Viendo cómo las lluvias y vientos monzónicos azotaban el camping donde estuvimos durante nuestras vacaciones de verano, inundando tiendas y campos, resulta difícil negar que el cambio climático ya está aquí. En parte, el cambio climático implica unas lluvias más intensas, pero también unas sequías más fuertes, y ambos fenómenos se han observado en todo el mundo en los últimos meses.
Este año, el número de eventos climáticos extremos ha sido excepcional con respecto a cualquier parámetro, desde la ola de calor sin precedentes en Canadá, cuando las temperaturas alcanzaron un récord de 49,6 grados centígrados (1), a las desastrosas inundaciones de Renania en Europa (2) y de la provincia de Henan en China (3), a los devastadores incendios forestales que arrasaron desde Siberia (4) hasta California (5), pasando por Turquía (6) y Grecia (7). Las imágenes en los medios de comunicación de puentes, carreteras y viviendas destrozados muestran las consecuencias físicas del cambio climático.
El aumento de temperatura ya asciende a en torno a 1,1 oC, pero es de prever que suba mucho más. El gráfico 1 muestra claramente hasta qué punto el sistema climático de la Tierra se ha calentado desde la era preindustrial. Es difícil no estar de acuerdo con el tuit de Greta Thunberg: “Nos encontramos solo al principio de una emergencia climática y ecológica, y los eventos climáticos extremos serán cada vez más frecuentes” (8).
Las consecuencias de este número cada vez mayor de eventos extremos (gráfico 2) también se están observando en los mercados financieros. Por ejemplo, los precios del café han escalado a unos niveles que no se habían registrado desde 2014 (9) después de que las peores heladas en Brasil en dos décadas, junto con sequías, afectaran las cosechas.
Las olas de calor y las sequías de este verano en ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y Canadá también habrán afectado seguramente los rendimientos de los cultivos, y las inundaciones en la principal región productora de carne de cerdo de China han aumentado el riesgo de enfermedades de los animales. Mientras tanto, la helada en Texas a principios de este año tuvo un coste de millones para algunas compañías eléctricas (10).
Ahora sabemos que hacen falta unas reducciones inmediatas y a gran escala de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para limitar el calentamiento a menos de dos grados, y parece que finalmente el mundo está empezando a darse cuenta de esta emergencia climática.
En mayo, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó un informe donde detallaba los pasos para una transición hacia un sistema energético con emisiones netas cero para 2050 (11). Esto significa que debe haber una compensación entre las emisiones generadas y las emisiones eliminadas de la atmósfera terrestre.
La principal conclusión de la AIE es que esta transición requiere una transformación sin precedentes de cómo se produce y consume energía en todo el mundo. Esto, a su vez, exige el despliegue inmediato y masivo de todas las tecnologías de energías limpias y eficientes disponibles, así como un esfuerzo coordinado a escala mundial para acelerar la innovación en nuevas tecnologías, tales como baterías avanzadas, hidrógeno verde y la captura y almacenamiento de carbono.
Otra conclusión contundente es que no hace falta desarrollar nuevos proyectos de petróleo y gas para satisfacer nuestras necesidades futuras de energía y, de hecho, no debería haber nuevas inversiones en combustibles fósiles a partir de este año si queremos alcanzar el objetivo de emisiones netas cero. Por lo tanto, no es de extrañar que la presión relativa al cambio climático sobre las compañías de petróleo y gas esté aumentando, no solo por parte de los organismos reguladores, sino también de los inversores y consumidores. De hecho, hubo algunos hitos clave de algunos inversores que coincidieron con la publicación de este informe de la AIE:
- En los Países Bajos, un tribunal ordenó a Shell que ampliara sus recortes de emisiones de carbono en al menos un 45% antes de 2030 (frente al 20% actual) con respecto a los niveles de 2019 (12).
- En Estados Unidos, es notorio que la petrolera Exxon ha ido a la zaga de sus homólogas europeas en el plan de descarbonización. Sin embargo, en una jugada inesperada, dos candidatos con experiencia climática del inversor activista Engine No. 1, que solo tiene una participación del 0,02%, fueron elegidos como miembros del consejo de administración de Exxon, con el respaldo público de otros grandes inversores (13). En Chevron, mientras tanto, los inversores aprobaron una resolución a favor de reducir las emisiones de alcance 3, es decir, las generadas por los consumidores de los productos de Chevron (14).
El mensaje está claro: si los sectores automovilístico y de energía logran poner en marcha unos planes de transición “verde”, no hay motivo por el que las compañías de petróleo y gas no puedan hacer lo mismo, y la presión de inversores y gobiernos sobre estas empresas está empezando a intensificarse en Europa y en Estados Unidos.
