La caída en la actividad en EE.UU. está fuera de toda proporción comparado con las recesiones del pasado. Un regreso a la normalidad, a la dinámica antes de la crisis sanitaria, supondría un avance de todos los sectores en una forma homogénea. Esto parece poco probable. Como resultado, surgirán desbalances y se modificará la estructura del crecimiento. El empleo se verá castigado con el tiempo y va a influir en el nivel del PIB y en el ingreso per cápita.
El índice CFNAI, calculado por la Fed de Chicago, es la mejor medida de la situación económica como tal. Es una composición de 85 indicadores publicados en un mes. Incluye la producción industrial, las ventas al detalle, el empleo y muchos más.
Se publica tardíamente comparado con los otros indicadores, pero refleja perfectamente el estatus del ciclo de negocios. Al monitorear en promedio más de 3 meses y cuando es mayor a -0,7, la probabilidad de recesión es de casi cero. Por debajo de esta marca, el riesgo de una recesión es alto.
En abril, el índice cayó más de 10 puntos a -16,74 desde un -4,97 en marzo. Su promedio en tres meses fue de -7,22 comparado con un -1,69 en marzo. El indicador estuvo muy por debajo de la marca de -0,7.
Como muestra la gráfica, el índice está también muy por debajo de las mediciones observadas en 2008/2009. El impacto es de un tipo y de una magnitud diferentes nunca antes vistos.
Esta curva tiene el mismo ritmo que la del empleo que en abril se contrajo en 20,5 millones.
Es probable que durante los próximos meses el índice repunte y la crisis se aligere. La mayor duda será en torno a la capacidad de la economía para crecer en una manera homogénea y coherente en todos los sectores de la actividad. Es probable que los sectores sigan una trayectoria muy alta, pero que este sea el caso para todos es cuestionable. Estos cambios causarán desbalances que van a deteriorar el crecimiento y su estructura. El retorno al crecimiento equivalente al de niveles antes de la crisis llevará tiempo, el necesario para resolver estos desbalances y crear nuevos polos de expansión.
El riesgo es que haya una histéresis en el empleo. El impacto sanitario por tanto tendría un efecto persistente en el empleo, que no sería capaz de retornar a su nivel precrisis. En un comentario reciente, Nicholas Bloom, José María Barrero y Steven Davis estiman que 42% de los empleos perdidos recientemente serán pérdidas permanentes. Esto sugiere que el nivel de empleo no se revertirá a su nivel previo. Los niveles del PIB y el ingreso per cápita se verán afectados por un largo rato.
Columna de Natixis IM, escrita por Philippe Waechter, director de investigación económica de Ostrum Asset Management