Los fondos de Inversión Socialmente Responsables (ISR), poco conocidos por el público hasta hace unos años, abundan hoy en las carteras de los inversores europeos, tanto institucionales como privados. La calidad intrínseca de los productos constituye, sin lugar a dudas, la clave principal de este éxito. Al invertir en ISR no se renuncia ni a la rentabilidad ni a la seguridad, todo lo contrario.
Más allá de su rentabilidad financiera, los fondos ISR ofrecen sobre todo a los inversores la posibilidad de cargar sus ahorros de sentido. En efecto, los fondos ISR seleccionan empresas que integran en su estrategia de desarrollo la protección del medioambiente, la dimensión social y el buen gobierno corporativo. Invertir en fondos ISR contribuye pues a inyectar valor no sólo en los ahorros sino también en la sociedad en su conjunto.
La Inversión Socialmente Responsable consiste en aplicar el concepto de desarrollo sostenible a la inversión financiera. Es una forma de inversión que pretende generar no sólo una rentabilidad financiera sino también un valor añadido social y/o medioambiental. Para alcanzar este objetivo, la gestión ISR toma sistemáticamente en cuenta criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) para evaluar y seleccionar activos.
Criterios ASG o extra-financieros
Los criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo son utilizados para evaluar la estrategia de desarrollo y la rentabilidad de las empresas. Estos criterios completan el análisis financiero convencional. Permiten escudriñar cada empresa a la luz de un abanico más amplio de riesgos potenciales. Los criterios medioambientales se refieren al impacto directo o indirecto de la actividad de la empresa en el medio ambiente (emisiones de gases de efecto invernadero, eficacia energética, prevención de accidentes industriales, gestión de recursos hídricos, gestión de residuos, etc).
Los criterios sociales se refieren a las repercusiones de la actividad de la empresa en sus empleados, clientes, proveedores y en la sociedad civil, tomando como referencia valores universales (derechos humanos, normas internacionales de trabajo, lucha contra la corrupción, etc). El gobierno corporativo tiene que ver con cómo la empresa es dirigida, administrada y controlada, y en particular a las relaciones que mantiene con sus accionistas, consejo de administración y dirección. Los criterios ASG pueden adaptarse también a otras categorías de emisores, como los estados o las corporaciones locales, los bancos de desarrollo o las instituciones supranacionales.
Enfoque temático o multisectorial
La ISR se aplica a todos los tipos de activos (acciones cotizadas y no cotizadas, bonos emitidos por empresas y estados, fondos diversificados, etc). Tiene dos grandes enfoques: el temático y el multisectorial.
En el enfoque temático se encuadran fondos que invierten específicamente en actividades con un fuerte impacto social y/o medioambiental. Como ejemplos de temáticas medioambientales están el ahorro energético, las energías renovables, la gestión y descontaminación del agua o el tratamiento y reciclado de residuos. Como ejemplos de temáticas sociales están los productos y servicios orientados a sectores desfavorecidos de la población, a la protección de la salud, a la educación, a la lucha contra la pobreza, al comercio equitativo.
Este enfoque incluye también los fondos ISR, conocidos como “solidarios”, que invierten entre un 5% y un 10% de sus activos en empresas solidarias o proyectos de economía solidaria reconocidos como tales por la reglamentación (ejemplo: ayuda a la inserción, vivienda social, etc.) o en entidades de microfinanzas. Para ser elegibles a los fondos temáticos tal y como los define BNP Paribas Investment Partners, las empresas deben realizar un porcentaje mínimo de su cifra de negocios (entre un 20% y un 25% según los casos) en las actividades perseguidas.
En cuanto al enfoque multisectorial, también denominado Best-in-class se encuadran fondos que seleccionan únicamente, por sector de actividad, aquellas empresas que demuestren tener las mejores prácticas a nivel social (por ejemplo, la creación de empleo, gestión de recursos humanos…) y medioambiental (por ejemplo, la lucha contra el cambio climático, ahorros energéticos, protección del medio ambiente…), y que respeten los principios del gobierno corporativo (como ejemplos, la independencia del Consejo de administración, respeto del derecho de los accionistas…)
Estos dos enfoques ISR suelen ser complementarios y pueden combinarse para alcanzar una rentabilidad financiera y extra-financiera máxima y diversificar los riesgos. Además de estas características, los fondos ISR también pueden tener una dimensión particular en cuanto a especificidad de las inversiones o a la redistribución de los ingresos. Tal es el caso de los fondos ISR “de reparto” que abonan como mínimo el 25 % de los ingresos generados por el crecimiento del fondo a organizaciones caritativas. Siguen un enfoque de solidaridad.
Solumna de Sol Hurtado de Mendoza, responsable de BNP Paribas Investment Partners para España y Portugal.