Si la recesión que viene para los mercados, será un aterrizaje “normal” o uno “forzoso”, es una de las principales conclusiones de una nueva versión del TAACo (Tactical Asset Allocation Committee Global) de Compass Group correspondiente a julio 2022.
La Fed dejó claro que bajar la inflación es la prioridad número uno, luego de subir en 75 pbs. la tasa de interés de referencia (Fed Funds Rate) a 1.75%. Esto implica que las alzas en la tasa de interés y el retiro de los estímulos monetarios no tradicionales van a ser todo lo agresivo que sea necesario para lograrlo. Esto incrementa el riesgo de error de política, que implicaría que subir las tasas en exceso tenga efectos significativos en la actividad económica.
Las fuertes caídas en los precios de los activos de riesgo en junio reflejan esta situación. Las probabilidades de recesión aumentaron a casi 40% en el mes -de acuerdo a Bloomberg-, mientras los mercados accionarios globales bajaron más de 20% respecto de su peak. El S&P500 perdió más de 20% entre marzo y junio, entrando en bear market.
En adelante será clave para los mercados si la recesión que viene termina siendo un “aterrizaje normal” o uno “forzoso”. A favor de que no sea tan fuerte está la misma inflación y los mayores impuestos, que frenan el consumo y llevan a disminuir las expectativas de alzas más agresivas de tasas. También, el hecho que China se haya reabierto luego de los cierres recientes de grandes ciudades debido a la política cero COVID. Además, algunas economías emergentes tienen positivas perspectivas porque comenzaron el ajuste monetario antes, por lo que estarían llegando a su fin y, otras, son exportadoras de materias primas que tienen un soporte estructural en sus precios. Finalmente, las empresas en general se encuentran en buena salud financiera lo que les da un colchón para enfrentar la recesión.
En el otro lado hay factores que podrían generar una recesión complicada, como que la inflación no ceda y el Fed tenga que aumentar la agresividad del ajuste monetario o que el mercado laboral en EEUU aún se está ajustado y que los salarios están subiendo, al igual que el mercado inmobiliario y que los rebrotes en China lleven a nuevos confinamientos.
Por otra parte, los precios de los commodities ejercen gran influencia en la inflación actual. Éstos vienen subiendo fuertemente desde que comenzó la recuperación del shock COVID debido a factores cíclicos y estructurales. Entre ellos el salto de la demanda reprimida durante el confinamiento, shocks de oferta por menor producción, el reajuste del comercio global al volver a operar, factores geopolíticos y nuevas mega tendencias que impulsan una demanda mayor en ciertas materias primas. Las variables estructurales seguirán dando soporte a esta clase de activo, y a pesar de las correcciones por la alta volatilidad, los precios de las materias primas se mantendrían altos.
En cuanto a la asignación de activos, la renta fija estadounidense parece incorporar que el Fed logrará reducir la inflación en un período de tiempo razonable. El mercado accionario, por su parte, registra precios de las compañías cuyas utilidades aún no se habrían ajustado lo suficiente en línea con un menor crecimiento económico y márgenes más bajos.
Los riesgos al alza y a la baja están en un tira y afloja; hay escasa visibilidad y alta incertidumbre ante un escenario inédito y difícil de asimilar a períodos similares en la historia. Muestra de ello son los violentos movimientos de los mercados este año. Las fuertes caídas de junio nos llevan a mantener tácticamente una asignación neutral en renta variable y una subponderación en renta fija (que comienza a lucir más atractiva), aunque aumentando la asignación a ésta, a costa de eliminar la posición en oro (que no está respondiendo como reserva de valor) y manteniendo como cobertura algo en caja.