El rencor y burlas de la Convención Nacional Republicana en julio ha dejado al descubierto un profundo cambio en el ambiente político en Estados Unidos. La campaña presidencial de Donald Trump ha proporcionado un fuerte estandarte para el lobby anti-globalización, anti-sistema y anti-inmigración. Este movimiento rechaza en gran medida el mantra anglo-estadounidense que domina las finanzas globales y que se institucionaliza a través del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Este sentimiento no se limita a Estados Unidos. En todo el mundo desarrollado hay descontento con el statu quo actual. En Europa se ha materializado en el voto sorpresa de Reino Unido para salir de la Unión Europea en junio, y en Austria, donde Norbert Hofer, del Partido de la Libertad, un grupo de la derecha populista con un discurso marcadamente contra la inmigración y euroescéptico, lidera las encuestas de cara a la repetición de las elecciones presidenciales del país. Incluso los principales partidos políticos están reconsiderando sus posiciones sobre cuestiones fundamentales como la inmigración y el proteccionismo económico, en abierta en respuesta al ascenso de la derecha.
Pero Estados Unidos es la mayor economía del mundo y la última superpotencia que queda. Su retirada parcial de las decisiones geopolíticas y del comercio mundial tendrán implicaciones fundamentales para la configuración futura de la economía mundial.
Escenarios
Antes de que las elecciones presidencial en Estados Unidos se pongan en marcha, hemos tenido la oportunidad de considerar las posibles implicaciones que cualquiera de sus diversos resultados tendría en los mercados internacionales.
Creemos que de las elecciones del 8 de noviembre pueden salir cuatro posibles escenarios:
- Hillary Clinton se convierte en la presidenta pero tiene un Congreso dividido o de corte republicano.
- Hillary Clinton se convierte en la presidenta con un Congreso demócrata
- Donald Trump se convierte en presidente con un Congreso republicano que no suscribe sus políticas
- Donald Trump se convierte en presidente con un Congreso republicano que apoya sus políticas
Separar la retórica política de la realidad económica en una campaña electoral en marcha es un desafío, por lo que es difícil emitir un juicio sin una visión clara sobre los detalles de las políticas y el grado en que uno u otro candidato será capaz de cumplir sus promesas. En este caso, el papel del Congreso será clave.
No importa cuál sea el grado de compromiso de los candidatos con sus programas electorales, en la mayoría de los casos es el Congreso quien decide sobre la aprobación de cada medida. Incluso aunque siga existiendo una mayoría republicana en el Congreso después de las elecciones, esto no significa que Trump vaya a tener vía libre si gana. Las políticas que propone Trump están lejos de la corriente principal dentro del Partido Republicano, y el Congreso también podría limitar su capacidad para poner en marcha sus políticas más controvertidas.
Dicho esto, el presidente podría tener que usar sus poderes ejecutivos para sacar adelante ciertas medidas, particularmente en el ámbito del comercio internacional. Por ejemplo, el Congreso ha transferido autoridad al presidente en relación a las tarifas, las sanciones comerciales y la negociación de los cambios en los tratados vigentes, unos poderes que podrían ser cruciales.
Las elecciones en Estados Unidos son un punto de inflexión para el mundo. Independientemente del resultado, la era de una economía internacional cada vez más globalizada está terminando. Una victoria de Clinton probablemente tendrá ramificaciones menores dado que es vista como el candidato del status quo, y lo más probable es que le acompañe un Congreso republicano o dividido.
Bajo Trump, Estados Unidos probablemente pasará a tener un enfoque más unilateral y transaccional con el mundo, con los intereses de seguridad y de comercio muy por encima de la promoción de los valores seculares y democráticos occidentales. Creemos, este cambio de enfoque tendrá su mayor impacto económico y político en sus vecinos más cercanos y en sus socios comerciales, lo que podría provocar volatilidad a medio plazo.
Mike Hugman es estratega de renta fija de los mercados emergentes, y John Stopford es co-responsable de estrategias multiactivos en Investec.