Si hay algo que ya tenemos asumido es lo cambiante del escenario en el que vivimos y que puede seguir así por muchos años. Mal lo tienen aquellos profesionales que no sepan adaptarse y que, simultáneamente, no sean flexibles, tengan iniciativa, y capacidad de aprendizaje continuo.
Es obvio la adaptación al cambio y la flexibilidad que tienen los gestores, cuyo día a día se ve sacudido por las noticias más dispares en todo el mundo, y que afectan a las decisiones de inversión que toman diariamente. Otro caso distinto son los profesionales de ventas, que ahora ven cómo se les caen operaciones, o se les descuadran las previsiones por algo que pasa en China, o por un atentado en Francia, por citar dos ejemplos recientes.
Si en el nivel más alto de la jerarquía del equipo de ventas es fundamental tener una capacidad de anticipación a los cambios de escenario, en el nivel intermedio es básico la adaptación al cambio y la flexibilidad. Poco ayuda en un equipo de ventas el comercial que continuamente se queja por que las cosas no salen como deben, o por los continuos cambios de escenario. Sólo la actitud positiva y el trabajo duro garantizan cierto nivel de resultados en la actividad comercial.
La adaptación al cambio implica, si es necesario, modificar la conducta personal para garantizar el cumplimiento de los objetivos cuando surgen dificultades o cambios en el entorno (interno o externo), con capacidad para renunciar a antiguas creencias y adaptarse a nuevos tiempos.
Si queremos saber si somos profesionales con alta adaptación al cambio, debemos preguntarnos si somos promotores del cambio, si tenemos la habilidad de reorganizar rápidamente las prioridades, o si adaptamos nuestras respuestas y tácticas a las nuevas necesidades de los clientes, entre otras.
Así es la vida hoy. Be water my friend.
Emiliano Sacristán es socio de Prinzipal Partners.