La construcción del muro en la frontera es el menor de los impactos sobre la actividad económica en México. Realmente las implicaciones vendrán de lo que le pase al Tratado de Libre Comercio (TLC), pero los efectos negativos van a impactar en el crecimiento desde el primer trimestre de 2017.
El triunfo de Trump ha generado mucha incertidumbre respecto a cuáles de las medidas de política que estuvo hablando en la campaña (económica, diplomática, fiscal, etc.) va a instrumentar como Presidente y la forma de hacerlo. Entre ellas, la que más afecta a México es la comercial. Pero el crecimiento de México estará afectado de manera negativa desde antes que se defina dicha política.
La primera reacción de los mercados fue una depreciación del peso y para evitar que se vuelva más profunda vendrá un incremento en la tasa de interés nacional para aumentar competitividad frente a bonos extranjeros. La incertidumbre sobre el futuro de las exportaciones a Estados Unidos junto con la mayor tasa de interés va a provocar que disminuya la inversión física del sector privado. La inversión pública también va a disminuir por el contexto de austeridad presupuestal, ambas representan el 16% de la demanda agregada.
La depreciación del peso debería de aumentar las exportaciones, pero como también hay incertidumbre en cuanto al crecimiento de EU, tanto el consumo como la inversión en dicho país se quedarán, en el mejor de los casos, estancadas y por lo tanto no se presentará el incremento de las exportaciones de México. Mientras en Estados Unidos el nuevo gobierno no anuncie claramente una política fiscal expansionista no se debe de esperar ningún aumento de las exportaciones mexicanas. En cuanto al petróleo, en tanto prevalezca la incertidumbre su precio se mantendrá estable o incluso disminuirá. Por el lado de las importaciones, estás si disminuirán como resultado de la depreciación de la moneda y la menor actividad económica.
A su vez, la depreciación del peso va a tener como consecuencia un incremento en los precios de los bienes que se importan, un aumento en los costos de producción y en los precios finales. Esto reduce la capacidad de compra de la gente y, junto la menor confianza de los consumidores, provoca que el consumo disminuya. La reducción del consumo sería mayor si efectivamente se establece algún impuesto a las remesas que se envían de los Estados Unidos. El consumo del gobierno también se va a reducir para lograr sus objetivos de no endeudarse para pagar intereses (ingresos mayores a gastos distintos de intereses). Ambos consumos representan el 59% de la demanda agregada.
En conclusión, en tanto no se resuelva que le va a pasar al TLC, el crecimiento de México se va a reducir, la mayoría de los elementos de la demanda agregada (consumo, inversión y exportaciones) van a crecer menos o disminuir y la producción nacional podrá aumentar porque estará reemplazando importaciones. En el mejor escenario en 2017 la economía mexicana crecerá en 1%.
Columna de Francisco Padilla Catalán