Tras este periodo de pandemia, que esperamos vaya pasando, hay que ser algo cautelosos. En este tiempo, el crecimiento económico ha ido pasando de China, que pronto alcanzó sus niveles previos a la pandemia, a EE. UU. y ahora Europa. Pero la variante delta del coronavirus se está caracterizando por un incremento de contagios bastante mayor de lo esperado.
Con este panorama, entramos en un ciclo de moderación positiva, donde se mantiene el crecimiento económico global y las políticas monetarias y fiscales siguen proporcionando apoyo. El caso es que el sentimiento se está ajustando a la realidad y hay que ser muy selectivos. De hecho los inversores deben mirar y hacer deberes a medio plazo. Al respecto vemos cuatro ideas interesantes que mirar para este verano: bonos chinos, renta variable de la región asiática, Europa y transición energética como concepto de inversión sostenible.
Deuda de China en moneda local
En un mundo de rentabilidad a vencimiento ultra baja en renta fija, a menudo negativa, escasean los precios atractivos en bonos. Pero vemos potencial en bonos del gobierno chino, que disfruta de entradas de inversión significativas. Estas se pueden acelerar a medida que sus autoridades permiten a los inversores extranjeros mayor acceso a sus mercados y la deuda china se convierte en valor de peso en los índices de bonos globales. Muestra rentabilidad real a vencimiento cercana al 2%, frente a negativa en EE. UU.
Además, el impulso económico en China parece haber alcanzado máximos y el próximo movimiento de su banco central puede ser de mayor flexibilidad monetaria, pues es poco probable que la inflación alcance el objetivo para finales de año. China cuenta con un banco central responsable e inflación a la baja y una divisa que se aprecia. Además, el mercado de bonos soberanos de China es el único con señales técnicas positivas y con entrada de flujos de inversión.
Europa, cada vez más atractiva
Por su parte, Europa se encuentra en las primeras etapas de la recuperación post pandemia. Con un 30% de la población habiendo recibido una primera vacuna y un 10% completamente vacunado, el crecimiento debe repuntar rápidamente durante el verano. A ello se añade que Europa parece cada vez más atractiva. Las perspectivas económicas y condiciones de liquidez son mejores que en otras regiones y las valoraciones de las acciones más razonables que en EE. UU. Además, las entradas de inversión en renta variable de la región se han mantenido fuertes. En concreto, Reino Unido es el mercado más barato. Sus altas tasas de vacunación sugieren que puede escapar de los peores efectos de la variante delta. Además, es un mercado con una mezcla favorable de acciones defensivas orientadas a valor y de alta calidad que pueden comportarse mejor en esta fase del ciclo.
Asia ex Japón, atractiva estratégicamente
Por su parte, los mercados de renta variable de Asia ex Japón parecen atractivos estratégicamente. La región puede crecer el doble de rápido que el resto del mundo los próximos cinco años, con menor inflación. Además, la respuesta monetaria y fiscal de estas economías ha sido relativamente conservadora en la crisis del COVID-19 y cuentan con más margen de política monetaria. Sus monedas están infravaloradas y las valoraciones de sus acciones son razonables respecto a la previsión de crecimiento, hasta el punto de que cualquier inversor debería complementar su cartera de mercados desarrollados con Asia emergente, tanto en renta variable como fija.
Por supuesto, hay riesgos, desde la deuda acumulada por China, hasta desafíos que no se resolverán en décadas, incluyendo el cambio climático y una gobernanza débil, así como cuestiones geopolíticas. Pero muchos de estos retos pueden superarse con una combinación de desarrollo tecnológico y de innovación y en conjunto las oportunidades compensan.
Hay que tener en cuenta que Asia emergente representa casi el 30% del PIB mundial y los últimos diez años ha sido responsable del 70% del crecimiento económico global. Pero su peso en los índices bursátiles y de renta fija no supera del 7% al 10%. Los activos asiáticos están infrarrepresentados en las carteras globales y una mayor proporción de capital tendrá que fluir hacia economías emergentes de Asia.
Transición energética como concepto de inversión sostenible
También hay que tener en cuenta que la inversión en sostenibilidad ha sido caballo ganador los últimos años y debe ser una parte estructural de las carteras. Aunque haya habido toma de beneficios a corto plazo en energías limpias, los fundamentales a largo plazo son cada vez más favorables. Incluso en un entorno de crecimiento económico bajo, la transición energética hacia solar y eólica se va a producir. De hecho, las empresas cotizadas especializadas, con infraestructuras relacionadas con energía limpia y soluciones sostenibles, pueden aprovechar los esfuerzos por ser más eficientes en recursos y descarbonizarse. Se trata de compañías que ofrecen soluciones a problemas medioambientales y representan una gama cada vez más amplia de industrias y docenas de subsectores, favorecidos por los programas de inversiones y planes de emisiones netas cero de CO2.