La actividad humana está teniendo un impacto devastador en nuestro planeta y si no cambiamos rápidamente nuestro comportamiento, la tierra como la conocemos hoy en día no existirá mucho más tiempo. Por ello, hay que actuar ahora para evitar la catástrofe. Enfrentar el cambio climático y la contaminación marina es crucial para salvaguardar un futuro sostenible, para nosotros y para las generaciones futuras. La forma en la que comemos, compramos, consumimos y producimos tiene que ser desafiada y repensada. Sólo tenemos un planeta, y nos corresponde a nosotros preservarlo.
Abordar estos problemas es fundamental para crear empresas sostenibles en todos los sectores que, a su vez, impulsarán los rendimientos futuros en todas las clases de activos. En este contexto, existen cinco tendencias estructurales que debemos tener en cuenta y que tendrán un efecto transformador en nuestras economías los próximos años y en las empresas que las forman:
1. Cambio climático: nuestro modelo global actual no es sostenible y el desafío al que nos referimos va más allá del cambio climático, que actualmente está creando riesgos tanto físicos como de transición en todo el planeta. Por ejemplo, si el calentamiento global supera los 2 grados centígrados, provocará la pérdida de más del 99% de los arrecifes de coral de la Tierra, la migración masiva de las regiones afectadas por el cambio climático y el aumento los incendios forestales a un ritmo rápido.
2. Demografía: la población del planeta ha crecido un 70% en los últimos 70 años y aumentará en otro billón de personas a lo largo de la próxima década, aspecto que, junto con la migración, podría suponer una carga para los recursos naturales. Responder a los cambios demográficos es también una oportunidad de inversión, pues las empresas que tienen en cuenta estos aspectos tienen el potencial de ofrecer tasas de crecimiento superiores a las del mercado y rentabilidades considerables. Por ejemplo, en 2005 la clase media-alta de China -definida por unos ingresos de entre 21.500 y 53.900 dólares-comprendía alrededor de 53 millones de personas. Para 2025 se espera que se sitúe alrededor de los 525 millones.
3. Recursos naturales: los recursos naturales, sin duda, marcarán el desarrollo de nuestro planeta. Es importante tener en cuenta que actualmente los estamos utilizando 1.7 veces más rápido de lo que el mundo es capaz de regenerar en un año.
4. Revolución digital: los avances y las tendencias tecnológicas también están alterando los modelos sociales tradicionales de gobernanza y de consumo y la tecnología está cambiando nuestras vidas a un ritmo extraordinario. De acuerdo con el World Economic Forum, el ritmo de la revolución digital es tal que el 65% de los niños de hoy en día tendrán trabajos que aún no existen.
5. Desigualdad: hay que tener en cuenta que existe una desigualdad creciente, en todas sus formas, que ya está socavando nuestra estabilidad geopolítica posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente, una cartera diversificada con inversiones en compañías líderes que cuente con modelos financieros sostenibles y las mejores prácticas empresariales debería de superar los ciclos económicos con una volatilidad similar a las que no lo tienen pero con mejores rendimientos. Dada la escala y el ritmo de la revolución de la sostenibilidad, es probable que este sea el mayor impulsor de los rendimientos de las inversiones en el futuro.
Por lo tanto, es clave identificar los modelos de negocio que están mejor posicionados para beneficiarse de esta oportunidad. La sostenibilidad podría ser el mayor impulsor de los rendimientos de las inversiones en la historia moderna.
José Couret, director de Lombard Odier en España