temporal y colocar en cada una de ellos los objetivos que correspondan. Esta puede ser la base también sobre la que ir anotando las decisiones de inversión tomadas para alcanzar cada uno de los objetivos y anotar los progresos que se van produciendo.
El siguiente paso podría ser la asignación de una cifra a cada objetivo. Esto resulta fácil con algunos, como puede ser la cantidad de que desea disponer para ayudar a pagar la boda de su hija (por ejemplo 8.000 euros) o para un crucero a los fiordos noruegos (p. ej. 3.000 euros). Resulta algo más complicado con otros objetivos, por lo que tendrá que hacer estimaciones en base a varios escenarios futuros posibles. Existen herramientas en Internet para ayudar en algunos de las estimaciones, como es el caso del ahorro para la jubilación, facilitado por entidades como Vidacaixa o BBVA.
Una vez que se tiene la lista de objetivos y los objetivos financieros para cada uno de ellos, resulta más fácil planificar, presupuestar y elegir la inversión adecuada. La siguiente fase consistirá en seleccionar el tipo de inversión más adecuada, teniendo en cuenta no sólo los posibles retornos esperados y el nivel de riesgo asumido, sino también la fiscalidad aplicada.
Los fondos de inversión ofrecen suficiente variedad de opciones en cuanto a diferentes horizontes temporales, objetivos financieros y niveles de riesgo. Ofrecen además una fiscalidad ventajosa, ya que no se aplica deducción a una inversión hasta que no se efectúa su reembolso, pudiéndose traspasar entre diferentes fondos sin coste fiscal alguno hasta llegar a la fecha final señalada como objetivo. Su seguridad, respecto a otro tipo de inversiones, es también mayor, ya que las participaciones en un fondo son nominales y normalmente están depositadas en una entidad diferente del grupo gestor, por lo que no se verían afectadas si la entidad financiera se viera en dificultades y se resolviera.
Paula Mercado es Directora de Análisis de VDOS