La inteligencia artificial está proliferando más ampliamente que nunca y tiene potencial para influir en muchos aspectos de nuestra vida diaria. Los períodos de crisis, como hemos visto con la pandemia del COVID-19, a menudo son catalizadores para el despliegue de nuevas innovaciones y tecnologías más rápidamente.
Se está aprovechando el poder de la inteligencia artificial para hacer frente a la pandemia del COVID-19, ya sea para comprender mejor la tasa de infección o para rastrear e identificar rápidamente los contagios. Si bien la inteligencia artificial se ha asociado con el «futuro» y con ideas como el desarrollo de automóviles sin conductor, su verdadero legado podría ser cómo ha impactado al mundo durante esta crisis. Es probable que ésta ya esté jugando un papel importante en las primeras etapas del desarrollo de la vacuna: los usos de la inteligencia artificial son aparentemente interminables.
La inteligencia artificial ya estaba creciendo rápidamente y se estaba implementando en cada vez más áreas de nuestro mundo basado en datos. El COVID-19 ha acelerado algunas de estas implementaciones, brindando mayor comodidad y familiaridad a la tecnología. Para comprender realmente cómo la inteligencia artificial está marcando la diferencia, vale la pena ver algunos ejemplos que ilustran la amplitud de las actividades que se están llevando a cabo con la inteligencia artificial durante la pandemia.
Rizwan Malik, radiólogo principal en el Hospital Royal Bolton dirigido por el Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido, diseñó un ensayo clínico conservador para ayudar a obtener lecturas iniciales de rayos X para los pacientes de forma más rápida. La espera de especialistas a veces puede demorarse hasta seis horas. Este médico identificó un prometedor sistema de rayos X de tórax basado en inteligencia artificial y luego configuró una prueba para que se realizase durante seis meses. Para todas las radiografías de tórax manejadas por sus alumnos, el sistema ofrecería una segunda opinión. Luego verificaría si la conclusión del sistema coincidía con la suya y, si lo hiciera, la incorporaría gradualmente como una verificación permanente de sus alumnos.
Con la llegada del COVID-19, este sistema se convirtió en una forma importante de identificar ciertas características únicas de este virus que eran visibles en las radiografías de tórax. Si bien no es perfecto, este método representó un estudio de caso interesante en el uso de la visión por ordenador en imágenes médicas.
Un gran ejemplo de los esfuerzos de colaboración que pueden surgir en tiempos de crisis es el de tres organizaciones que se unieron para lanzar la base de datos COVID-19 Open Research Dataset. Este archivo incluye más de 24.000 trabajos de investigación de revistas revisadas por pares y otras fuentes. La Biblioteca Nacional de Medicina de los Institutos Nacionales de Salud proporcionó acceso a publicaciones científicas existentes, Microsoft usó sus algoritmos de recomendación de literatura para encontrar artículos relevantes e investigación sin fines de lucro, y el Instituto Allen de Inteligencia Artificial los convirtió de páginas web y archivos PDF a un formato estructurado que puede ser procesado por algoritmos.
Muchas grandes ciudades afectadas por el COVID-19 se enfrentaron a un grave problema: brindar la atención adecuada a las personas que la necesitaban sin permitir que los hospitales se desbordaran. Ayudar a las personas a autoevaluarse y, por lo tanto, mantenerse alejadas del hospital a menos que fuese absolutamente necesario, era extremadamente importante.
El Sistema de Salud Providence St. Joseph en Seattle creó una herramienta de evaluación y selección online que podía diferenciar rápidamente entre aquellos potencialmente realmente enfermos con COVID-19 y aquellos con dolencias menos graves. En su primera semana de funcionamiento, esta herramienta atendió a 40.000 pacientes.
La pandemia del COVID-19 ha llevado la tasa de desempleo en Estados Unidos al 14.7%. Esto ha supuesto un número sin precedentes de personas que presentan solicitudes de desempleo y PIDEN información a diferentes agencias estatales. Texas, que ha recibido millones de estas reclamaciones desde principios de marzo, está utilizando chatbots impulsados por inteligencia artificial para responder las preguntas de residentes desempleados que necesitan subsidios. Otros estados, como Georgia y Carolina del Sur, han reportado una actividad similar. Para dar una idea de la escala, el sistema que se ha implementado en Texas puede manejar 20.000 usuarios a la vez. Pensemos en cuánto personal se requeriría para atender 20.000 consultas al mismo tiempo.
Estas son solo cuatro de las muchas formas en que la inteligencia artificial se ha utilizado para ayudar durante la pandemia del COVID-19. Si bien seguimos esperando alguna cura o vacuna, que ayudará a desarrollar, esperamos ver usos más innovadores de esta tecnología que beneficiarán sin duda a la sociedad a largo plazo.
Tribuna de Chris Gannatti, jefe del equipo de análisis de WisdomTree para Europa.