Los más de 40 días de protestas y huelgas de transporte en Francia contra la reforma de las pensiones que plantea el gobierno galo son un hecho sin precedentes en la historia reciente de Francia.
No es la primera vez que el país queda paralizado por un bloqueo del sistema nacional de transporte. Las recientes protestas son un eco de las de finales de 1995, que también se vieron impulsadas por las reformas de las pensiones propuestas. En aquel entonces, la oficina nacional de estadística francesa (INSEE) estimó que los disturbios tuvieron un impacto que redujo el PIB del último trimestre en alrededor del 0,2%. En ese momento, la región de París se vio especialmente afectada, al igual que varios sectores: telecomunicaciones, energía, educación y salud. Las huelgas de 1995 dieron lugar a una disminución del gasto de los consumidores y a la interrupción de la producción.
La preocupación actual por el riesgo de deterioro de la economía francesa es legítima. París ha soportado la mayor parte de la desaceleración económica, siendo los restaurantes, el turismo y las tiendas minoristas los que más han sufrido, especialmente en el crítico período navideño. Las huelgas son, sin duda, una carga para la confianza de los consumidores. Sin embargo, la población se ha adaptado a la situación gracias al comercio electrónico, al trabajo a distancia, al carpooling y al car sharing, que son todos los servicios o alternativas que ahora están ampliamente aceptados y disponibles.
Las estadísticas de las empresas y otros indicadores avanzados de la economía francesa se mantienen, sobre todo si se comparan con otras economías europeas. A pesar de la ralentización de la industria manufacturera mundial, los datos económicos franceses no apuntan a grandes consecuencias en el sector industrial. Sin embargo, Alemania se está resintiendo. Además, el último barómetro industrial de Ernst & Young ha calificado a Francia como el país más atractivo de Europa.
El ministro de Economía, Bruno Le Maire, ha comentado recientemente que la huelga de transporte podría tener un pequeño impacto en el crecimiento económico y el empleo, un análisis que compartimos. En general, esperamos que el PIB del cuarto trimestre de 2019 crezca aproximadamente +0,3%. La semana pasada se llegó a un acuerdo entre el Gobierno francés y los sindicatos reformistas. Este último movimiento podría suponer un paso positivo y allana el camino para poner fin a las huelgas. Sin embargo, si ambas partes no llegan a un acuerdo y continúan las protestas, el crecimiento podría seguir inclinándose a la baja.
Tribuna de Jean-François Jolivalt, gestor de fondos multiactivos de La Française AM.