En septiembre el Tactical Asset Allocation Committe Global de Compass Group muestra algo que no veíamos hace un buen tiempo y es que la renta fija pasa a ser el activo preferido por sobre las acciones.
Un cambio semi estructural como el que estamos viendo, implica un ajuste en las valuaciones de las acciones debido a una tasa de descuento mayor, que a pesar de las bajas que se han producido en lo que va del año, aún no estaría completamente incorporada.
Hace algunos meses, vimos cómo a medida que suben las tasas, la renta fija ha recuperado parte de su función tradicional, es decir: generar ingresos corrientes y posibilidades de ganancias de capital ante un eventual ciclo de baja de tasas de interés.
En primer lugar, las tasas reales en dólares vuelven a ser positivas desde finales de 2019.
Fuente: Bloomberg. Datos al 16 de septiembre de 2022
En segundo lugar, vemos como los spreads vuelven a niveles por encima de los promedios de 5, y acercándose a los de 15 años.
Fuente: JP Morgan, Barclays. Datos al 16 de septiembre de 2022
(*) Spread contra los bonos del Tesoro estadounidense de 30 años.
Otro punto relevante, es que luego de que las acciones fueran el activo preferido por el consenso de mercado durante tanto tiempo, los portafolios de los inversores incrementaron su exposición a este activo por encima de lo que estaban acostumbrados históricamente. Es hora de pensar nuevamente en retornar a un Allocation más apropiado para cada inversor de manera estructural, en un escenario en el que la renta fija vuelve a tener valor.
Ahora, ¿cómo retornar a la renta fija? Eso va a depender del perfil de cada inversor, pero es importante recordar algunas funciones básicas. La renta fija se divide en dos grandes tipos Core y Spread.
Core: son emisores de elevada calidad crediticia, con características principalmente de preservación de capital.
Spread: son todo el resto de los emisores de deuda, es decir: corporativos Investment Grade, High Yield, Estructurados, Soberanos Emergentes, entre otros. Este tipo de renta fija tiene como característica principal la generación de ingresos corrientes más elevados.
En términos de funcionamiento lo más relevante es comprender que a la hora de diversificación con respecto a las acciones, la renta fija core es la que lo hace de mejor manera. La renta fija de Spread si bien puede mitigar parte de la volatilidad y brindar altos ingresos corrientes, muestra una correlación más elevada con las acciones.
Existen elementos coyunturales que benefician ciertos productos de Spread como por ejemplo actualmente sucede con la deuda corporativa latinoamericana, gran beneficiaria del rally de los commodities. Sin embargo, siguen siendo productos de spread y mantendrán una mayor correlación con los activos de riesgo que la renta fija core.
¿Esto significa que la corrección en renta fija terminó? Probablemente aún no, ya que las presiones inflacionarias seguirán por un buen tiempo hasta que no se solucionen los problemas de oferta y por ende la presión al alza en las tasas. No obstante, gran parte de la corrección parece estar ya incorporada, y después de mucho tiempo vuelve a tener valor un activo clave para la diversificación de los portafolios. Es decir, el regreso de un grande.