Al revisar a la baja el crecimiento y la inflación de la zona euro, el BCE envió un mensaje de confirmación de las señales de desaceleración global emitidas por los índices PMI. Las primas de riesgo decayeron considerablemente y los inversores aprovecharon el repunte para reducir posiciones en los activos de riesgo.
El deterioro de los indicadores macroeconómicos mundiales no es uniforme. El sector de la fabricación da muestras de debilidad, mientras que los servicios o el mercado laboral prosiguen su buena marcha. Como preveíamos, las autoridades chinas han tomado las medidas adecuadas para estabilizar el crecimiento y los últimos datos de la zona euro son menos alarmantes y apuntan a una tendencia de crecimiento del 1,5%.
En este contexto, lo más recomendable parece ser una prudencia moderada a corto plazo en los activos de riesgo, con una posible consolidación, menos en los indicadores fundamentales que en los factores técnicos. Pero toda debilidad importante (>5%) deberá aprovecharse para reinvertir.
La dinámica macroeconómica debería mejorar en los próximos meses gracias a los primeros efectos del estímulo de China, los beneficios de la reactivación presupuestaria de casi el 0,5% en la zona euro, el mantenimiento de la flexibilidad del BCE y, por último, un crecimiento cercano a su potencial en EE.UU., al que contribuye la pausa de la Fed.
Aunque es cierto que los analistas siguen revisando las previsiones a la baja, las expectativas de crecimiento de los beneficios del 4% en los mercados estadounidenses parecen demasiado conservadoras teniendo en cuenta el crecimiento de las ventas en el 6,5% desde hace dos años.
En cuanto al posicionamiento, existe una sobreponderación de la renta variable emergente frente a la de los mercados desarrollados. A PER 12 veces el resultado a 12 meses, los mercados emergentes cotizan a múltiplos inferiores a los registrados durante la crisis de 2015 y 2016. Aparte de los datos chinos, un acuerdo comercial entre EE.UU. y el país asiático sería un estímulo importante para una reasignación aún más consecuente de los inversores internacionales.
La zona euro, eliminando los sesgos sectoriales como la tecnología, ofrece un descuento de solo el 5% con respecto a los mercados estadounidenses. Sigue siendo muy poco a día de hoy. En un contexto de debilidad del euro, apostamos por las empresas exportadoras frente a las orientadas al mercado interno.
En cuanto a los tipos, a pesar del repunte registrado tras las medidas de refinanciación del BCE, seguimos al margen de la deuda pública mientras que no se aclare un poco la saga del Brexit. La incertidumbre que persiste sobre este tema empieza a cansar a las partes interesadas y podría provocar una fuerte volatilidad.
En el crédito, la reducción observada en los bonos high yield también podría tomarse un respiro. Pero al igual que sucede con las acciones, se reforzará en caso de una fuerte ampliación de los diferenciales.
Para concluir, en ODDO BHF AM hemos recogido parte de los beneficios de los valores europeos de pequeña y mediana capitalización y, aunque seguimos invertidos, reforzamos las protecciones en los índices de renta variable. Así, ahora apostamos por carteras convexas con perfiles de riesgo y rentabilidad atractivos.
Tribuna de Laurent Denize, director adjunto global de Inversiones de ODDO BHF AM