A unos días de terminar el período para presentar la Declaración de la Renta 2016, la sensación es que se repite la misma historia de todos los años. Mientras los contribuyentes que tenían derecho a alguna devolución ya la han presentado, el resto analiza de qué forma podría evitar pagar el año siguiente o reducir el importe. Aunque en esta historia hay algo de nostalgia: por primera vez en 29 años ya no se puede contar con la asistencia del programa PADRE. El nuevo servicio Renta Web es ahora el programa asistente para todos los contribuyentes.
A diferencia de otros años, tanto las entidades bancarias como las compañías de seguros han desembarcado con más fuerza que nunca con importantes campañas de sus productos estrella, los planes de pensiones o los planes de previsión asegurados (PPA). Y es que los planes de pensiones y PPA son los únicos productos de previsión social que reducen la base imponible del I.R.P.F. La reducción en la base imponible tiene el límite de 8.000 euros anuales o el 30% de la suma de rendimientos netos del trabajo y de actividades económicas. Y si uno de los cónyuges del matrimonio no obtiene rendimientos netos del trabajo ni de actividades económicas, u obteniéndolos son inferiores a 8.000 euros anuales, el otro cónyuge podrá reducir por las aportaciones que realice a su plan de pensiones hasta un máximo de 2.500 euros.
Bajo mi punto de vista la campaña de la renta debería servir para reflexionar cómo planificar la jubilación, aunque hay que tener en cuenta que no podemos utilizar los planes de pensiones con el único objetivo de reducir la factura fiscal del IRPF. Las decisiones de inversión a la hora de planificar la jubilación no solo pueden estar centradas en dos variables: reducción de la base imponible y bonificación de la campaña en función del importe o traspaso realizado (en junio y diciembre).
En el negocio de pensiones, no sólo los bancos y compañías de seguros ofrecen servicios de previsión social. Las gestoras de planes de pensiones, sin hacer demasiado ruido en esta campaña comercial, también juegan un papel importante para que el contribuyente pueda gestionar sus ahorros destinados a la jubilación y beneficiarse de su tributación. Y, en este sentido, los agentes financieros de las gestoras están realizando un excelente trabajo para atender las necesidades del cliente rentabilizando al máximo sus ahorros y en función de su ciclo vital y de sus necesidades ofrecer el mejor plan de pensiones.
En este punto me pregunto: teniendo en cuenta la posibilidad de que los planes de pensiones de renta fija entren en pérdidas con la subida de tipos de interés, ¿se está haciendo algún tipo de recomendación a los clientes que tienen invertidos sus ahorros en estos fondos? Siguiendo con la idea de planificar y teniendo en mente la declaración de renta 2018, me gustaría incidir en el impacto que tiene sobre el IRPF de los contribuyentes el cobro del plan de pensiones.
El importe rescatado de un plan de pensiones tiene la categoría de rendimiento del trabajo, que consecuentemente pasa a formar parte de la base imponible del IRPF. Si bien es cierto que las aportaciones anteriores al 2007 gozan de la bonificación del 40% en el caso de rescatar en forma de capital, los partícipes que se jubilaron en 2010 o en años anteriores y no han solicitado rescate alguno pueden perder esta bonificación si no rescatan las participaciones anteriores al 2007 durante el ejercicio fiscal 2018. Así, estos partícipes pueden ver incrementada su base imponible con un importe considerable. De ahí la necesidad te tener un asesor en la planificación y optimizar la rentabilidad financiera fiscal de los planes de pensiones.
A modo de reflexión, las ventajas fiscales de los planes de pensiones no sólo han permitido diferir el impuesto, sino que han hecho posible en mayor o menor medida que los ciudadanos acumularan un capital para su jubilación. Y aquellos partícipes que han podido reinvertir el ahorro fiscal derivado de las aportaciones anuales y acumular un capital, han podido rebajar el impacto fiscal en el momento de cobrar su plan de pensiones.
Por ello, invito a los lectores que no sólo piensen en acumular capital para su jubilación en períodos de renta, sino que lo hagan durante todo el año y a ser posible de forma periódica. Y puestos a invitar, en un escenario donde el ahorro complementario a la pensión pública es de vital necesidad, invitaría a incentivar fiscalmente todos los productos cuya finalidad sea un complemento para la jubilación.