La expansión de la economía estadounidense parece establecida en torno a una trayectoria plana de producción potencial, con lo que es probable que la inflación aumente. Cabe esperar que la política gubernamental eleve la confianza, pero el proceso legislativo podría ser escabroso y generar picos de volatilidad ocasionales. Dicho esto, la Reserva Federal estadounidense responderá a la inestabilidad de los mercados financieros de ser necesario. En cuanto al rumbo de la política, yo diría que las expectativas del mercado y la previsión emitida por la Fed sobre los tipos de reserva están alineadas.
Se ha llegado a la idea de que, a nivel mundial, el crecimiento de la oferta agregada –también conocida como producción potencial– se ha ralentizado, y esto es crucial para la toma de decisiones de inversión en el futuro. Pero no hay necesidad de complicar excesivamente las cosas: si su comprensión de la macroeconomía no cabe en una postal, tiene usted demasiados elementos en movimiento.
Nuestra expectativa es que el comportamiento capaz de mover los mercados se centrará en cuatro acontecimientos, que en nuestra opinión se están estabilizando ahora mismo:
- Elecciones legislativas de 2018 en Estados Unidos: El día después de los comicios de noviembre del año pasado, 568 personas se enfrentaban a una reelección en menos de dos años: la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. ¿Cómo puede uno defender políticas duras cuando va a tener que luchar de forma inminente por mantener su escaño? Yo pienso que las elecciones legislativas son el pegamento que mantiene unido al Partido Republicano en la actualidad. Creo que habrá algunos compromisos políticos y ciertos cambios significativos en la política fiscal. Por consiguiente, en el marco de ajustes considerables en la política regulatoria, anticipamos un repunte del gasto de capital en 2017. La normativa para entidades financieras ya está cambiando, incluso si el Presidente Trump no llega al extremo de lograr la revocación de la Ley Dodd Frank. Los republicanos necesitan unirse lo suficiente para lograr que las legislativas de 2018 sean un éxito, con lo que harán concesiones. No hemos tenido una reforma fiscal exhaustiva desde Reagan, cuyo proceso presupuestario iniciado en 1981 obligó a una reforma fiscal subsiguiente en 1986. Así, toda implementación de políticas en este ámbito podría llevar tiempo.
- Elecciones en Alemania: Estos comicios son importantes debido a la política monetaria del Banco Central Europeo. El presidente de la entidad, Mario Draghi, no quiere que dichas medidas se conviertan en una cuestión política. Aunque la economía alemana está repuntando y podría estar conduciendo a la salida de la política de flexibilización cuantitativa (QE), por no mencionar una subida de tipos de interés, este no es el caso de todas las economías de la eurozona.
- Conferencia anual del Partido Comunista Chino: Las cosas han estado extrañamente tranquilas en el frente chino, y nuestra expectativa es que lo serán estando durante el resto de 2017. En noviembre se celebrará el 19º Congreso Nacional del Partido Comunista de China, una oportunidad para el Presidente Xi Jinping de afianzar su posición de cara a los próximos cinco años. Para lograrlo, necesita un crecimiento del PIB del 6,5%. Esto podría traducirse en un menor impulso reformista o en un aumento del balance nacional, pero hará lo que haga falta. En este contexto, creemos que la influencia de China en los mercados será relativamente benigna este año.
- Cambio generacional en Arabia Saudí: Se está produciendo un cambio de régimen en Arabia Saudí, y con él se ha lanzado el plan “Visión Saudí 2030”, diseñado para revitalizar la nación y liberarla de su excesiva dependencia de los ingresos del petróleo. En el marco de lo anterior, se anticipa una salida parcial a bolsa de la petrolera estatal Aramco. El plan reafirma la determinación de los saudíes de implementar y ampliar recortes de cupos de producción para proporcionar un trasfondo estable al mercado petrolero. Por consiguiente, el precio del crudo fluctuará dentro de un rango con un límite inferior de 50 dólares por barril. Su límite superior es de 60 dólares, determinado por la eficiencia de los productos estadounidenses de petróleo de esquisto.
Implicaciones para el inversor
Estados Unidos tiene una población cada vez más vieja, que crece con mayor lentitud. Al mismo tiempo, el crecimiento de la producción potencial es bajo. A comienzos de siglo, el país crecía a un ritmo del 4%; actualmente, su tendencia de crecimiento del PIB ronda el 1,5%. Los hogares deberían anticipar menores rentas futuras, con lo que deberían ahorrar más. Las empresas también deberían anticipar menores beneficios, con lo que deberían invertir menos. La combinación de mayor ahorro y menor inversión se traduce en tipos de interés reales más bajos en el mercado. A su vez, esto conduce a una compresión continuada de los diferenciales, en el marco de la búsqueda de rentabilidad de los inversores.
¿Podemos hacer algo sobre la ralentización del crecimiento de la producción potencial? En los últimos años, los pronósticos a 5 años de potencial de crecimiento emitidos por el Fondo Monetario Internacional para 190 países se han revisado a la baja en dos de cada tres casos. Este proceso comenzó con anterioridad de la crisis financiera.
Política de la Fed
La presidenta de la Reserva Federal estadounidense, Janet Yellen, es tan partidaria de una política expansiva como ustedes creen. El objetivo del 2% para la tasa de inflación no la convence, y está dispuesta a tolerar niveles superiores a cambio de altos niveles de empleo. No obstante, Yellen lleva implicada en la política monetaria estadounidense desde la década de los noventa, y es consciente de que debe sonar como una banquera central conservadora. Así que juega su papel, y nunca diría siempre que «no» a unos tipos de interés crecientes. En sus discursos siempre ha afirmado que es importante normalizar la política monetaria, pero también ha encontrado razones en las reuniones del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) para ralentizar ese proceso. Solamente implementó un par de subidas de tipos, en diciembre de 2015 y 2016, respectivamente.
Dicho esto, su postura ha cambiado desde noviembre del año pasado. Podría decirse que, con anterioridad a la victoria electoral de Trump, el resto del comité pensaba que estaría al mando durante los próximos cinco años. Ahora, todo el mundo ha comenzado a pensar que no lo estará, lo cual refuerza al resto de sus miembros, que en mi opinión no le dejaron más opción que subir tipos en marzo.
Deberíamos creer lo que afirman sobre dos subidas más en 2017 y una ralentización de las compras de activos. Creo que su sucesor aplicará políticas muy parecidas a las suyas, y que será una persona que guste a los mercados y con quien Trump se sienta cómodo.
Tribuna de Vincent Reinhart, economista jefe de Standish, parte de BNY Mellon.