Durante años, la inversión sostenible se ha visto con recelo. Se tenían serias dudas sobre la capacidad de las carteras que evitaban incluir acciones de compañías de petróleo y gas, de tabaco u otras industrias rentables pero polémicas, para obtener rendimientos suficientemente altos como para satisfacer a los inversores. ¿Podrían sobrevivir en un mercado volátil?
La crisis financiera alimentada por COVID-19 está demostrando que sí que es posible. Los fondos sostenibles, que cumplen con los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) en el lenguaje de la industria, se denominan así porque examinan las empresas en las que invierten para comprobar si cumplen diversas normas éticas y sociales, así como prácticas de gobernanza transparentes, y han superado a los fondos convencionales este mes.
Con un desplome de los precios del petróleo y las acciones que ha afectado al valor de todos los activos financieros, los fondos ESG parecen estar capeando la tormenta mejor que los fondos tradicionales, que anteriormente podrían haber sido considerados apuestas más seguras para los inversores.
Según Bloomberg, el fondo ASG medio retrocedió alrededor de un 12% este año. Es un importante retroceso, pero es sólo la mitad de la depreciación registrada por el índice S&P500 en el mismo período. Las encuestas indican que los millennials están interesados en usar su dinero para hacer el bien, con lo que, a medida que han ido heredando patrimonio, los fondos de inversión sostenibles han ido aumentando su volumen globalmente, llegando a sumar 30 billones de dólares en todo el mundo (aproximadamente 27.60 billones de euros).
Sólo durante el año pasado, se cuadriplicaron los flujos de entradas en fondos sostenibles respecto a 2018. Este rápido crecimiento se produjo durante un mercado alcista cuando la economía estaba en auge. Ahora, la mayoría de los fondos ASG se enfrentan a un mercado bajista por primera vez. A medida que al pánico calaba entre los inversores, los precios de las acciones cayeron precipitadamente ante la incertidumbre sobre un final claro de la pandemia.
Pero, en este difícil entorno de mercado, los fondos ASG están ganando popularidad no sólo entre los grandes inversores, los inversores de clase media también están empezando a incorporar fondos ASG en sus planes de jubilación.
Los defensores de los fondos sostenibles han argumento durante mucho tiempo que, debido a que buscan sostenibilidad ambiental, responsabilidad social y buen gobierno, los fondos ASG son más estables y pueden ser más rentables a largo plazo. El análisis llevado a cabo, incluso antes del desplome actual, apoya la idea de que los fondos ESG funcionan mejor que los fondos tradicionales en tiempos de volatilidad en el mercado. Blackrock, el mayor gestor de activos del mundo, señalaba en un libro blanco de 2019 sobre sostenibilidad que los fondos ASG eran más resistentes durante las recesiones.
Algunos fondos ESG han evitado o limitado por completo su exposición a combustibles fósiles y otras industrias que dependen en gran medida del petróleo y el gas (como las aerolíneas y los cruceros), aislándolos de los desplomes del precio del petróleo, así como del de muchas compañías cotizadas. Es una de las razones por las que los fondos ASG pueden estar haciéndolo mejor en comparación con los fondos convencionales.
Además, los fondos ASG tienden a incluir a las empresas que están siendo transparentes sobre su cadena de suministro. Cuando las empresas proporcionan datos sobre su cadena de suministro, los analistas pueden identificar los riesgos que pueden afectar al negocio principal de la empresa. Como resultado, los gestores de carteras que diseñan fondos ASG pueden haber descartado a las empresas más vulnerables a las fluctuaciones de los precios del petróleo y a interrupciones en la fabricación y suministro de productos, que pueden ocurrir durante una pandemia mundial sin precedentes como la actual.