En el actual entorno de rendimientos muy bajos e incluso negativos, creemos que siguen existiendo aspectos positivos para los inversores. Sobre todo, bajo lo forma de lo que hemos denominado ‘spread carry run’ que se traduce en primas en los diferenciales y buenos cupones lo que da lugar a un carry positivo.
Debido al riesgo corporativo subyacente, la deuda corporativa ofrecerá siempre un diferencial positivo. La cuestión radica en si el diferencial compensa adecuadamente el riesgo asumido. Y nuestro punto de vista es que sí lo hace.
Sin lugar a dudas, será clave poner en práctica un detallado análisis de cada bono, pero en términos generales creemos que es posible encontrar valor en esta clase de activo a nivel global, que ha ofrecido más de un 7% de rentabilidad este año.
Para encontrar estas oportunidades, los inversores necesitan ampliar su universo de inversión y expandirlo a nivel global. La demanda de deuda corporativa es sólida y las compañías se están aprovechando de ello financiándose a un coste menor y/o emitiendo bonos con una duración mayor, lo que ha incrementado su perfil de vencimientos.
Ambas cuestiones son positivas para las empresas ya que pueden reducir el riesgo de refinanciación y mejorar la rentabilidad debido a la existencia de menores costes de financiación.
Por su parte, el BCE ya ha iniciado su programa de compras de deuda corporativa, lo que ha impulsado aún más la demanda de bonos corporativos. Como resultado, algunos segmentos del mercado de bonos –que no están dentro del programa de bonos elegibles- han registrado un peor comportamiento, como la deuda subordinada corporativa y financiera.
En nuestra opinión, esto ofrece oportunidades a los inversores, que, en su búsqueda de rendimiento, están teniendo que cambiar su asignación de activos hacia emisiones de deuda con una beta mayor.
Columna de opinión de Christian Hantel, gestor de fondos en Vontobel AM