La inflación es una subida sostenida de los precios de los bienes y servicios en una economía que afecta al poder adquisitivo de los consumidores. La inflación es especialmente dañina para aquellos que invierten en renta fija, ya que erosiona el valor de las inversiones reduciendo las rentabilidades reales (rentabilidad real = rentabilidad monetaria de una inversión – los efectos de la inflación).
La inflación de las economías desarrolladas en el periodo enero de 1990 a diciembre de 2008 fue del 2,3% anual. De enero de 2009 a junio de 2015 fue del 1,4% anual. Las expectativas de inflación media prevista por el mercado para 5 años, a agosto de 2015 según los swaps de inflación, es la que se puede apreciar en el primer gráfico para Reino Unido, EE.UU. y Eurozona. El otro refleja la rentabilidad a finales de agosto de 2015 de la deuda pública de España, EE.UU. y Alemania.
Por ejemplo, en el supuesto de que el TIR actual de un bono a 5 años de deuda pública fuera del 1,52% (ejemplo de EE.UU. del gráfico segundo) y la inflación se situara en el 2,2% (según las expectativas actuales del gráfico primero) durante el mismo periodo, la tasa de rentabilidad real de ese bono sería negativa, del -0,68%. Sin embargo, los títulos protegidos contra la inflación pueden funcionar como cobertura frente a la pérdida de poder adquisitivo que las inversiones en renta fija, en periodos de inflación positiva, pueden tener.
Un bono ligado a la inflación paga intereses a intervalos fijos y devuelve el principal al vencimiento, como un bono convencional. Sin embargo, el valor nominal del bono se ajusta por la tasa de inflación durante la vida del bono. Los bonos indexados realizan pagos que son fijos en términos reales y, por lo tanto, también se les denomina bonos reales. Estos bonos están vinculados a índices de precios, el índice de referencia al cual están vinculados la práctica totalidad de las emisiones de estos bonos en la eurozona es el índice HICP ex-tabaco.
Cada país aplica un método diferente para calcular este índice regularmente. Además, cada país cuenta con su propia entidad emisora de bonos ligados a la inflación. Por ejemplo, en EE.UU. los TIPS (Treasury Inflation-Protected Securities o títulos del Tesoro protegidos frente a la inflación) están vinculados a la evolución del IPC estadounidense y son vendidos por el Departamento del Tesoro. En el Reino Unido, la deuda pública ligada a la inflación es emitida por la UK Debt Management Office (Oficina de Gestión de Deuda del Reino Unido) y está vinculada al índice de precios al consumo del país (Retail Price Index o RPI). En España los emite el Tesoro y están ligados al IPC.
En general, todos los países emiten BLI (bonos ligados a la Inflación) en los que el principal del bono aumenta con la inflación. Por lo tanto, cuando la inflación sube también lo hace el principal del bono. Esto contrasta con los bonos nominales, que pierden valor cuando sube la inflación. Cuando el valor nominal se ajusta al índice de precios, el cupón que paga el bono también se ajusta por la inflación. Gracias a estas características, los BLI son capaces de anular el impacto negativo de la inflación. Es importante destacar el hecho de que el Índice de Precios al Consumo utilizado es el de tres meses antes.
Por ejemplo, el IPC del mes de octubre servirá para actualizar el valor del bono en el mes de enero del año próximo, por lo que es bueno saber las expectativas de inflación de los próximos meses para escoger el momento de comprarlos. Otra de las características principales es que a vencimiento te pagan el valor ajustado por la inflación o el valor inicial, el que sea superior. Es decir, como mínimo recuperas el valor inicial. Son productos ultraconservadores, que normalmente tienen rentabilidades inferiores a los bonos nominales pero que a cambio te ofrecen una protección contra la inflación.
Sin embargo, durante la vida del bono también podemos tener periodos con caídas en precio. Estos bonos también son sensibles a los movimientos de los tipos de interés. Podemos decir que los tipos nominales tienen dos componentes: expectativas e inflación.Los BLI nos protegen frente a las subidas en el componente de inflación, pero no en el de expectativas, que es independiente. Es decir, si el componente de expectativas hace que los tipos nominales repunten por encima de la tasa de inflación, el precio del BLI bajará, cosa que ha sucedido este año 2015 cuando las expectativas de inflación bajaron por la continuada y progresiva bajada del precio del petróleo y la incertidumbre de que baya a subir los próximos meses significativamente. (Gráficos de ETF y fondo ambos de 5 Estrellas de Morningstar, ligados a la Inflación).
A partir de la información que se desprende de los bonos indexados, se puede calcular la inflación implícita que éstos descuentan (conocidos como breakeven de inflación). Es decir, las actuales expectativas implícitas se obtienen a partir de la diferencia de la TIR del bono convencional y la propia TIR del bono indexado. De esta manera, podríamos simplificar que la inversión en bonos ligados a la inflación nos resultaría atractiva en el supuesto que nuestras expectativas de inflación futuras sean superiores a las que están descontando los propios bonos. Por ejemplo, para la Eurozona, el mercado está descontando una inflación media para los próximos 5 años del 1,6%, si creemos que se situará por encima (ej. 2%) nos resultará interesante la inversión.
Es importante resaltar que aunque a vencimiento nos garantizan como mínimo el valor original, durante la vida del bono también están expuestos a los movimientos de los tipos de interés reales. Con lo que bajadas de tipos de interés reales implican subidas en el precio de estos bonos y subidas de tipos conllevarán bajadas en precio. Si se cumple la teoría de que la rentabilidad de los activos vuelve a su media histórica y la inflación de los países desarrollados volviese a su media histórica de los últimos 20 años próxima o superior al 2,3%, estos BLI serán en los próximos años un buen instrumento de inversión tanto para diversificar una cartera conservadora, como para protegerse de la inflación futura.
Luis Hernández Guijarro es asesor de Inversiones en Ética Patrimonios EAFI.