Durante el mes de abril se empezó a concretar el miedo que tenían muchos inversionistas respecto a la calificación crediticia de México y de Pemex. Tanto Fitch como Moody´s actuaron y empezó una avalancha de rebajas crediticias sin precedentes en la historia del país. Mientras escribo estas líneas, la calificación de México y Pemex es la siguiente (Gráfica 1).
Es importante mencionar que una perspectiva negativa (como es el caso de S&P y Moody’s) implica que podríamos observar rebajas en la calificación de crédito en el futuro próximo. Por otro lado, una perspectiva estable (como es el caso de Fitch) implica que la calificadora, por lo pronto, ya no ve cambios positivos o negativos en el corto plazo.
Si bien a México le faltan varias acciones crediticias negativas para consolidarse dentro del universo especulativo (debajo de BBB-), con la acción crediticia de Moody´s, Pemex deja, indudablemente, el terreno de alta calidad para adentrarse en el de bonos basura.
Con todo lo que ha pasado, hay una pregunta natural que me gustaría resolver en este análisis: ¿Cuánto dinero es probable que salga de las inversiones mexicanas si es que México llegase a perder el grado de inversión, y cuánto dinero saldrá de inversiones financieras en Pemex ahora que ya es un bono especulativo?
No es una pregunta sencilla de responder, pues hay áreas del mundo financiero que son bastante opacas respecto a las tenencias de instrumentos en sus portafolios, pero lo que sí se puede estimar es el flujo mínimo de salidas del universo total que poseen los extranjeros.
Vamos por pasos. Primero hay que ver en donde están parados los extranjeros en término de tenencia mexicana y de Pemex. El extranjero puede tener dos tipos de exposiciones: 1) en moneda local (Mbonos, Cetes, Udibonos, Bondesd); 2) en moneda extranjera (Bonos mexicanos denominados en moneda extranjera (UMS) o bonos de Pemex en moneda extranjera).
Para el caso de los bonos denominados en moneda extranjera, el impacto en término de salida de capital del país debería ser menor. Este tipo de bonos se cotizan en el extranjero, y en caso de ser vendido, cambia de mano de extranjero a extranjero. Asimismo, dado que cotiza en USD, la afectación al tipo de cambio debería ser menor, tanto para las ventas forzadas de UMS, como para las de Pemex en moneda extranjera.
El caso crítico está en los bonos denominados en pesos, como los Mbonos, los CETES, los Udibonos y los Bondesd. El extranjero que posee este tipo de instrumentos los compra en el mercado local, y al desinvertirse, es altamente probable que saquen su dinero del país en busca de mejores oportunidades. Entonces, ¿Cuál es la tenencia actual de extranjeros en el mercado local?
Al 6 de abril (último dato publicado por Banxico), la tenencia de extranjeros en bonos gubernamentales denominados en pesos (expresado en USD) y como porcentaje del monto total en circulación era la siguiente (Gráfica 2):
Es decir, los extranjeros tenían alrededor de 84.500 millones de dólares invertidos en deuda local, la mayor parte de ella (75.300 millones) en Mbonos. Ese es nuestro universo: en el peor de los casos, una salida total de extranjeros del país podría significar salidas por 84.500 millones. Obviamente, ese no es nuestro escenario base, ni es lo que pensamos que podría pasar si a México le quitan el grado de inversión.
Hay que afinar entonces ese cálculo. Siendo muy general, las tenencias de instrumentos en los diversos vehículos de inversión en los mercados globales pueden tener 4 modalidades:
- Vehículo público con manejo pasivo.
- Vehículo público con manejo activo.
- Vehículo privado con manejo pasivo.
- Vehículo privado con manejo activo.
Un vehículo público podría ser un fondo de inversión o un ETF, es decir, vehículos en los que cualquier persona puede invertir, y cuya información de tenencia es pública. Un vehículo privado es un fondo para una entidad particular, por ejemplo, un fondo de pensiones de alguna compañía, o una tesorería. Generalmente la información de tenencias en vehículos privados no es pública.
Por otro lado, el manejo pasivo significa que la inversión se hará “copiando” o mimetizando algún índice. Por ejemplo, generalmente los ETFs son vehículos con manejo pasivo. En este caso, si cambia el índice, entonces la inversión deberá cambiar. Por último, el manejo activo significa que la inversión “no necesariamente” seguirá a un índice. Podrá o no tener un índice de referencia, y podrá seguirlo o no, es decir, tomará decisiones activas respecto a sub o sobre ponderarse en una o varias emisoras.
Con esto nos podemos dar una idea de la magnitud del problema al momento de estimar los posibles flujos de salida. No se sabe si el fondo de pensiones de la Compañía Global X trae exposición a México o no. Tampoco se sabe si el manejador del Hedge Fund Y (manejo activo) tiene una buena o mala impresión de México, y si venderá o no cuando México se vuelva bono especulativo. Entonces hay ciertas áreas grises que no nos permitirán llegar a un número “real y preciso”.
