Hemos cerrado un 2017 donde se observa que la economía mundial se va afianzando y el PIB mundial ha aumentado un 3,5% y se espera lo haga en un 3,8% en 2018. A medida que la economía global continúa una expansión coordinada, donde ni los emergentes ni las potencias avanzadas parecen registrar grandes síntomas de flaqueza, todo parece indicar que la expansión continuará su curso.
El desempeño económico global en 2017 parece haber sido el mejor desde 2011. Crecimiento acelerado en Estados Unidos, la zona del euro, China, Japón, Rusia y Brasil, impulsando el PIB en todo el mundo. La recuperación cíclica continúa, los niveles de crecimiento alcanzados en economías emergentes y en desarrollo grandes como Brasil, China y México, y también en varias economías avanzadas como Alemania, Canadá, España, Francia e Italia dan muestra de ello, y los indicadores de alta frecuencia apuntan al afianzamiento ininterrumpido de la actividad mundial, concretamente, la expansión del comercio internacional y la producción industrial.
Tanto Estados Unidos como Japón están beneficiándose de los fuertes mercados laborales y de la sólida rentabilidad corporativa mientras el crecimiento podría moderarse en Europa, ponderado por un euro más fuerte y la incertidumbre del Brexit y en China, donde la construcción de propiedades es probable que disminuya en respuesta a la caída de los precios. Sin embargo, las economías florecientes en Brasil, que aún se está recuperando de la recesión de 2015–16, y en India, donde las reformas económicas de los últimos 12 meses deberían comenzar a tener efecto, deberían ofrecer una compensación positiva.
Aspectos a considerar:
El número de países en recesión a lo largo y ancho del mundo tocará mínimos históricos a partir de este año. Esta situación está potenciada por el avance de economías avanzadas, como Estados Unidos, que se beneficiará de la reforma fiscal, así como de la Eurozona o Japón, donde sus respectivos bancos centrales continúan inyectando liquidez al sistema a través de sus estímulos y recompras de activos. A ello habría que sumar la recuperación que experimentan economías emergentes como Brasil o el ajuste menos abrupto que experimenta China.
Si bien los riesgos a la baja continúan presentes, entre ellos geopolíticos, con Corea del Norte a la cabeza, las mayores amenazas para el crecimiento mundial son las crisis políticas.
Las políticas macroeconómicas siguen siendo favorables al crecimiento, a pesar de una normalización gradual de la política monetaria. Europa seguirá sorprendiendo al alza. El crecimiento japonés continuará siendo sólido, aunque más lento que la mayoría. Por su parte, el crecimiento de China se mantendrá gracias a los estímulos al mismo tiempo que muchos emergentes, como Brasil, superan su depresión económica.
Las grandes preocupaciones sobre la economía mundial en los últimos años, caída de los precios, la deflación, rendimiento negativo de los bonos y políticas fiscales excesivamente restrictivas, hoy lo son mucho menos.
La inflación es estable y es probable que las medidas básicas permanezcan por debajo de los objetivos del Banco Central. Esperamos solo dos aumentos de la tasa de interés en Estados Unidos y Canadá, uno en Suiza, Australia y Nueva Zelanda, y la zona del euro, el Reino Unido y Japón para ver las tasas en espera en el año venidero. Entretanto, la flexibilización cuantitativa solo se retirará gradualmente en los Estados Unidos y la zona del euro, y continuará en Japón.
¿Qué esperamos ver? En conjunto, es probable que los gobiernos mantengan el gasto neto como una proporción del PIB en general sin cambios. La era de la austeridad en Europa ha terminado, y los cambios en los impuestos en Estados Unidos podrían aumentar los déficits allí. Prevemos un déficit fiscal global del 2,9% del PIB en 2018, bajando solo ligeramente del 3% actual.
Es probable que veamos una política monetaria más estricta en 2018. Los bancos centrales han pasado casi una década comprando activos financieros en un intento de reducir las tasas de interés a largo plazo y aumentar el crecimiento económico y la inflación. Pero con el PIB global expandiéndose a su ritmo más rápido en seis años, muchos banqueros centrales creen que la economía es ahora lo suficientemente fuerte para empezar a retirar el estímulo. Es más que probable que la Reserva Federal de Estados Unidos reduzca el tamaño de su balance en menos del 10% a lo largo del año, y que aumente dos veces las tasas de interés. El Banco Central Europeo (BCE) está comprando actualmente 60.000 millones de euros de activos financieros cada mes, pero los reducirá a 30.000 millones mensuales de euros de enero a septiembre, y creemos que concluirá su programa de compra de activos a finales de año. Para finales de 2018, el Banco de Japón (BoJ) será el único banco central importante que haya dejado de proporcionar estímulos monetarios a la economía global, y en los bancos centrales agregados habrá proveedores netos, en lugar de demandantes netos, de activos financieros por primera vez desde el inicio de la crisis financiera. En cualquier caso, el alcance del endurecimiento será limitado.
El proceso de endurecimiento cuantitativo de la Fed reducirá el tamaño de su balance solo modestamente, y los balances generales del banco central mundial seguirán creciendo de forma global gracias al estímulo del BCE y del BoJ. Los banqueros centrales siguen siendo sensibles a los datos económicos. Solo buscan elevar las tasas de interés en respuesta a un crecimiento más robusto, y su posición podría interpretarse como un voto de confianza en la economía. Si el crecimiento global o la inflación se ralentizaran de nuevo, o si los mercados financieros experimentaran una dislocación significativa, esperaríamos que los bancos centrales se movieran a una posición más fácil.
Es probable que la inflación permanezca contenida. A diferencia de las tasas de interés anteriores, la mayoría de los bancos centrales no están bajo presión para reducir la inflación, que ha permanecido obstinadamente por debajo de los objetivos. Si bien la política puede llegar a ser menos complaciente, no hay necesidad de que se vuelva restrictiva.
Desde el punto de vista político, con Rusia y China reafirmando su presencia en la escena mundial, Corea del Norte desarrollando armas nucleares, la inestabilidad política en Oriente Medio, el Reino Unido negociando su salida de la UE, la mitad de legislatura en Estados Unidos y las elecciones en Italia, Brasil, México, Rusia y Malasia, la escena política global se encuentra en un estado de incertidumbre que seguirá desarrollándose durante el año 2018.
La salida de Gran Bretaña de la UE, el separatismo catalán, las sanciones a Rusia y las modificaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) podrían tener efectos significativos en los mercados de Reino Unido, España, Rusia y México.
Por Aurelio García del Barrio, director del MBA con especialización en Finanzas del IEB