Cada vez es más habitual que los ciudadanos trasladen sus valores personales a sus hábitos de consumo, desde adquirir productos que no hayan sido testados en animales a comprar productos de comercio justo u origen orgánico. Lo mismo está pasando en el mundo de las finanzas de modo que tanto bancos como otras entidades financieras han comenzado a fomentar inversiones que permitan al inversor obtener un retorno financiero positivo a la par que genera un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.
A poco más de cinco años para conseguir los objetivos de la Agenda 2030, la sociedad española muestra una gran implicación con la consecución de estas metas a través de modelos como la inversión con impacto. Una tendencia alcista, que, según el informe ‘La oferta de capital de impacto en España en 2022’ realizado por SpainAB, aumentó un 58% a nivel interanual, clara muestra de cómo hay una demanda cada vez más grande por este tipo de inversión.
De los 2.951 millones de euros destinados a la inversión con impacto durante 2022, un 26% de los ingresos procedieron de inversores individuales- según SpainAB- quienes animados por diversificar los ingresos en un mundo tan volátil como el financiero, optaron por reducir el riesgo de sus activos apostando por contribuir a un futuro mejor. Una inversión que realizaron a través de fondos de gestión, fundaciones y otras categorías como family offices o plataformas de crowdfunding, cuya rentabilidad varía en función del vehículo.
Mientras los fondos de capital privado o las fundaciones ofrecen, según datos de SpainAB, un retorno medio del 6% y 4% correspondientemente, otras opciones como plataformas de crowdfunding, al simplificar procedimientos y cortar intermediarios, logran ofrecer rentabilidades medias superiores.
Más allá del retorno financiero, la participación colaborativa tiene grandes ventajas como el acceso directo a una variedad de oportunidades, y un poder de elección, que otros vehículos de financiación no permiten. Por ejemplo, un inversor interesado en proyectos de energía solar puede hacerlo en grandes parques solares o limitarse pequeñas plantas de autoconsumo compartido o comunidades energéticas, según sus preferencias.
Además, este modelo permite a los promotores crear e involucrar una comunidad de inversores que -con independencia de su nivel adquisitivo- comparten unos valores comunes y pueden ayudar al crecimiento de su proyecto, invirtiendo de forma directa y transparente.
Del mismo modo, si ponemos el foco en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU que dictan hacia donde tiene que ir el progreso así como la población más afectada por estos retos, ¿por qué solo se destina el 20% a estas regiones en las que habita el 84% de la población en lugar de un porcentaje mayor? Según un estudio de la OCDE, destinar el 1,1% de los recursos del mercado financiero global a causas vinculadas con los ODS permitiría cerrar la brecha financiera, valorada en 4 trillones de dólares anuales, alcanzando así los objetivos de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 de las Naciones Unidas.
Está claro que, si se quiere apostar realmente por el cambio y fomentar la inversión con impacto de manera a revertir el recorrido que lleva la humanidad, el crowdfunding de impacto debe ser una parte importante de la ecuación, al ser la forma más eficaz de generar un impacto medible, positivo y personal. Un modelo de financiación para empresas que buscan financiar sus proyectos sostenibles, con independencia de la etapa de desarrollo y su tamaño, así como para inversores con poco nivel adquisitivo que quieran contribuir hacia un mundo más sostenible.
Dinero para una economía real y para un trabajo decente que a través de sectores como la energía sostenible, la economía circular, o la economía azul harán posible avanzar hacia una sociedad descarbonizada, más igualitaria y sostenible. Bajo este paradigma, plataformas como Goparity ya han conseguido generar un impacto positivo en más de 89.000 personas, ayudado a generar más de 5.000 puestos de trabajo y evitar la emisión de 25.290 toneladas de CO2 al año. Resultados que han sido posible gracias a la financiación de más de 340 proyectos distribuidos en varios países del mundo. Una muestra de cómo a través de contribuciones pequeñas se pueden conseguir grandes objetivos.
Al igual que cada grano de arena es importante para formar una playa, la inversión con impacto, con independencia de la aportación, supone un cambio. Es por ello que el crowdfunding aparece como el futuro de esta. Un modelo que apuesta por el proyecto local, directo y la transparencia que genera un impacto positivo, medible y concreto alineado con los valores y principios personales.
Tribuna elaborada por Nuno Brito Jorge, CEO y fundador de Goparity