Los bonos convertibles ofrecen grandes oportunidades de diversificación de cartera, pese a lo cual algunos inversores institucionales albergan dudas sobre su incorporación. Las ventajas de los convertibles, que aúnan la exposición a una revalorización de las acciones con la protección que aportan los bonos frente a una depreciación, son demasiado grandes como para ignorarlas. En consecuencia, considero importante abordar ciertas inquietudes de los inversores, considerando cuatro posibles presunciones respecto a los bonos convertibles.
Presunción 1: El mercado de convertibles es relativamente pequeño (300.000 millones de dólares) y está, por lo tanto, expuesto a los riesgos de concentración y de falta de liquidez en periodos de inestabilidad.
Si todos los grandes inversores quisieran estar presentes en el mercado de bonos convertibles la liquidez representaría efectivamente un problema. Por suerte, la mayoría no están interesados en él, lo que permite aprovechar numerosas oportunidades. Y aunque la liquidez pueda no ser la de antes de 2008, los convertibles siempre cuentan con un activo subyacente representativo de capital que sostiene los precios. A pesar de la intensa migración de emisores al mercado de deuda tradicional en estos últimos años debido a la prolongada caída de los tipos de interés, la emisión en el mercado de convertibles se ha mantenido estable, en torno a los cien mil millones de dólares estadounidenses al año.
Presunción 2: Los convertibles ofrecen un rendimiento menor que los activos de renta fija tradicionales (los bonos high yield, por ejemplo, parecen una clase de activo más atractiva) y sus rentabilidades son inferiores a las de una inversión directa en acciones.
Si bien el cupón que pagan los bonos convertibles no es tan alto como el de otros tipos de valores de deuda, su vínculo subyacente con acciones (valores representativos de una participación en capital) les permite ofrecer rentabilidades similares a éstas con una volatilidad mucho menor. Esta ventaja puede compensar con creces el menor rendimiento por cupón. Los bonos convertibles también han exhibido un buen comportamiento en entornos de bajo rendimiento, como es el caso de Japón.
Los convertibles ofrecen a los inversores convexidad, lo que significa participar en unos dos tercios del potencial alcista de la acción; algo que puede saber a poco a quienes aspiran al 100%. No se olvide, sin embargo, que los valores convertibles también ofrecen la protección de los bonos ante una depreciación, al tiempo que se benefician de una gran parte de la mayor rentabilidad de las acciones. La inversión táctica que aumenta o reduce la exposición al riesgo en función de la evolución del mercado entraña de suyo no poco riesgo. En el caso de los convertibles, su propia estructura equilibrada brinda el vehículo para obtener automáticamente el mismo efecto. Históricamente, los bonos convertibles han ofrecido rentabilidades similares a las de la renta variable, pero con aproximadamente la mitad de volatilidad.
Presunción 3: Si ya se cuenta con una buena combinación de activos en forma de acciones y bonos, ¿para qué complicarse la vida incorporando convertibles a la cartera?
Nadie sabe en qué sentido se moverán mañana los mercados. Nada causa más quebraderos de cabeza a los inversores que decidir la asignación de activos. Los bonos convertibles pueden considerarse una solución que permite aproximar una cartera de inversión a la combinación óptima de bonos y acciones. Los convertibles mejoran la diversificación de las inversiones ya realizadas en deuda. Reflejan una correlación inversa con los bonos soberanos y muy escasa con la deuda empresarial con categoría de inversión.
En la actualidad exhiben una correlación del 90% con las acciones y del 60% con los valores high yield. Nos hallamos en territorio inexplorado y existe incertidumbre sobre la senda que seguirán los tipos de interés. Siendo así, es importante destacar que los bonos convertibles se han comportado bien en el pasado durante períodos de tipos al alza. Estos tiempos inciertos y sin precedentes exigen un cambio de mentalidad hacia la inversión y la voluntad de adoptar nuevas estrategias complementarias.
Presunción 4: No somos expertos en esta clase de activo; los convertibles son un nicho de mercado sobre el que apenas se dispone de orientación y análisis.
Los bonos convertibles bien podrían ser la clase de activo con menos gestores pero, con eso y con todo, son numerosos los gestores especializados entre los que cabe elegir. Cambiar de uno a otro es mucho más fácil que contratar o despedir a todo un equipo interno. Es, también, la mejor manera de aprovechar el potencial de rentabilidad que ofrecen estos activos. El elevado porcentaje de convertibles sin calificar hace especialmente importante contar con un análisis integral de estos valores.
A continuación se resume nuestro riguroso proceso de inversión en cuatro pasos.
- Comenzamos analizando el universo de bonos convertibles para determinar la convexidad. Los convertibles equilibrados ofrecen un potencial al alza ilimitado debido a la convergencia de acciones y convertibles en mercados alcistas. En cambio, el suelo proporcionado por el bono limita su caída, salvo que se incrementen el riesgo de crédito o de incumplimiento.
- A continuación realizamos una clasificación en función de la solvencia crediticia. Nuestro objetivo es que las empresas estén en condiciones de devolver el principal del bono al vencimiento. Este es el fundamento de la preservación del capital, en caso de que las cosas se torciesen.
- El tercer paso es identificar los factores que impulsarían la revalorización de la acción subyacente. Al objeto de identificar los factores de éxito estructurales a largo plazo recurrimos a temas. Algunos temas con visos de afianzarse (podrían acelerarse o ralentizarse levemente, pero no deberían estancarse) son «gasto sanitario», «computación en la nube», «crecimiento del gasto por Internet» y «envejecimiento demográfico global».
- Por último, la construcción de la cartera y la gestión del riesgo desempeñan una función importante de cara a garantizar un proceso inversor disciplinado y equilibrado.
Tarek Saber es director de Bonos Convertibles y gestor principal de carteras de Bonos convertibles de NN Investment Partners.