Afortunadamente, en el manejo global de las inversiones, muchos inversionistas utilizan vehículos públicos y vehículos con manejo pasivo para lograr exposición a bonos globales, por lo que los podremos usar para estimar un mínimo de desinversión esperada ante el caso de que México pierda el grado de inversión.
En el mercado global existen muchos índices que sirven de referencia para las inversiones pasivas. Como en todo, hay índices más importantes y seguidos que otros. En particular, hay 3 proveedores de índices que son muy utilizados en el mercado de bonos (Gráfica 3):
Actualmente, México pertenece a los 3 índices, dado que cumple con las reglas crediticias para formar parte de ellos. Asimismo, y hasta el viernes pasado (17 de abril), Pemex también pertenecía a esos índices.
La ponderación de México y Pemex en esos índices es la siguiente (Gráfica 4):
Con esto podemos hacer las siguientes estimaciones.
Para México:
Las inversiones pasivas que tienen posición en México en moneda local a través de estos 3 índices es de 25.671 millones de dólares (Gráfica 5). Por otro lado, las inversiones pasivas en México en moneda extranjera son de 8.369 millones.
Es decir, de los 84.500 millones de dólares que poseen los extranjeros en deuda local, al menos 25.671 millones podrían salir de la noche a la mañana si es que México dejara de ser calificado como bono de alta calidad crediticia. Esto es, el 30,4% de toda la tenencia extranjera en México. La tenencia extranjera caería de 25,87% del monto en circulación a 18,00% y la gráfica se vería así (Gráfica 6).
Para poner esta cifra en contexto, de materializarse, esa salida de capital sería la mayor salida vista en la subcuenta de inversión en cartera de la cuenta financiera de la balanza de pagos (lugar donde se registra este tipo de movimientos en la balanza de pagos) (Gráfica 7).
Esto generaría una presión importantísima en el tipo de cambio, las finanzas públicas y las reservas internacionales pues sería dinero que no regresaría al país (como los flujos de salida vistos en 2009) hasta que México recobre su condición de grado de inversión.
Por otro lado, tenemos que también existiría una desinversión de bonos mexicanos denominados en moneda extranjera por un total de 8.370 millones de dólares. Esta desinversión no generaría presión en tipo de cambio o reservas internacionales, pero seguro empujaría las cotizaciones de los bonos mexicanos a niveles bastante bajos.
Para PEMEX:
El caso de Pemex es particular. La mayor parte de la inversión que los extranjeros tienen en Pemex es en bonos denominados en moneda extranjera, por lo que las inminentes ventas forzadas en las que incurrirán los inversionistas pasivos tendrán poco efecto en el tipo de cambio o finanzas de la petrolera (Gráfica 8).
Es decir, sólo por inversiones pasivas, alrededor del 10% de la deuda Pemex cambiará de manos, lo cual seguramente deprimirá de manera importante la cotización de los bonos de la petrolera.
Últimas consideraciones y conclusión:
En conclusión, si México llega a perder el grado de inversión, habría salidas mínimas de capital del orden de 25.671 millones de dólares, o lo equivalente al 30% de la tenencia extranjera en bonos locales. Una salida de ese tamaño nunca se ha visto en la subcuenta de inversión de cartera de la balanza de pagos, por lo que seguramente sería desastroso para el tipo de cambio y las finanzas del país. Ahora bien, ese monto sólo hace referencia a las inversiones pasivas. Seguramente, habría un capital mayor que saldría debido a que manejadores activos decidirán sacar su dinero de inversiones mexicanas. En ese sentido, los 25.700 sería lo mínimo que podría salir del país si éste llegase a perder el grado de inversión.
Por el lado de Pemex, es probable que, con la pérdida del grado de inversión, sus activos se vean aún más golpeados por las ventas forzadas que tendrán que hacer inversionistas pasivos, pero eso no deberá tener una afectación mayor al tipo de cambio o finanzas públicas relacionadas a estas ventas. Donde si vendrá una afectación será en el refinanciamiento que Pemex tendrá que hacer ante el inminente vencimiento de su deuda actual, pues seguro la tasa de refinanciamiento entrará en terrenos prohibitivos.
Pero, por lo pronto, para el caso del soberano, aún estamos relativamente lejos de eso. Fitch parece que detuvo la masacre crediticia al poner una perspectiva estable en nuestra calificación, y es probable que S&P nos vuelva a bajar la calificación para alcanzar el BBB-, y también se detenga ahí, es decir, en el último escalón antes del abismo. Ahora bien, eso no significa que ya la libramos. Si la economía mexicana sigue deteriorándose, y el gobierno sigue ignorando el problema, el dicho que se atribuye a varios políticos, incluidos algunos mexicanos, se cristalizará irremediablemente: “Estábamos al borde del abismo, y hemos dado un paso hacia adelante”. Y ahí sí, que nos agarren confesados…
Columna de Franklin Templeton México escrita por Luis Gonzali, CFA. V.P. / Senior Portfolio Manager