En este momento el desempeño del Banco del Bienestar de México no puede evaluarse con la rentabilidad. Por encontrarse en un proceso de expansión es de esperarse que aún no genere utilidades, pero ello no le exenta a que realice sus operaciones con la mayor eficiencia posible.
De acuerdo con el documento “Comentario de la Administración sobre la Información Financiera relativa a los Estados Financieros al 31 de diciembre de 2021”, que aparece en la página del banco, la institución, al cierre de 2021 tenía 447 sucursales, varias de las cuales provienen del Banco del Ahorro Nacional que fue su predecesor, y más de la mitad se encuentran en zonas urbanas.
Tiene un acuerdo con 157 sociedades del Sector de Ahorro y Crédito Popular, lo que le permite de manera conjunta llegar a 2.397 puntos de atención a clientes. Número que es muy similar al que tiene como objetivo de sucursales propias (2.500) por lo que debería mejor reubicar sus sucursales a los lugares donde no presenten servicio las sociedades antes mencionadas, en vez de querer sustituirlas con sucursales propias. Además, tiene convenio con 7.280 corresponsables bancarios, entre ellos OXXO, quienes le proveen los servicios de depósito, retiro y consulta de saldos.
La red que ha establecido le permite tener una buena cobertura geográfica para dispersar los recursos de los programas sociales sin tener que invertir en sucursales propias. La estrategia que ha seguido para dicho propósito es correcta, se debería profundizar y no establecer más sucursales, particularmente en zonas urbanas.
Pero por el lado de la captación no le fue bien. Mientras que al cierre de 2021 la captación total de todos los bancos comerciales creció 4,3% respecto al año anterior, la captación total del Bando del Bienestar disminuyó 5,6% o sea captó menos recursos durante 2021. Lo que refleja que la gente no está ahorrando en el banco y que los recursos que les depositan en los diversos programas sociales tienen una duración muy pequeña dentro de la institución, lo cual no es de sorprender, los beneficiarios utilizan ese dinero para sus gastos cotidianos.
A los bancos comerciales la pandemia no les afectó tanto en cuanto a la cartera vencida, créditos que muestran retrasos en los pagos. El saldo de la cartera vencida como proporción del saldo de la cartera total de la banca comercial aumentó a 2,3% en 2020 y en diciembre de 2021 regreso a 2%, mismo nivel que existía antes de que iniciara la pandemia. La situación del Banco del Bienestar es muy diferente, esa relación se duplicó al pasar de 15% en diciembre de 2019 a 35,46% en diciembre de 2021, lo que significa que un tercio de los montos prestados tienen retrasos en los pagos. La situación es más alarmante en el caso de créditos al consumo, porque llega al 99%, lo que indica que todos los créditos al consumo tienen retraso en sus pagos. En la medida que los acreedores no cumplan a tiempo con el pago de los créditos y los procesos de cobranza no sean ágiles el banco tendrá pérdidas. Situación que ya se ha presentado en otros bancos de desarrollo que incluso terminaron por desaparecer como resultado de dicho fenómeno.
El Banco del Bienestar ha seguido una estrategia adecuada en cuanto a la red para distribuir los recursos a los beneficiarios de los programas sociales, pero tiene que superar las deficiencias de su actividad crediticia, ser más cauteloso con los préstamos y eficiente en la cobranza porque le puede costar muy cara la cartera vencida. Los negocios de seguros o de remesas no le darán para cubrir las pérdidas que le genere una mala política de créditos.
Columna de Francisco Padilla Catalán