¿Cómo podemos saber qué empresas serán capaces de monetizar mejor una tendencia? Depende del furor pasajero que pueda causar un valor o una tecnología en concreto, en un momento dado. Según el Hype Cycle o ciclo de sobre-expectación de Gartner, las personas tendemos a reaccionar exageradamente a las nuevas tecnologías más llamativas, sobre todo cuando los medios de comunicación actúan como amplificador. Éste es un mal momento para intentar identificar a los ganadores, por lo que invertir en una cesta amplia es la mejor opción.
Sin embargo, es en este punto cuando se debe adoptar un planteamiento de “pico y pala”. Esta estrategia toma su nombre de un fenómeno que tuvo lugar en la época de la Fiebre del Oro, cuando la gente abría tiendas para vender picos y palas a los buscadores de oro en lugar de invertir en las empresas mineras importantes. En otras palabras, hablamos de invertir en las empresas que facilitan la propagación de las nuevas tecnologías más prometedoras, en lugar de las pioneras en dichas tecnologías.
Por ejemplo, en el caso del sector de los vehículos eléctricos, hoy en día resulta complicado saber qué fabricante triunfará por encima del resto. Dada la situación, invertir en los facilitadores más consolidados, como los productores de baterías, explotaciones mineras de litio o fabricantes de sensores, seguramente depare mayores éxitos. En resumen, invertir en los proveedores y distribuidores de una nueva tecnología es una buena manera de sacar partido de una tendencia tecnológica emergente en torno a la cual puede existir una sobre-expectación.
El Hyper Cycle de Gartner
Según el modelo desarrollado por la consultora analítica Gartner, tras una fase de sobredimensionamiento inicial de las expectativas, las tecnologías no logran muchas veces dar a la gente lo que espera. Esto a menudo desemboca en un abismo de desilusión. Sin embargo, las tecnologías válidas que logran superar esta complicada fase, se asientan y continúan creciendo. Pero a la gente le cuesta asimilar esta nueva información,y es ahí donde interviene el sesgo de comportamiento del que pueden beneficiarse los inversores.
Esta es la mejor fase en la que los inversores pueden entrar en el mercado. Una vez que la tasa de adopción de la tecnología alcanza un nivel crítico —que orientativamente suele rondar el 5%— los inversores pueden centrarse en un universo de empresas más reducido de entre el cual escoger los valores que incorporarán a su cartera. Las fases que Gartner denomina “curva de conocimiento” y “meseta de productividad” muestran que aquel que sobreviva al periodo inicial puede unirse a un grupo más selecto de ganadores. El universo de los fabricantes de smartphones, por poner un caso, se ha reducido a solamente dos ganadores: Apple y Samsung. Por ejemplo, los robots industriales están en esta fase de la curva de conocimiento. Hemos dejado atrás las expectativas exageradas, y ahora los inversores subestiman el potencial de las empresas de robótica.
Durante la fase de lanzamiento de la innovación, los inversores pueden optar por invertir en una cesta amplia de tecnologías, ya que no resulta posible identificar a un claro ganador. Es el caso de la tendencia de digitalización y la burbuja de las “puntocom”, en la que inicialmente, ante las reducidas barreras de entrada, se crearon multitud de nuevas empresas y muy pocas de ellas resultaron ser ganadoras.
En conclusión, entender las fases que atraviesan las expectativas y conocer los sesgos de comportamiento que se asocian a cada una de ellas puede ser una fuente única y fiable de alfa. Junto con un sólido análisis de fundamentales, puede constituir una gran fuente de monetización de tendencias, ya que entender estos comportamientos —o los filtros derivados de la experiencia humana— proporciona a los inversores una capacidad predictiva superior a la del mercado.