2015 fue un año sin precedentes para las autoridades fiscales de América Latina. Muchos más países en la región comenzaron a exigir mayores requerimientos en temas fiscales, lo que hizo que realizar operaciones a lo largo y ancho de la región se transformara en un desafío para muchas empresas.
Por ejemplo, Brasil expandió el requerimiento entre las empresas y el Gobierno con la facturación electrónica (e-invoicing), que impacta en la contabilidad en general, la gestión de inventario e incluso el área de recursos humanos. México, Perú, Uruguay, Ecuador, Colombia y Chile expandieron significativamente su legislación fiscal sobre facturación electrónica. A comienzos de 2016, ¿qué es lo que podemos esperar? Esperamos aún más desafíos…
Automatizar la auditoría genera aumento de la recaudación para los gobiernos
Muchos gobiernos latinoamericanos hicieron obligatoria la facturación electrónica para frenar el fraude del pago del IVA (impuesto sobre el valor agregado). Un informe de la ONU estima que la evasión del IVA les cuesta a los gobiernos latinoamericanos entre un 17,8% a un 37% de su recaudación total por cada año, comparado con el 3% al 22% que representa esta evasión para otras sociedades basadas mayormente en el IVA.
Esta obligatoriedad de emplear la facturación electrónica ya ha mostrado ser una eficiente herramienta para eliminar el fraude. Brasil, por ejemplo, colectó 58.000 millones de dólares en ingresos fiscales adicionales en un solo año, y México registró un aumento de recaudación del IVA del 34% en un solo trimestre, lo que le dio al país un retorno de 4,65 dólares por cada dólar gastado en auditoria.
Hoy en día, en todos los gobiernos de América Latina se ve una marcada tendencia hacia la recopilación de datos aún más detallados – la contabilidad, registros de inventario, etc. – que permiten a los funcionarios poder verificar de manera automática las órdenes de compra, facturas y recibos de bienes.
Las autoridades gubernamentales expanden las acciones sobre el IVA a los impuestos sobre la nómina
Ahora que los gobiernos están comenzando a ver ingresos tangibles de sus programas de facturación electrónica, muchos países se están moviendo hacia otras potenciales áreas de fraude fiscal; en concreto, los impuestos sobre la nómina. El mismo informe de la ONU estima que la evasión de impuestos sobre la renta personal y corporativa es incluso más alta que la del IVA y que va desde el 46% al 49% de los ingresos totales de estos impuestos si se toma como referencia 2006-2010. Teniendo en cuenta que sólo la mitad de las economías de América Latina están bancarizadas y continúan estando basadas en una economía de efectivo, los impuestos sobre la nómina son un primer paso lógico para poner freno a esta evasión (aunque prevemos que en un futuro próximo, van a ir mucho más allá para abarcar las transacciones en efectivo, como las compras). México fue el primer país en introducir dicha legislación con su nómina electrónica en el 2014, requiriendo el registro electrónico de los recibos de la nómina. Brasil rápidamente siguió el ejemplo con una legislación de recursos humanos aún más amplia, el eSocial.
Negocios que son castigados cuando no efectúan sus compras localmente
En un esfuerzo adicional para aumentar los ingresos tributarios en el país y estabilizar sus economías emergentes, los gobiernos latinoamericanos están buscando a través de las regulaciones incentivar a las corporaciones a que utilicen proveedores locales, para la fabricación, así como también trabajadores locales, penalizando a aquellos que no lo hacen. En Brasil, los nuevos reportes escudriñan el inventario y la producción, dando al gobierno visibilidad de las cadenas de suministro y procesos de fabricación. Las autoridades impositivas de Brasil, SEFAZ, está utilizando esta información, junto con la facturación electrónica, para determinar la tasa de impuestos punitivos para las empresas que compran la mayoría de sus materias primas y suministros fuera del país. Bajo las reglas de la FCI de Brasil, si más del 60% de los bienes de la empresa provienen de exportaciones, su IVA es mayor.
Los gobiernos están examinando la manipulación de beneficios (es decir, la fuga de capitales)
Después de reclutar con éxito a empresas multinacionales a través de incentivos fiscales y la promesa de operaciones menos costosas, los países latinoamericanos están exigiendo una parte justa de los ingresos fiscales. Se estima en 154.000 millones de dólares el flujo de América Latina a jurisdicciones con tasas impositivas más bajas a través de los flujos de capitales ilícitos, según el informe de la ONU. Los países a nivel mundial, no sólo en América Latina, están implementando procedimientos para combatir este problema y garantizar que las empresas paguen impuestos en el país que realizan negocios, ya que se estima que entre el 4% y el 10% de los ingresos corporativos se pierden cada año en dicha «fuga de capitales». A petición de los gobiernos a nivel mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ha desarrollado un reporte país por país que proporciona un claro detalle de los beneficios, las ventas, los activos y los impuestos pagados, que se adoptarán en distintas líneas de negocios en el 2016.
El cumplimiento es un asunto serio en América Latina
Está claro que los gobiernos de toda América Latina toman la recaudación de impuestos muy en serio, y están implementando medidas integrales para reducir la evasión fiscal y el fraude a fin de maximizar sus ingresos. De hecho, México recientemente retuvo más de 384 millones de dólares en devoluciones del IVA a Colgate, Procter & Gamble y Unilever al auditar sus operaciones.
Las empresas multinacionales que operan en la región necesitan manejar sus operaciones de cumplimiento de forma proactiva, monitorear las tendencias para ver cuál es la próxima área que se verá afectada y determinar cómo deben actualizar sus procesos a fin de continuar cumpliendo con las normas locales, lo que constituye un desafío cuando se conducen operaciones en toda la región y ya no es una economía sino múltiples las que deben estar vigilando.
Por Steve Sprague, VP de estrategia de producto de Invoiceware International.