Imagine que un helicóptero sobrevuela su cabeza, derramando billetes de 1.000 dólares en su patio trasero. Esa es la imagen que me viene a la mente cuando leo «helicóptero monetario», una propuesta alternativa a los programas de expansión cuantitativa. Los titulares más recientes sobre este tema se han centrado en Japón. A medida que el Banco de Japón se acerca a los límites sensatos de compra de deuda del gobierno, varios economistas han argumentado que podría ser el momento de considerar el helicóptero monetario.
En pocas palabras, se trata de una transferencia directa de dinero para aumentar la inflación y la producción en una economía que está sustancialmente por debajo del potencial. Hasta el momento, los programas convencionales de expansión cuantitativa no han logrado que Japón alcance el 2% del objetivo de inflación. De acuerdo con un documento de la Fed de St. Louis, esto podría ser debido a que las expectativas podrían incumplirse, lo que disminuye la credibilidad de la política monetaria. Puesto que el helicóptero monetario es gratuito y no tiene que ser reembolsado, este enfoque podría tener mejores oportunidades de lograr la meta de inflación de Japón.
Recientemente el mercado debate sobre una forma en la que el helicóptero monetario podría llevarse a cabo: mediante la emisión de un bono perpetuo con cupón cero (sin vencimiento) por el Ministerio de Hacienda al Banco de Japón. El Banco de Japón «imprime dinero» a través de un crédito electrónico de dinero en efectivo en su balance, y utiliza el dinero para comprar los bonos. Debido a que los bonos no pagarán ningún cupón y ningún principal, el Ministerio de Hacienda nunca tendría que devolver el dinero. Es importante señalar la distinción entre este enfoque y un programa de expansión cuantitativa o QE. Con el QE, el banco central imprime dinero y utiliza el dinero para comprar bonos. Sin embargo, los bonos con el tiempo tienen que devolverse, por lo que el importe se suma a los niveles generales de deuda del país.
La distinción aquí es el carácter permanente de un bono perpetuo. Con el QE, se espera que los activos adquiridos sean cancelados en algún momento en el futuro, es decir, las generaciones futuras todavía tendrían que devolver el dinero gastado por la generación de hoy. Con un bono perpetuo con cupón cero, la deuda no se paga.
Siguiendo con la analogía del helicóptero, el QE es como si los helicópteros derramaran billetes de 1.000 yenes desde el cielo, pero los consumidores japoneses y los inversores se mostraran reacios a recoger el dinero porque llega con una cuerda atada, una promesa de pagar 999 yenes en algún momento en el futuro. El bono perpetuo a cupón cero tendría, en su lugar, que dar el dinero gratis al gobierno. Con este dinero gratis, el gobierno debería ser capaz de embarcarse en el más ambicioso programa de obras públicas que contratase a personas, por ejemplo, o simplemente depositar el dinero directamente en las cuentas bancarias de sus ciudadanos.
Evidencias históricas
Pero una vez que un gobierno asume estas medidas, ¿cómo podrá desengancharse del dinero gratis? ¿Hay una manera de poner en marcha un helicóptero monetario de forma gradual? ¿Qué pasa si el Banco de Japón gestiona las expectativas afirmando explícitamente que esto sería un «acontecimiento único que no se repetirá jamás», según las palabras de Milton Friedman?
La evidencia empírica es mixta en el helicóptero monetario. La experiencia histórica bien documentada de Alemania en 1923, Hungría en 1946, y más recientemente, Zimbabwe en 2008 demuestra que los programas fueron desastrosos. A riesgo de una simplificación excesiva, el tono de las políticas que estos países emprendieron fue un drástico aumento de la oferta monetaria, lo que llevó a la hiperinflación y a una moneda sin valor, y terminó en una gran recesión económica y turbulencias políticas.
Sin embargo, otra evidencia histórica menos conocida apunta a una conclusión opuesta. Un reciente estudio del Instituto Económico Levy sobre la economía canadiense en 1935-1975 llegó a la conclusión de que la monetización permanente de la deuda, sin la intención de cancelarla después, no produjo hiperinflación o una inflación excepcionalmente alta. El enorme aumento de la oferta monetaria y el crédito diseñado por el banco central de Canadá fue absorbido por una vasta expansión de la producción industrial y del empleo.
En conclusión, simplemente no sabemos si helicóptero monetario va a funcionar. Las evidencias históricas son mixtas, con casos de éxito y de fracaso. Y aunque la puesta en marcha de una medida de este tipo tiene todavía bajas probabilidades, no debemos sorprendernos si de alguna forma se implementa.
El gobernador Kuroda es conocido por sorprender al mercado. Como ejemplo tenemos la introducción de los tipos de interés negativos. Sin duda, sería un experimento audaz del que podría aprender la mayor parte del mundo desarrollado. La reacción instintiva inmediata a un programa de este estilo probablemente sería el de una subida de la curva de rendimiento y una depreciación del yen japonés. El impacto a largo plazo sobre la economía y los mercados dependerá de la eficacia de esta política.
Teresa Kong es portfolio manager de Matthews Asia.