Aunque los objetivos de emisiones netas cero han ascendido considerablemente en los 18 últimos meses, y ahora ya hay compromisos de gobiernos que cubren el 70% del PIB mundial (15), de momento muy poco de ello se ha reflejado en unos planes viables.
De hecho, menos de una cuarta parte de estos compromisos de emisiones netas cero se ha traducido en legislación o políticas efectivas. No obstante, un buen paso en adelante es que Europa ha empezado a convertir en hechos sus objetivos de emisiones netas cero desvelando su tan esperado plan “Objetivo 55” (16). Este plan, en caso de que se apruebe, pretende alinear las distintas políticas climáticas de Europa con su objetivo de reducir las emisiones de carbono en un 55% de aquí a 2030, lo que, a su vez, implica endurecer y ampliar el alcance de las políticas climáticas existentes.
Uno de los mayores cambios es la expansión del régimen de comercio de derechos de emisión de carbono (RCDE) de la UE. La política climática de los 10 últimos años se ha centrado principalmente en descarbonizar el sector energético, mientras que otros sectores han resultado poco afectados. Sin embargo, este plan pretende cambiar esta situación, ya que Europa ampliará el RCDE a todos los sectores emisores de carbono, incluidos el transporte y los edificios.
Europa se compromete a que los precios del carbono reflejen mejor el coste de descarbonización de sus economías, con el objetivo de que, a medida que el precio del carbono aumente, las empresas integren mejor los factores climáticos en sus decisiones de inversión. El plan también introduce un nuevo impuesto fronterizo sobre las emisiones de carbono, más apoyo para los combustibles sostenibles, unas mayores perspectivas de crecimiento para las energías renovables, un impulso a la aceleración de los vehículos eléctricos y una mayor eficiencia energética en la renovación de edificios. También contempla la introducción de una fiscalidad más estricta sobre los combustibles fósiles.
Creemos que no estamos más que al principio de esta megatendencia de la descarbonización. La voluntad política de endurecer los objetivos de emisiones no hará más que aumentar de aquí en adelante a medida que se acelera el cambio climático.
La estrategia Threadneedle Sustainable Outcomes Global Equity está bien posicionada para beneficiarse de estos cambios. Invertimos en destacadas compañías de energías renovables que se beneficiarán no solamente de la aceleración prevista en la inversión en renovables durante la próxima década, sino también de la mayor demanda de electricidad a medida que electrificamos nuestras economías.
También invertimos en compañías que ofrecen soluciones “verdes” en los sectores de la movilidad, edificios, industria y agricultura. Creemos que, gracias a nuestro enfoque en unos resultados sostenibles positivos, esta estrategia podrá ofrecer unas sólidas rentabilidades a los inversores en la próxima década, ya que estaremos bien posicionados en lo que respecta a las tendencias de la demanda de los consumidores y la normativa de los gobiernos en materia medioambiental.
Tribuna de Pauline Grange, gestora de carteras de renta variable global, y Jess Williams, analista de carteras de inversión responsable en Columbia Threadneedle Investments.
Notas a pie de página:
- https://www.bbc.co.uk/news/world-us-canada-57654133, 30 de junio de 2021.
- https://www.bbc.co.uk/news/world-europe-57850504, 15 de julio de 2021.
- https://www.theguardian.com/weather/video/2021/jul/22/ henan-floods-aerial-images-show-flood-devastation-in-chineseprovince-video, 22 de julio de 2021.
- https://www.theguardian.com/world/2021/aug/09/smokesiberia-wildfires-reaches-north-pole-historic-first, 9 de agosto de 2021.
- https://www.theguardian.com/us-news/2021/aug/17/ california-wildfires-dixie-fire-damage-crews, 17 de agosto de 2021.
- https://www.bbc.co.uk/news/world-europe-58057081, 2 de agosto de 2021.
- https://www.bbc.co.uk/news/world-europe-58141336, 9 de agosto de 2021.
- https://twitter.com/GretaThunberg/ status/1415600846356819971?s=20, 15 de julio de 2021.
- https://www.ico.org/show_news.asp?id=761
- https://www.wsj.com/articles/texas-grapples-with-crushingpower-bills-after-freeze-11614095953
- https://www.iea.org/reports/net-zero-by-2050
- https://www.bbc.co.uk/news/world-europe-57257982
- https://www.reuters.com/business/sustainable-business/ shareholder-activism-reaches-milestone-exxon-board-votenears-end-2021-05-26/
- https://www.reuters.com/business/energy/chevronshareholders-approve-proposal-cut-customeremissions-2021-05-26/
- Energy & Climate Intelligence Unit, “TAKING STOCK: A global assessment of net zero targets”, marzo de 2021.
- https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/en/ ip_21_3541
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