La inteligencia artificial generativa marcará la cuarta fase de la revolución digital. Primero fue la creación de Silicon Valley y los primeros ordenadores, luego la llegada de internet, después los smartphones que nos conectaron las 24 horas a la tecnología y por último la IA generativa.
Cada una de estas revoluciones supuso un aumento de la productividad en las empresas, que se traduce en un aumento de sus beneficios y, consecuentemente, en una subida del precio de sus acciones de las empresas que sepan aprovechar mejor estos cambios (el impacto se estima entre 2,6 y 4,4 billones de dólares de valor adicional a las empresas).
Esta cuarta fase de la revolución digital no solo no será diferente, sino que, además, puede ser la definitiva por la implicación que supone el desarrollo de una inteligencia superior, en muchas capacidades, al ser humano ya que aprende sola, pero pudiendo usar mucha más información. Hablamos de las cinco claves que los inversores deberían tener en cuenta para rentabilizar la llegada de la IA generativa, dado que, en el plano bursátil, todo son ventajas por el incremento de la productividad que puede generar en cualquier empresa:
Anticiparse a las preferencias de los inversores. Todo el mundo tiene una cierta idea de qué sectores pueden beneficiarse a corto plazo de la implantación de la IA, pero no tienen por qué ser los que más suban en cada momento. La razón es que los mercados también funcionan por modas que reflejan los intereses y preferencias de los inversores en cada momento.
Por ejemplo, Nvidia, que fabrica los chips que usa la IA, es la que más ha subido hasta el momento, pero no tiene por qué ser la que termine beneficiándose más de la cuarta revolución digital. Sin embargo, hay sectores donde el impacto en su productividad puede ser importante, como es el caso de la banca, que, además, tiene capacidad financiera para abordar las importantes inversiones que supone su implantación. Pero, ¿lo verá así el mercado o preferirá el potencial impacto en otros sectores como bienes de consumo o energía? En eso consiste anticiparse a las preferencias de los inversores.
Identificar los sectores y temáticas que mejor lo harán, porque, si bien la IA generativa va a tener un impacto transversal en toda la economía, no será igual en todos los sectores ni para todas las empresas.
Desde Mckinsey se apunta a sectores como bienes de consumo, el sector bancario y seguros o farmacia y medicina como tres de los que más partido pueden sacar de la IA. Desde Accenture destacan su potencial para banca y seguros, retail, energía y software.
Invertir en las correcciones. Hay que invertir con valentía y aprovechar las caídas de los mercados para posicionarse, una vez tengamos identificadas las empresas que lo van a hacer mejor. Pero en esos momentos, hay inversores a los que les tiembla la mano.
Contar con un asesor financiero independiente alineado con el potencial de esta idea de inversión y que nos ayude a identificar las mejores empresas de esos sectores y el mejor momento.
Invertir a través de plataformas multimarca. Será necesario poder acceder a una enorme variedad de fondos de inversión y/o ETFs para tener un abanico lo más amplio posible que nos permita invertir rápidamente a nivel general o en sectores o nichos muy específicos. Eso solo se consigue con plataformas de inversión de arquitectura abierta que tengan suficiente oferta.
Apostar por los ETFs. En un primer momento, el empuje de la IA va a ser muy sectorial e incluso subsectorial y los ETFs son la herramienta adecuada para posicionarse rápidamente de manera indexada. Por eso es necesario abandonar las reticencias fiscales hacia este producto porque no va a haber fondos indexados que puedan alcanzar el nivel de concreción necesario para llegar a determinados sectores.
Tribuna de Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de la firma de asesoramiento independiente Nextep Finance.