El cambio climático supone una grave amenaza para la sociedad. Y el sector financiero, con su capacidad para asignar capital, puede influir en las empresas e incentivarlas para que adopten políticas respetuosas con el clima.
La buena noticia es que hay cada vez más capital privado disponible para reducir esa brecha de financiación. La denominada inversión de impacto, que busca cumplir con objetivos medioambientales o sociales específicos, puede convertirse en una respuesta natural a algunos de los retos expuestos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. La inversión en energías renovables, por ejemplo, experimenta un fuerte auge. 2018 fue el quinto año consecutivo en el que la inversión global en renovables superó los 300.000 millones de dólares. El coste de la energía solar y eólica está disminuyendo, lo que propicia la adopción de dichas tecnologías. El resultado es que se produce ahora mucha más electricidad a partir de fuentes renovables que nunca antes en la historia.
Las inversiones en fuentes de energía renovable son esenciales para llevar a cabo la transición energética mundial que permita dejar atrás los combustibles fósiles y abrazar las energías limpias. Y hay una evidente necesidad de mejorar la tecnología para acelerar el ritmo de dicha transición. Esto incluiría mejoras en la eficiencia de las tecnologías existentes así como investigación e innovación en nuevas áreas, y es ahí donde la financiación a la investigación y el desarrollo puede ayudar.
La tarificación de las emisiones de carbono es otra vía para incentivar un cambio de comportamiento de empresas y consumidores. Una tarificación eficiente del carbono puede contribuir a proteger el medio ambiente y a promover la investigación y la inversión en tecnología neutral en carbono, además de ayudar a las empresas a gestionar los riesgos asociados. En la actualidad, 46 gobiernos nacionales y 24 gobiernos regionales o bien cuentan con programas de tarificación del carbono o bien trabajan en su implementación. Alrededor de 1.400 empresas disponen de programas internos de tarificación del carbono, entre las que se encuentran más de 100 incluidas en la lista Fortune Global 500. No obstante, cerca del 80% de las emisiones globales siguen sin estar cubiertas por un programa de tarificación del carbono.
En enero de 2019 se constituyó la Climate Finance Leadership Initiative (CFLI) a petición de la Secretaría General de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de movilizar un mayor volumen de financiación privada para abordar el cambio climático. Este grupo de líderes influyentes del sector financiero está presidido por Michael R. Bloomberg, Enviado Especial para Acción Climática de la Secretaría General de la ONU. Andreas Utermann, el consejero delegado de Allianz Global Investors, es uno de los miembros fundadores de la CFLI.
La participación al más alto nivel de Allianz Global Investors en la CFLI complementa el papel activo que desempeñamos en diversas redes, iniciativas y asociaciones de colaboración como la Iniciativa Climate Action 100+, PRI Infrastructure Advisory Committee de la ONU, Global Impact Investing Network, el Grupo de expertos técnicos sobre finanzas sostenibles de la Unión Europea, Carbon Disclosure Project, Climate Bonds Initiative, Green Bond Principles, y el International Integrated Reporting Council, entre otros.
Hace más de 10 años, fuimos pioneros en la introducción del concepto de inversión en tecnologías ecológicas. Desde 2013, invertimos activamente en energías renovables y, en 2015, lanzamos estrategias centradas en bonos y acciones verdes que promueven la transición climática. Como gestores activos, nos abrimos al reto y a la oportunidad de identificar inversiones adecuadas en el sector de la financiación climática que contribuyan a influir en el medio ambiente de forma positiva y significativa.
Tribuna de Christine Clet-Messadi, gestora del fondo Allianz Climate Transition de Allianz GI.