Los últimos tres años no han sido de los más brillantes para Latinoamérica en términos de crecimiento económico e inversiones bursátiles. Las causas de la más débil performance económica tuvieron que ver principalmente con cuatro efectos:
- Las economías emergentes más pujantes, que se encuentran fuera del continente, disminuyeron su velocidad de crecimiento, como fue el caso de China y Rusia. Sólo India fue capaz de mantener un ritmo de crecimiento estable.
- Brasil, principal referencia de la región por el tamaño de su economía, tuvo la recesión más importante de su historia entre 2015 y 2016.
- El populismo latinoamericano, que gobernó muchos países de la región, comenzó a resquebrajarse con un alto impacto económico para los PIB de sus naciones.
- El banco central de los Estados Unidos, la Reserva Federal, comenzó a subir las tasas de interés después de 6 años de niveles de costo de dinero cercano al 0%.
¿Qué cambió ahora?
Varios aspectos cambiaron positivamente para pensar que lo peor para la región fue dejado atrás y que las expectativas más optimistas para el año entrante están más que justificadas.
Por un lado, la desaceleración de la economía China, una de las principales aliadas del comercio exterior latinoamericano, ha sido menos brusca de lo esperado, permitiendo readecuar las expectativas pesimistas sembradas inicialmente.
En segundo lugar, la política monetaria acomodaticia y gradualista que la Fed viene mostrando permitió moderar el temor del encarecimiento acelerado del crédito para la región, lo que también tuvo su correlato en una caída del dólar a nivel mundial y un sostenimiento de los precios de las materias primas en niveles razonables para las naciones productoras.
Finalmente, existe un factor claramente político en la región: se visualiza un evidente giro hacia partidos gobernantes de centro desde el populismo. El punto de partida fue el de la presidencia de Mauricio Macri en Argentina, seguido por Michel Temer de Brasil y el favoritismo de Piñera en Chile.
Como la historia económica lo marca, los mercados financieros han venido anticipando este cambio y punto de inflexión en las economías latinoamericanas. Siempre las bolsas se adelantan a los ciclos económicos, sean expansivos o recesivos, ya que tienen la posibilidad de reflejar las expectativas inmediatamente en el precio de los activos financieros.
Así es como el índice MSCI de Mercados Emergentes acumula una mejora de 66% desde el 31 de diciembre de 2015 que compara con el 22% acumulado del índice S&P500.
A pesar del alza, el mencionado índice MSCI de Latinoamérica está aún un 38% por debajo del valor que mostraba el mismo en abril de 2011, el mejor momento desde la salida de la crisis de 2008.
Una de las maneras más diversificadas de jugar la historia del “renacer” latinoamericano es a través del ETF ILF, compuesto por las 40 principales empresas de la región considerando su capitalización bursátil.
Pero también los mercados bursátiles permiten apostar a la recuperación puntual de una economía de la región que tiene mejores perspectivas por sobre otras. En este sentido, la mejor forma de poder invertir potenciando las ganancias es a través de los ETF individuales de cada país.
El listado se puede ver a continuación:
La historia de Latinoamérica es una que recién está comenzando. Solo es cuestión de elegir el momento concreto (timing) para saber cuándo ingresar y apostar al despegue de la región.
Opinión de Diego Martínez Burzaco, director de MB Inversiones